Fuerte resistencia del Congreso a la reforma jubilatoria de Bolsonaro
El proyecto clave del esquema económico oficialista fue recibido con hostilidad; cayeron los mercados
RÍO DE JANEIRO.- Aún en su primera etapa de discusión en el Congreso, la ambiciosa propuesta de reforma previsional que impulsa el gobierno de Jair Bolsonaro ya despertó ayer una enérgica resistencia en una comisión de la Cámara de Diputados ante la que compareció el superministro de Economía, Paulo Guedes. Inquietos por la posibilidad de que la aprobación del proyecto se complique, los mercados reaccionaron de manera negativa.
Luego de cancelar la semana pasada su asistencia a una audiencia pública de la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara baja, Guedes finalmente participó ayer de la reunión que, en medio de un clima agitado y hasta hostil al principio, dejó en evidencia las dificultades que enfrenta esta iniciativa considerada esencial para que Brasil retome un camino sostenido de crecimiento económico.
El tumulto y los gritos con los que fue recibida la presentación del funcionario de Bolsonaro tuvieron su impacto en los indicadores financieros: la Bolsa de San Pablo revirtió su tendencia alcista del día y cerró con una caída del 0,94% a 94.491 puntos, mientras que el dólar subió un 0,57% frente a la moneda brasileña para terminar la jornada con una cotización de 3,87 reales.
"Antes de que la población brasileña envejezca, el sistema previsional, en el formato actual, está condenado. Esa dimensión fiscal es inevitable", intentó hacer entender Guedes a los diputados de la oposición, principalmente de izquierda, que buscaron alterar el debate de todas las formas posibles.
Los gastos en el complejo sistema de jubilaciones y pensiones, que representan un 13% del PBI brasileño y han tenido un creciente déficit que el año pasado llegó al récord histórico de 290.297 millones de reales (78.000 millones de dólares), son vistos como una de las causas principales del debilitamiento económico del gigante sudamericano.
El gobierno busca revertir la situación con el establecimiento de una edad mínima de jubilación igual tanto para trabajadores privados como empleados públicos (62 años para las mujeres y 65 años para los hombres) y la introducción de un modelo de capitalización que se sumaría al actual régimen de reparto. De aprobarse la reforma, se estima que se ahorrarían 1,16 billones de reales (310.000 millones de dólares) en los próximos diez años.
"El año pasado gastamos 700.000 millones de reales (181.000 millones de dólares) en previsión, nuestro pasado, y 70.000 millones de reales (18.100 millones de dólares) en educación, nuestro futuro", subrayó Guedes en tanto diputados opositores apuntaron que el sistema de capitalización que funciona en Chile -modelo del ministro- ha generado beneficios muy bajos para muchos jubilados que terminaron en la miseria.
También se produjeron fuertes enfrentamientos cuando el ministro criticó la "fábrica de privilegios" que tiene el actual sistema en referencia a los altos beneficios que reciben los legisladores jubilados, y el diputado Alencar Santana Braga, del Partido de los Trabajadores (PT), cuestionó por qué los militares no se incorporarían al régimen de capitalización si es tan bueno.
A los gritos, su correligionario Reginaldo Lopes dijo que la prensa trataba a Guedes como si fuera "el último Gatorade del desierto", la única opción para impulsar la alicaída economía brasileña.
Después de dos años de una expansión del 1,1% del PBI, el mercado ya redujo esta semana su expectativa de crecimiento para 2019 al 1,98%. Tres meses atrás, cuando Bolsonaro asumió con la promesa de la reforma previsional, se estimaba que la economía crecería un 3%; pero el desempleo no se ha reducido como se esperaba: en el trimestre de diciembre-febrero, la tasa de desocupación subió al 12,4% -13,1 millones de personas- contra el 11,6% del período anterior.
Conscientes de que la luna de miel del gobierno se agota rápidamente sin grandes logros económicos, y con el aumento de las críticas en el Congreso ante la falta de articulación política del oficialismo -encabezado por el Partido Social Liberal (PSL) de Bolsonaro-, el presidente recibirá a partir de hoy a dirigentes de diferentes partidos de centro y centro-derecha.
"Vamos a invitarlos para que participen de este esfuerzo de construcción del entendimiento en busca de que se apruebe la reforma previsional, para que Brasil encuentre el equilibrio fiscal", señaló el jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni.
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