Frente a los problemas de sus tropas en Ucrania, el Kremlin saca a la cancha a los mercenarios del temible Grupo Wagner
Esta fuerza paramilitar ha sido un formidable ariete al servicio del Kremlin en la invasión de Ucrania; los medios rusos destacan con orgullo sus hazañas
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ODESSA.- En mayo, periodistas de la televisión italiana le preguntaron al canciller ruso, Sergei Lavrov, sobre el rol que cumplía el Grupo Wagner, una organización paramilitar privada, en la ofensiva del Kremlin en la región del Donbass, en el este de Ucrania.
Lavrov desmintió la información y dijo que no había mercenarios del Grupo Wagner desplegados en Ucrania y que la organización no tenía vinculo algunos con el Estado ruso.
Pero según los comandantes militares ucranianos, la intervención de los combatientes del Grupo Wagner fue crucial para los escasos éxitos de Rusia en el Donbass. Y si bien antes tenían la orden de minimizar el rol de los mercenarios en la guerra, ahora los medios de prensa oficiales de Rusia desbordan de informes sobre las heroicas hazañas del grupo, que suele referirse a sí mismo como una “orquesta” compuesta por “músicos”, sus soldados.
El dueño del Grupo Wagner es Yevgeny Prigozhin, conocido como el “chef” de Vladimir Putin por sus jugosos contratos de catering con el Kremlin, un hombre buscado por el FBI por su supuesta intromisión en las elecciones en Estados Unidos y que recientemente ha recibido la máxima condecoración honorifica que concede su país: el título de Héroe de la Federación de Rusia.
Los afiches de reclutamiento del Grupo Wagner han aparecido en las calles de varias ciudades rusas. “La Orquesta W te está esperando”, proclama un cartel montado en julio en Ekateriburgo, con el logo de calavera del grupo y la imagen de un combatiente con una harmónica en la mano.
El grupo, que en las zonas de Ucrania ocupadas por Rusia también opera bajo el nombre de “Liga”, ha abierto centros de reclutamiento en un total de 26 ciudades rusas, y ahora está ampliando su convocatoria a los reclusos de las cárceles de toda Rusia para paliar las bajas en el campo de batalla, según fuentes de la inteligencia militar ucraniana.
“Tienen éxito en frentes de batalla donde otros se acobardan, porque llevan adelante la misión que se les encomienda sin importar las bajas”, dice Igor Girkin, el excoronel de inteligencia rusa que en 2014 estuvo a cargo de la toma de la ciudad de Sloviansk, en el Donbass. Girkin compara al Grupo Wagner con las temibles SS-Totenkopferbände, las “unidades calavera” de los nazis que no dudaban en enviar a sus tropas a la muerte, una comparación que algunos comandantes de los Wagner seguramente considerarían elogiosa.
Prigozhin fue fotografiado numerosas veces en las bases de Wagner en el Donbass, pero respondió por escrito a un contacto periodístico negando “todo conocimiento” sobre las actividades del grupo paramilitar, y en cuanto a las declaraciones de Girkin sugirió que al excoronel “hay que examinarle la cabeza para ver si no está muerta”. Ni el Kremlin ni el Ministerio de Defensa de Rusia respondieron a las consultas sobre el tema.
En parte, Rusia ha debido recurrir nuevamente al Grupo Wagner porque las unidades formales del Ejército ruso que normalmente llevarían a cabo este tipo de misiones fueron diezmadas en las cercanías de Kiev por los errores de cálculo del Kremlin en las primeras semanas de la guerra, dice Victor Yahun, exsubdirector del SBU, el servicio de inteligencia de Ucrania.
Altos ingresos
“El gran problema de la Federación Rusa es la moral de sus tropas, cuya única motivación actual es el dinero”, dice Yahun. “Ya no les quedan efectivos dispuestos a hacer incursiones relámpago, y las unidades de combate de los Wagner son las únicas que avanzan sin hacer preguntas, aunque pierdan el 10% o el 15% de sus filas en cada misión.”
El salario de los combatientes del Wagner es infinitamente superior al que perciben los soldados regulares del Ejército ruso. Según una investigación del servicio de inteligencia militar ucraniano al que tuvo acceso The Wall Street Journal, las tropas del Wagner reciben 350.000 rublos mensuales (unos 5790 dólares), más primas que van de 150.000 a 700.000 rublos (2500 a 11.800 dólares) en función del éxito de la misión y el rol del soldado, a lo que se suma un bono por cada soldado ucraniano que maten en batalla. Las publicidades del propio grupo en las redes sociales hablan de una paga inicial de 250.000 rublos (unos 4200 dólares).
