Su idea de crear una compañía que entregara correspondencia fue puesta en duda por sus docentes; finalmente, el hombre acudió a prácticas cuestionadas y arriesgadas para mantener su proyecto en pie
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FedEx es hoy por hoy un nombre familiar. Y no es para menos, porque con una flota de 697 aviones, con alrededor de 210 mil camiones y camionetas y unos 600 mil empleados, la firma entrega diariamente 16,5 millones de paquetes en 220 países y territorios, según sus propios datos.
En 2021, la empresa estadounidense alcanzó un valor de mercado de US$84.000 millones, lo cual la convirtió en uno de los principales actores del sector de los repartos y de la logística globalmente. Sin embargo, el hoy gigante tuvo unos inicios accidentados e incluso hubo un momento, hace justo cinco décadas, en el que estuvo cerca de desaparecer, pero gracias al azar se salvó.
Una idea revolucionaria, pero llena de dudas
La idea de una compañía que entregara correspondencia y pequeños paquetes, usando aviones y vehículos automotores y que lo hiciera mucho más rápido que el correo corriente, hoy puede sonar como algo desfasado. Sin embargo, a finales de la década de los 60 implicaba una revolución.
El concepto lo puso sobre la mesa el entonces estudiante de Economía de la Universidad de Yale, Frederick W. Smith, hoy conocido en Estados Unidos como Fred Smith y quien nació en 1944 en la ciudad sureña de Memphis (Tennessee), en el seno de una familia que hizo fortuna con el transporte de personas por carreteras.
No obstante, la propuesta apenas recibió un aprobado cuando la planteó en una clase. “El concepto es interesante y está bien formulado, pero para obtener algo más que una ‘C’, la idea debe ser factible”, le advirtió su profesor.
Pese al frío recibimiento de los académicos el joven insistió. Así, tras cumplir dos misiones en Vietnam, en 1971 invirtió los US$4 millones que recibió de una herencia familiar y otros US$80 millones que consiguió de inversionistas y en créditos en una empresa que llamó Federal Express Corp (hoy FedEx). Los fondos los utilizó para adquirir 14 aviones pequeños y varias camionetas.
Aunque en su primer día de operación apenas recibió 186 paquetes, la demanda comenzó a crecer paulatinamente, llegando a operar en 25 ciudades de EE. UU. en cuestión de meses, recordó Smith en una entrevista unos años atrás. Sin embargo, el aumento de los precios de petróleo por la guerra del Yom Kipur de 1973 elevó los costos de operación de la empresa y para mediados de 1974 perdía casi un millón de dólares mensuales, reportó la revista Entrepreneur.
La apuesta de la vida
Agobiado por las deudas, Smith pidió a sus inversores más dinero para mantener la firma a flote, pero estos se negaron. Y ante la amenaza inminente de la bancarrota tomó una decisión arriesgada y de dudosa legalidad: retiró los últimos US$5000 que FedEx tenía en sus cuentas bancarias, abordó un vuelo hacia la ciudad de Las Vegas y pasó un fin de semana apostando en sus famosos casinos.
La buena fortuna le sonrió y volvió a Memphis, donde está la sede central de la empresa, con dinero suficiente para mantener los aviones volando por una semana más. Los fondos llamaron la atención de otros gerentes, entre ellos Roger Frock.
Frock, quien fue el primer vicepresidente de operaciones de FedEx (1971-1982), no solo indagó sobre el origen del dinero, sino que dejó constancia de la inusual explicación que recibió en su libro Changing How the World Does Business: FedEx’s Incredible Journey to Success - The Inside Story (“Cambiando cómo el mundo hace negocios: El increíble viaje hacia el éxito de FedEx, la historia interna”).
“Le pregunté a Fred de dónde habían venido los fondos y él respondió: ‘La reunión con la junta de General Dynamics fue un fracaso y sabía que necesitábamos dinero para el lunes, así que tomé un avión a Las Vegas y gané US$27.000′”, le confesó el fundador de la firma.
“Quieres decir que tomaste nuestros últimos US$5000. ¿Cómo pudiste hacer eso?”, le recriminó Frock, pero Smith le replicó secamente: “¿Qué diferencia había? Sin los fondos para pagar a las compañías de combustible de todos modos no podríamos haber volado”.
En los años siguientes, el propio Smith se refirió a su arriesgada jugada en varias ocasiones. “El mito dice que conseguí el dinero para pagar las nóminas, pero eso no es cierto. Lo que gané, comparado con lo que debíamos, era una gota en un balde de agua”, declaró en 2008 en una entrevista televisada. Sin embargo, señaló que los recursos fueron “muy simbólicos” en su momento y le dieron un respiro.
