Franco, el soldado que pasó del Ejército argentino a combatir con las fuerzas ucranianas
Franco estuvo primero en la región de Lugansk, en el Donbass; y en mayo de este año pasó a combatir en el frente de Kherson, uno de los más calientes
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MYKOLAIV.– Franco es uno de los aproximadamente 15 argentinos que, en medio de mucha reserva, decidió sumarse al ejército de Volodimir Zelensky para combatir a los invasores rusos y defender los valores de democracia, libertad e independencia.
Se encuentra en Ucrania desde fin de junio del año pasado, donde vive bajo fuego y bajo riesgo. Pero está contento, está donde quiere estar y no tiene miedo: “No hay lugar para el miedo en el combate. Si uno tiene miedo resulta herido o muerto”, asegura, en diálogo con LA NACION.
Ojos verdes amarronados, barba y pelo castaño, Franco tiene 26 años. Soltero, nació en el sur de la Argentina en una localidad que prefiere no identificar. Antes fue cadete en la Fuerza Aérea Argentina y luego en el Ejército Argentino.
Después de haberse sumado a las filas del ejército ucraniano –que con menos armas y menos tropas al principio de la invasión logró derrotar al enemigo ruso que intentó tomar Kiev en una operación relámpago–, Franco estuvo primero en la región de Lugansk, en el Donbass, epicentro de la guerra, en el sudeste de esta ex república soviética. Desde mayo de este año, en cambio, pasó a combatir en el frente de Kherson, uno de los más calientes.
La cita con LA NACION estaba pautada en esta ciudad, que queda a tan sólo 60 kilómetros de Mykolaiv. Pero debido a los constantes ataques rusos, finalmente, para evitar riesgos, fue telefónica.
Franco, que prefiere no decir su apellido por privacidad, decidió sumarse a las fuerzas armadas ucranianas por convicción. Venía siguiendo el conflicto desde que comenzó realmente, en 2014, cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, para vengarse de la caída del régimen de Viktor Yanukovich, su aliado, provocada por la revolución de Maidan, anexó la península de Crimea y comenzó a incentivar a las fuerzas separatistas prorrusas del Donbass.
“En 2018 me planteé la posibilidad de venir, pero era difícil hacer contactos ya que oficialmente no podían haber extranjeros debido a uno de los tratados de Minsk. Siempre apoyé el lado ucraniano. Me opongo a la idea del separatismo y a la violación de la soberanía por parte de la Federación Rusa. El 24 de febrero de 2022, cuando comenzó la invasión a gran escala y Ucrania dos días después creó la Legión Internacional, me decidí a venir, y finalmente pude viajar a finales de junio de 2022″, cuenta.
Vive ahora en un departamento de Kherson que comparte con otro combatiente argentino que prefiere no darse a conocer. “No sé el número exacto de argentinos que están peleando en Ucrania en este momento, pero creo que son aproximadamente 15. Solo he estado con dos (con quienes se sacó una foto con la bandera argentina) y personalmente conozco a cinco″, aclara.
Franco ya había recibido instrucción militar en la Argentina. “Sólo tuve que adaptarme a los nuevos armamentos y personalmente considero una buena experiencia para aprender diversos tipos de sistemas de armas”, afirma.
Aunque lo que se encontró en Ucrania es totalmente nuevo. “Estuve muchas veces en situaciones de riesgo: recibí fuego de artillería, que van desde lanza granadas de 30mm hasta municiones de 152mm, municiones de racimo, fósforo blanco. Tanques, blindados, drones con granadas”, precisa. En su unidad anterior, este joven era líder de pelotón (el equivalente a jefe de sección en el Ejército Argentino), pero ahora se desempeña como ametrallador de un nuevo batallón.
¿Vio morir o mató a alguien? “Vi morir a gente y a otras personas que resultaron heridas. No tengo muertes confirmadas, pero durante el tiempo que estuve desplegado fui responsable de marcar posiciones enemigas y dirigir fuegos de artillería. También pude tener la oportunidad de salvar a un soldado ucraniano que estaba herido”, revela.
Aunque dice que no se puede tener miedo estando en el frente, confiesa que el único miedo que sintió fue la incertidumbre que tuvo antes de venir a Ucrania.
Ahora no oculta que la situación en Kherson, que se encuentra a sólo seis kilómetros de la línea del frente, es dura. “Los rusos atacan zonas urbanas con artillería, municiones incendiarias de magnesio y fósforo blanco, lo que constituye un crimen de guerra. Y en las afueras de la ciudad suelen operar las municiones dirigidas del tipo Lancet contra objetivos de alto valor. Lo más peligroso es al norte, en el puente Antonovsky”, detalla.
Ante una pregunta sobre qué dice su familia de su nueva vida, lejos y bajo riesgo permanente, Franco dice, siempre parco, que están orgullosos de él. Aunque sí, es verdad, preocupados de que le pase algo.
Lo que más extraña es la comida. ¿Qué comida? Todo. “La gastronomía ucraniana no es de lo mejor para mi gusto. Incluso hasta una simple pizza o hamburguesa que sea buena es difícil de conseguir”, asegura. Aunque consigue yerba por internet que sale apenas un poco más cara que en la Argentina.
Hablando de dinero, aquí gana más que el doble que un general de su país: “El sueldo es el mismo que el de cualquier otro soldado ucraniano, unos 800 dólares mensuales y un bono de 2700 dólares por estar desplegado en el frente”.
–¿Cómo evalúas la actual, complicada y lenta contraofensiva ucraniana?
–La gente que no sabe lo que es combatir una guerra se llena de falsas expectativas sobre la esperada contraofensiva. No voy a dar detalles, primero porque no dispongo de mucha información, y segundo por cuestiones de seguridad. Pero sí puedo afirmar que se llevan a cabo operaciones en diversos frentes para facilitar una eventual ofensiva.
–¿Cómo y cuándo creés que terminará la guerra?
–No sé cuándo va a terminar. Supongo que va a durar mínimo un par de años más. Pero estoy seguro de que vamos a ganar.
–¿Qué pensás hacer cuando termine la guerra?
–Me gustaría quedarme en Ucrania como asesor o instructor de las Fuerzas Armadas ucranianas y eventualmente incluso de la OTAN, aunque también contemplo dedicarme al sector privado.
–¿Qué pensás de Zelensky?
–Ideológicamente no simpatizo mucho con Zelensky, pero admiro como conduce el país en medio de la guerra.
–¿Y qué pensás de Putin?
–Lo considero un político populista y ego maníaco, nada muy diferente a lo que es Maduro en Venezuela u otros tantos políticos de la Argentina.
–¿Seguís la actualidad argentina?
–Sinceramente, no. Ya tengo suficientes problemas de qué preocuparme estando acá.
–¿Como viviste la victoria de Argentina en el Mundial?
–No me gusta el fútbol. Pero cuando Argentina ganó, estábamos en el frente y el comandante de la compañía con la que estábamos trabajando nos felicitó por radio…
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