En mayo, la principal ofensiva rusa en el Donbass se estancó en las afueras de Izium, y los intentos rusos de cruzar el río Donets con un pontón terminaron en una derrota. Pero tiempo después los hombres del Grupo Wagner finalmente lograron romper las fortificaciones ucranianas cerca de la ciudad de Popasna, permitiendo que en las semanas siguientes las fuerzas rusas lanzaran una ofensiva que llamaron “Flor de Popasna” y tomaran las ciudades de Severodonetsk y Lisichansk. En julio, los Wagner tomaron la central eléctrica de Vuhlehirsk, y según funcionarios rusos y ucranianos ahora encabezan la lucha para romper la próxima línea defensiva de Ucrania: la ciudad de Bajmut.
“Sangran como todos los demás y caen como todos los demás, pero se nota su alto nivel de preparación”, dice el capitán ucraniano Oleksandr Buntov, comandante de una unidad de reconocimiento que luchó cuerpo a cuerpo con los Wagner en Popasna y luego cerca de Lisichansk. “No es la infantería rusa habitual: saben de reconocimiento, y se nota por el modo en que caminan y se mueven. También saben cuándo y cómo convocar a la artillería y al apoyo aéreo”.
“Son asesinos profesionales que trabajan en grupos coordinados, y no es la primera guerra en la que participan”, dice Oleksiy Danilov, el asesor de seguridad nacional de Ucrania.
A diferencia de otras empresas militares privadas más pequeñas, como Redut y Patriot, que Rusia también ha desplegado en Ucrania, el Grupo Wagner tiene tanques propios, artillería pesada, sistemas de defensa antiaérea y sistemas de lanzacohetes múltiples. Y también opera aviones de combate.
Según la inteligencia militar ucraniana, en el campo de batalla los soldados del Wagner están hoy a las órdenes de la unidad militar rusa responsable del área e integrados a la cadena logística del Ejército ruso. “Es un error considerarlo una empresa militar privada: el Grupo Wagner es simplemente otra forma de prestar servicio en las fuerzas armadas de Rusia”, dice Yahun.
Bajar los estándares
Pero las fuertes bajas que sufrió el grupo entre mayo y junio ahora lo obligan a raspar el fondo de la olla para conseguir reclutas, y ha tenido que bajar sus estándares de selección, que solían ser muy estrictos. Si bien para los mercenarios que buscan trabajo en África o Medio Oriente los requisitos no han cambiado, los que estén dispuestos a luchar en Ucrania ya no necesitan tener experiencia previa o estar en buen estado físico. “No se miran mucho las reglas, alcanza con no ser un completo inútil”, decía un posteo de reclutamiento del Grupo Wagner en una red social rusa.
El único requisito para los hombres mayores de 35 años es que puedan correr 1 kilómetro en 4 minutos y 20 segundos, y las únicas condiciones médicas que excluyen del servicio son el VIH y la hepatitis. Y una condena penal previa ya tampoco es un obstáculo, siempre y cuando no haya sido por delitos sexuales.
De hecho, las cárceles rusas se han convertido en el principal terreno de reclutamiento para las unidades de Wagner en Ucrania. Según los grupos defensores de los derechos de los prisioneros en Rusia, Prigozhin recorre personalmente los centros de detención, con su estrella de Héroe de Rusia en la solapa, prometiendo libertad y dinero a los reclusos que acepten ir a la guerra en Ucrania.
Los reclutadores del Grupo Wagner les ofrecen a los presos canjear sus condenas por seis meses de servicio en Ucrania, algo no previsto en ninguna parte por las leyes de Rusia, dice Olga Romanova, directora de la organización de defensa de los prisioneros Rusia Tras las Rejas.
“Es una situación fuera de todo marco de legalidad”, dice Romanova, y agrega que muy pocos presos tienen experiencia militar, porque en general se trata de hombres que entran y salen de la cárcel desde eran adolescentes. Unos 200 convictos ya habrían muerto en combate desde que el Grupo Wagner los desplegó en el frente ucraniano, señala Romanova. “Son carne de cañón”.
Yaroslav Trofimov
Traducción de Jaime Arrambide
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