El vice de Dilma se reunió con la oposición para analizar el impeachment
Michel Temer, del principal aliado del PT, recibió a siete senadores opositores en su residencia oficial ayer antes de conocer la decisión de Cunha; si avanza el juicio político, él quedaría en el poder
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no sólo debía cuidarse de los 30 pedidos de impeachment que llegaban al Congreso desde la oposición. También tenía un frente abierto con el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, perteneciente al principal aliado del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), pero muy crítico de su gobierno, quien ayer aceptó uno de esos pedidos de juicios políticos. Y antes de eso, también ayer, el vicepresidente, Michel Temer (PMDB), uno de los pocos leales a la presidenta, se reunió con la oposición para analizar los posibles escenarios en medio de esta crisis institucional y política.
Según informa hoy el diario Folha de S. Paulo, antes de que Cunha anunciara ayer su decisión de abrir un proceso de juicio político contra Rousseff, Temer se había reunido con representantes de la oposición para tratar la eventual salida de la mandataria del poder, que lo dejaría a él en el cargo.
El vicepresidente recibió en su residencia oficial en Brasilia, el Palacio del Jaburu, a siete senadores de la oposición, quienes le pidieron que apoyara el avance del pedido de impeachment contra Dilma, antes de conocer la decisión de Cunha.
"La evaluación realizada en la mesa del Palácio do Jaburu fue que la crisis política había paralizado al país y necesitaba de un desenlace rápido", dice la nota del diario paulista, que señala que los senadores le dijeron a Temer que sería necesario "cerrar" el debate sobre el impeachment lo más rápido posible para retomar las discusiones sobre el rumbo del país.
Fuentes próximas al vicepresidente dijeron al diario que él escuchó el diagnóstico, pero no se comprometió personalmente a ninguna articulación. Según Folha, la reunión fue interpretada por la oposición como una señal de que Temer no haría nada por frenar el proceso de impeachment.
De los siete senadores que participaron de la reunión "discreta" con Temer, tres pertenecen al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de Aécio Neves, uno de los principales propulsores del juicio político. Ellos fueron José Serra, Aloysio Nunes, Tasso Jereissatti. También dieron el presente Fernando Bezerra (Partido Socialista Brasileño), Agripino Maia (Demócratas), Ricardo Ferraço (PMDB) y Waldemir Moka (PMDB).
El ex ministro Moreira Franco, uno de los hombres más cercanos a Temer dentro del PMDB, dijo a Folha tras la reunión que "se está cristalizando la idea de que el tiempo corre en contra del país". "Tenemos que tener sentido de la responsabilidad y espíritu público. Nuestras instituciones se están licuando. Eso tiene un efecto catastrófico sobre la economía y, en la sociedad, es absolutamente destructivo. No da más. Tenemos que tener una solución", expresó.
Ayer, Cunha, quien enfrenta a su vez a pedidos por su remoción y múltiples investigaciones por supuestamente recibir sobornos, aceptó ayer un pedido de impeachment de más de 2000 páginas presentado por dos respetados juristas: Helio Bicudo, uno de los fundadores del PT, y Miguel Reale Jr., ex ministro de Justicia durante el gobierno del socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso.
Según esta solicitud, Dilma habría incurrido en un "delito de responsabilidad fiscal" tanto el año pasado como éste por demorar la transferencia de fondos a bancos públicos con los que se debían pagar programas sociales; de esta manera, aducen, el gobierno buscaba maquillar el déficit fiscal. Las entidades bancarias debieron desembolsar el dinero de sus propias arcas, lo que en la práctica constituiría un préstamo al Tesoro, que requería autorización del Congreso.
Comienza el proceso
En tanto, hoy comienza formalmente el proceso de impeachment. El pedido completo será leído en el Congreso y Dilma será notificada formalmente. Por su parte, Cunha se reunirá con líderes de la oposición para comenzar a formar la comisión especial que evaluará el caso y, en un plazo de 15 sesiones parlamentarias, deberá someter su parecer al plenario de la Cámara, formada por 513 legisladores. Serán entonces necesarios dos tercios del total, o sea 342 votos, para que se inicie el proceso de impeachement.
De ser aprobado, la presidenta sería apartada de manera provisoria de sus funciones durante un plazo máximo de 180 días. En ese caso, asumiría el poder interinamente Michel Temer y la mandataria pasaría a cobrar la mitad de su sueldo.
Luego el Senado será el encargado de juzgar a Dilma en una sesión plenaria encabezada por el presidente de la Corte Suprema. Nuevamente serían necesarios dos tercios de los votos (54 del total de 81 senadores) para destituir inmediatamente a la presidenta, que además quedaría impedida de ejercer otro cargo público electivo por ocho años.
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