Franciso pidió que la ONU intervenga en Venezuela para paliar la crisis humanitaria
En su regreso al Vaticano desde Colombia, brindó una conferencia y dijo no saber qué "tiene en la mente" Nicolás Maduro
A BORDO DEL VUELO PAPAL.- Pese a la maratón de cuatro días y medio -de los cuales estuvo cada día en una ciudad distinta ( Bogotá , Villavicencio, Medellín y finalmente Cartagena)- y el golpe que se dio en la cara al chocar con el parabrisas del Papamóvil -incidente que le dejó un rostro parecido al de un boxeador-, Francisco concedió como siempre una conferencia de prensa en el vuelo de regreso.
Poco después de que el Boeing 787 de Avianca despegara de Cartagena, se trasladó a la parte trasera del avión para el ya habitual ping-pong, que duró 40 minutos. Evidentemente cansado, pero con buenos ánimos, ante una pregunta sobre Venezuela , tema al rojo vivo en Colombia , sugirió una intervención de Naciones Unidas en el país de Nicolás Maduro para paliar la crisis humanitaria. “Creo que las Naciones Unidas deben hacerse oír, para ayudar”.
Por otra parte, aseguró que la Santa Sede “ha hecho mucho” y “ha hablado fuerte y claro” sobre la situación. “Lo que dice el presidente (Nicolás) Maduro que lo explique él. Yo no sé qué tiene en la mente”, agregó, cuando se le hizo notar que el presidente venezolano por un lado tiene palabras muy violentas en contra de los obispos, al tiempo que dice que está con el Papa.
“La Santa Sede ha hecho mucho. Ha enviado allí a ese grupo de trabajo de ex presidentes, ha enviado un nuncio de primer nivel, ha hablado, ha hablado con personas, ha hablado públicamente, yo muchas veces en el Angelus he hablado de la situación, buscando siempre una salida y ofreciendo ayuda para salir”, aseguró. “Pero parece que la cosa es muy difícil y lo que es más doloroso es el problema humanitario: tanta gente que escapa, sufre... Debemos ayudar a resolver de cualquier manera el problema humanitario, creo que las Naciones Unidas deben hacerse oír, para ayudar”, agregó.
Ni bien llegó a la parte trasera del avión, agradeció a los periodistas su trabajo y se mostró muy contento y entusiasmado por su viaje a Colombia. “Me quedé conmovido por la alegría, la ternura, la juventud y la nobleza del pueblo colombiano. Un pueblo noble, que no tiene miedo de expresarse, no tiene medio de sentir y de mostrar lo que siente”, dijo. Ante una pregunta sobre el complejo proceso de paz en curso entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, que divide a los colombianos, se mostró optimista. “Hay pasos que dan esperanza, pasos en las negociaciones o pasos como el cese del fuego del ELN, que agradezco mucho. Pero hay algo más que he percibido, que son las ganas de ir adelante en este proceso que va más allá de las negociaciones, son ganas espontáneas y ahí está la fuerza del pueblo, que quiere respirar”, dijo.
Elogió, por otro lado, a Italia y Grecia “porque le abrieron el corazón a los inmigrantes”, ante una pregunta sobre la nueva política del gobierno de Paolo Gentiloni, que busca reducir los desembarcos de migrantes bloqueando las salidas desde Libia. Como ya había dicho en otras ocasiones, aseguró que “un gobierno debe manejar este problema con la virtud propia del gobernante, es decir, prudencia”. Explicó que primero hay que ver cuánto lugar hay para recibir inmigrantes, después, cómo integrarlos y, en tercer lugar, ocuparse del problema humanitario implícito en la cuestión.
Francisco también criticó a quienes hablan de hacer inversiones en África para impedir el éxodo de quienes huyen del hambre, cuando, en verdad, explotan a este continente. "En el inconsciente colectivo hay un lema: África debe ser explotada. Mentira. Si huyen del hambre, hagamos inversiones ahí. Pero muchos países desarrollados van a África para explotar. África es amiga y debe ser ayudada a crecer", sentenció.
El Papa sugirió a Trump "repensar" su decisión sobre los "dreamers"
Aunque aclaró que no estaba bien informado sobre el tema y que tenía que estudiarlo mejor, el Papa le sugirió al presidente de Estados Unidos , Donald Trump , “repensar” su decisión de ponerle fin al programa que protegía a los “dreamers” e impedía la deportación de 800.000 jóvenes indocumentados.
