¿Funciona el modelo sueco? La alta tasa de mortalidad plantea dudas
Mientras decenas de países ordenaron el estricto confinamiento de sus ciudadanos para combatir la pandemia de coronavirus, Suecia hizo una apuesta completamente diferente: con algunas recomendaciones de distanciamiento social, el país continuó operando de manera "más o menos normal".
Las escuelas primarias permanecieron abiertas. Los restaurantes y bares también, aunque se desaconsejó aglutinarse en las barras y las mesas se separaron unos metros. Se alentó a quienes pudieran trabajar desde casa y se desanimaron las visitas a los adultos mayores, pero los clubes nocturnos siguieron operando siempre que se asegurara una distancia de un brazo de largo entre las personas.
La nación escandinava también permitió las reuniones multitudinarias, mantuvo las fronteras abiertas y los centros de esquí continuaron recibiendo a miles de visitantes por semanas.
Sin embargo, frente a las imágenes fantasmagóricas de ciudades como París, Milán y Madrid, muchos países comenzaron a mirar con recelo al modelo sueco. Incluso las naciones vecinas adoptaron un enfoque mucho más agresivo. Finlandia, Dinamarca y Noruega cerraron rápidamente sus fronteras junto con las escuelas y la industria para maximizar el distanciamiento social, logrando un número de casos mucho menor, como puede observarse en el gráfico a continuación.
No obstante, las autoridades sanitarias suecas han defendido férreamente su plan de respuesta a la crisis e incluso indicaron que ya ha comenzado a funcionar. El epidemiólogo jefe de Suecia, Anders Tegnell, quien goza de una especie de estatus de celebridad en el país por su calma imperturbable, dijo en una sesión informativa el 15 de abril: "Podríamos haber alcanzado un pico y ahora estamos en la meseta".
"Encerrar a las personas en casa no funcionará a largo plazo. Tarde o temprano la gente va a salir de todos modos", añadió. También ha dicho en repetidas ocasiones que sería bueno para la población sueca obtener inmunidad a la enfermedad, aunque ha negado rotundamente que la nación escandinava haya adoptado deliberadamente la estrategia de "inmunidad del rebaño", como se había especulado.
Por su parte, la viceprimera ministra Isabella Lovin respaldó el 26 de abril el plan de respuesta nacional ante la BBC: Suecia ve a la Covid-19 como un "maratón y no una carrera de corta distancia", dijo.
Asimismo, los residentes suecos señalaron que sí están practicando el distanciamiento social: los ancianos permanecen aislados, y las familias, en su mayoría, se quedan en casa, con la excepción de los niños que asisten a la escuela, informó el medio digital Quartz. Las estadísticas de Citymapper indican una caída del 75% en la movilidad en Estocolmo. Los viajes durante Semana Santa cayeron más del 90% y los centros de esquí cerraron voluntariamente en esas fechas. Lovin dijo a la BBC que "es un mito que Suecia no ha tomado medidas serias".
Según los expertos, en una "escala teórica de actividad", donde la mayoría de los países la redujeron a cero con la esperanza de aumentar rápidamente a 100 nuevamente, Suecia ha tratado de mantener el país operando a media máquina para manejar la crisis en los próximos meses.
"La razón dada por las autoridades suecas tiene que ver con la resiliencia", dijo Peter Lindgren, director del Instituto Sueco de Economía de la Salud, al medio de comunicación Vox. "Es posible que tengamos que lidiar con esto durante mucho tiempo, y si se colocan todas las medidas pesadas a la vez, será bastante difícil mantenerlas. Al implementar solo algunas y tratar de ser un poco más proporcional, es posible mantener esto bajo control", agregó.
Los números que contradicen al gobierno sueco
Sin embargo, sea cual fuere la intención del gobierno, el supuesto éxito de la estrategia no se sostiene al observar las cifras de enfermos y víctimas. Suecia ocupa el puesto número 10 en la lista de países con más muertes de Covid-19 per cápita, por encima de Estados Unidos, Irán y Suiza, países muy golpeados por la pandemia.