Posteriormente, a petición de Arthur - uno de sus hijos - participó en un pódcast en el cual volvió a referirse al asunto y dejó en claro que no creía que hubiera puesto en riesgo lo poco que le quedaba con su decisión. “En Vietnam jugamos mucho al póker y al blackjack, así que en ese momento yo era un buen jugador de blackjack”, aseveró. Pocos días después, FedEx consiguió que sus inversionistas le inyectaran otros US$11 millones que le permitieron seguir operando y para 1976 comenzó a dar ganancias.
Lejos de ser un ejemplo
Pero como si recurrir a los juegos de azar no fuera suficiente, Frock en su libro también relata que en los primeros turbulentos años de FedEx la gerencia recurrió a otras prácticas controvertidas. La emisión de cheques sin fondos a sus empleados y a proveedores o pedirles a los pilotos de los aviones que pagaran con sus tarjetas de crédito personales las facturas del combustible, con la promesa de que el dinero les sería reembolsado, fueron otras acciones a las que recurrieron los directivos de la empresa de mensajería.
Pese a lo arriba narrado, con el paso de los años FedEx floreció, se convirtió en una de las grandes firmas estadounidenses y Smith se ganó el respeto del mundo empresarial. Sin embargo, hay quienes creen que sus acciones no son el modelo a seguir. “Esta una gran historia, pero no es un gran ejemplo de buenas prácticas empresariales”, afirmó Kate Best, investigadora de la London School of Economics y experta en liderazgo en el mundo de los negocios.
“La historia de los orígenes de FedEx es brillante, porque está llena de ridículos y arriesgados movimientos para sacar adelante un proyecto”, le explicó la especialista a BBC Mundo. “No obstante, yo no recomendaría a nadie tomar estas decisiones, algunas de las cuales son de dudosa legalidad, como utilizar los fondos de una empresa para apostarlos en mesas de blackjack”, advirtió.
Más duro se mostró el economista venezolano y fundador de la empresa de consultoría OIKOS, Daniel Cadenas, quien no dudó en calificar de “irresponsables” e “irracionales” las acciones de Smith. “Esto no es lo que se espera de un empresario ni mucho menos del presidente de la empresa, cuya principal misión es proteger los activos de la compañía”, dijo.
Al economista le sorprende que este hecho se haya difundido. ¿La razón? “El riesgo de daño reputacional es elevadísimo (…) Con qué cara ese señor les fue a pedir dinero a los bancos y a los inversores después de lo que hizo”, planteó. En similares términos se pronunció el profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración de Venezuela (IESA) Milko González-López, quien recordó: “los casinos de La Vegas se construyeron con el dinero de los perdedores. Para ganar en los casinos hay que jugar mucho dinero y no siempre se gana una gran cantidad”.
Más allá de la anécdota
Pero más allá de las cuestiones éticas que las acciones de Smith generan, otros expertos creen que el caso de FedEx deja importantes lecciones. “El verdadero problema no es el acto de apostar en sí, sino el concepto de la toma de riesgos”, advirtió Xinyu Hou, quien es economista de las universidades de Wuhan (China) y de St. Louis (EE. UU.).
“Si analizamos la decisión de Smith podemos ver que sin ella la empresa habría cerrado y tenido que vender activos valiosos a precios bajos. Los proveedores y prestamistas probablemente hubieran recuperado muy poco de lo que les debían, porque las quiebras son largas y costosas”, le dijo a BBC Mundo.
Y acto seguido remató: “Al arriesgarse, Smith salvó a la empresa y benefició a todos los involucrados. Y, por ello, en el sentido estrictamente económico, su acción fue buena, ya que no estaba haciendo apuestas muy grandes y solo obtuvo lo suficiente para que la empresa continuara”.
Para defender su postura, Hou recordó que en la actualidad muchas empresas se dedican a especular en los mercados bursátiles con derivados (instrumentos financieros cuyo valor depende de otros activos). “Y esto no es muy diferente a apostar en un casino”, agregó la economista.
Smith, quien a mediados de 2022 dejó las riendas de FedEx, admitió que algunas de sus acciones iniciales fueron controvertidas. Sin embargo, no dio la menor señal de arrepentimiento. “Ninguna escuela de negocios señalaría que apostar es una estrategia financiera, pero a veces vale la pena hacer locuras al principio de tu carrera”, escribió el hoy retirado empresario en un artículo publicado en la revista Forbes.
Por Juan Francisco Alonso
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