“Separar a los jóvenes de la familia no es algo que da un buen fruto, ni para los jóvenes, ni para la familia. Tengo esperanza de que vuelva a repensarse”, dijo. “Oí decir que el presidente de los Estados Unidos se presenta como un hombre pro-life. Si es un buen pro-life, entiende que la familia es la cuna de la vida y debe defenderse la unidad”, disparó, lanzándole una estocada.
Como es sabido el Papa y Trump están en las antípodas en muchas cuestiones clave, como la inmigración, las armas y el cambio climático.
Al responder sobre este último tema, también aludió a Trump, sin mencionarlo, y a su cuestionada decisión de abandonar el Tratado de París.
Preguntado si hay una responsabilidad moral de los líderes políticos que rechazan colaborar para controlar las emisiones de los gases invernadero y que niegan que el cambio climático también es obra del hombre, en efecto, Francisco -autor de la encíclica Laudato Sí, sobre el cuidado de la casa común-, recomendó ir a preguntarle a los científicos. “Se ven claramente los efectos del cambio climático y los científicos dicen claramente cuál el camino para salir. Hay que tomar esto en serio, no se puede bromear, es muy serio”, indicó. “¿Cuál es la responsabilidad moral? Cada uno tiene la suya y los políticos también y la historia juzgará las decisiones”, agregó.
Y fue aún más allá: “El hombre es estúpido”, dijo, utilizando una frase del Antiguo Testamento, al responder una pregunta sobre los efectos del cambio climático y la responsabilidad de los gobernantes luego de las catástrofes ocasionadas por el paso del huracán Harvey, Irma y de lluvias torrenciales que también causaron estragos en Italia, después de meses de sequía.
“Me viene una frase del Antiguo Testamento: 'El hombre es un estúpido'. Es un testarudo que no ve. El único animal de la creación que pone la pierna en el mismo pozo es el hombre, el caballo no lo hace. Es la soberbia, la suficiencia y está el “dios bolsillo”: tantas decisiones dependen del dinero”, lamentó.
"Me pusieron el ojo en compota"
Como no podía ser de otra manera, una de las preguntas obligadas al Papa fue sobre el pequeño accidente que sufrió ayer al golpearse la ceja y el pómulo izquierdos contra el parabrisas del Papamóvil. El golpe ocurrió cuando llegaba, en medio del entusiasmo de la gente, a un barrio pobre de Cartagena.
“Me estiré para saludar a unos niños, no vi el vidrio y pum”, dijo el Papa, que minimizó el golpe. “No me duele. Me pusieron el ojo en compota”, agregó, con sentido del humor y utilizando una expresión típicamente argentina que hizo reír a gran parte de los 73 periodistas que lo acompañan.
También contribuyó al accidente un frenazo del chófer del papamóvil y, también, el hecho de que el vehículo -distinto al que tiene en el Vaticano-, tenía el parabrisas a una distancia menor que la habitual, según contaron a LA NACIÓN fuentes del entorno papal. Aunque no pasó a mayores, el pequeño accidente provocó un susto. Y dejó al Papa con una curita sobre la ceja izquierda y un pómulo cada vez morado. Aunque enseguida se le aplicó a la zona golpeada hielo y pomadas, los 30 grados y la humedad del 70% de Cartagena no ayudaron la situación.
El recuerdo de María Soledad Morales
Ante una pregunta sobre cómo debería castigarse a los corruptos, en la conferencia de prensa en el vuelo de regreso a Colombia el Papa evocó el caso de María Soledad Morales en Catamarca y un artículo de La Nación que lo impulsó a escribir un pequeño libro.
“¿El corrupto tiene perdón? Es una pregunta que me planteé cuando hubo un acto de maltrato, abuso, de violación, de una chica, en la provincia de Catamarca, en la Argentina. Y había gente metida allí muy ligada a los poderes políticos y económicos de esa provincia”, evocó. “Me tocó mucho un artículo de (Octavio) Frigerio publicado en LA NACIÓN en ese tiempo y escribí un pequeño libro que se llama “Pecado y corrupción””, agregó.
“Todos somos pecadores y sabemos que el Señor es cercano a nosotros, que Él no se cansa de perdonar. Pero la diferencia, es que el pecador a veces se anima y pide perdón. El problema es que el corrupto se cansa de pedir perdón y se olvida de cómo se pide el perdón. Este es el problema grave. Es un estado de insensibilidad frente a los valores, frente a la destrucción, a la explotación de las persona. El corrupto no es capaz de pedir perdón, es como una condena, es muy difícil ayudar a un corrupto. Pero Dios puede hacerlo, yo rezo por ello”, concluyó.
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