En un artículo de opinión publicado a mediados de abril en el periódico Dagens Nyheter, un grupo de 22 investigadores de una variedad de universidades e institutos de investigación suecos criticó duramente a la Agencia Sueca de Salud Pública y su actual programa de combate contra el coronavirus.
Los investigadores dijeron que la agencia ha afirmado en cuatro ocasiones diferentes que la propagación de la infección se ha nivelado, a pesar de que la evidencia demuestra lo contrario. Los expertos señalaron como ejemplo la desaceleración de las infecciones y muertes en Finlandia, que ha implementado medidas mucho más restrictivas.
En número de casos positivos de Covid-19 per cápita, Finlandia es el que menos registra del conjunto de países escandinavos, con 961 por millón de habitantes. Le siguen Noruega con 1454 y Dinamarca con 1669. Suecia supera al grupo con 2250 contagios por millón de habitantes, según Worldometers.
Además, estos países han dejado atrás hace semanas sus picos máximos de nuevos casos diarios, mientras que Suecia sigue batallando contra una curva inestable de nuevas infecciones. Finlandia registró un pico máximo el 4 de abril con 269 casos en 24 horas; Noruega lo hizo incluso antes, el 27 de marzo con 399; y Dinamarca batió su récord el 7 de abril con 390 contagios en una jornada. Sin embargo, Suecia recién rompió su marca el 24 de abril con 812 nuevos casos en un día, y volvió a experimentar un pico fuerte el 30 de abril con 790. De cualquier manera, es importante tener en cuenta dos variables: la población (Suecia duplica en número de habitantes a los demás países) y la fecha en que llegó el virus al país (en Finlandia y Suecia lo hizo a fines de enero mientras que en Dinamarca y Noruega lo hizo a fines de febrero).
Al evaluar las muertes per cápita, Suecia también supera a sus vecinos (274 fallecimientos por millón de habitantes). En Dinamarca, este valor desciende a 85; en Finlandia a 43 y en Noruega a 39.
"Visión más amplia"
Según indicó un análisis de abc News, Suecia ha tenido una visión muy amplia de los desafíos de salud planteados por un bloqueo total. La salud mental y otros problemas son una parte más importante de la estrategia de salud en la nación escandinava que en las de otros países. Este es probablemente el aspecto más definitorio del enfoque y habla de una cultura que valora el bienestar en su forma más amplia, señaló el medio.
Parte de esa perspectiva, sin embargo, se basa en tener acceso a un sistema de atención médica de primer nivel –el sistema de salud sueco ocupa la posición número 23 en el ranking de asistencia sanitaria de World Population Review de 2020–. De hecho, el sistema de salud de Suecia no se ha visto sobrecargado en ningún momento desde la llegada del virus, un objetivo clave de los países que han optado por el confinamiento. Además, la nación duplicó su capacidad de Unidades de Cuidados Intensivos a más de 1000 camas, aunque actualmente muchas de ellas siguen vacías, dijo Tegnell. Para el 27 de abril solo 550 del total estaban ocupadas.
Mientras tanto, no hay un debate tenso sobre cómo reabrir la sociedad y si habrá una segunda ola, porque la sociedad ha permanecido abierta en gran medida.
No obstante, un sistema sólido de salud podría ser insuficiente. A finales de marzo, Cecilia Söderberg-Nauclér, investigadora de inmunología viral en el Instituto Karolinska dijo a The Guardian que el enfoque sueco los "estaba llevando a la catástrofe". Un mes después, la especialista no ha cambiado de opinión. "No veo indicios de que no nos dirigimos hacia allí en Estocolmo", dijo en una entrevista con Quartz.
"Deberíamos ser humildes porque sabemos muy poco sobre la enfermedad, pero vamos por una estrategia que no ha sido probada en el mundo, y hay demasiadas incógnitas que hacen que esto sea demasiado arriesgado", agregó.
Más allá de las opiniones cruzadas de los expertos, la población sueca no parecería estar demasiado disconforme con las acciones del gobierno. Una encuesta de la Universidad de Lund encontró que el 31% desaprobó la respuesta al brote del gobierno. Otro 18% se mostró neutral y el 51% restante consideró la respuesta lo suficientemente contundente.
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