El papa Francisco, en Irak: “No está permitido matar en nombre de Dios”
El Papa además pidió que las mujeres sean respetadas y defendidas
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MOSUL.- En el tercer y último día de su histórica visita a Irak, bajo fuertes medidas de seguridad y sanitarias, el papa Francisco recorrió la zona del país más afectada por los ataques de Estado Islámico.
Primero estuvo en Mosul, “capital del califato” derrocado hace tres años. Allí, como las autoridades católicas no consiguieron encontrar una iglesia en buen estado para recibirlo, montaron un escenario entre las ruinas de cuatro iglesias de diferentes diócesis. Desde ese lugar el Sumo Pontífice, el primero en la historia en viajar a Irak, se dirigió a una pequeña multitud entusiasmada.
“La trágica disminución de los discípulos de Cristo, aquí y en todo Medio Oriente, es un daño incalculable no sólo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”, dijo el religioso de 84 años.
Además rezó por las “víctimas de la guerra” contra el grupo Estado Islámico, que aún conserva en la zona células pese a la derrota militar a finales de 2017. “Ahora es el momento de reconstruir y volver a empezar”, aseguró.
“No nos está permitido matar a nuestros hermanos en nombre de Dios, no nos está permitido hacer la guerra en su nombre”, agregó.
En total, 14 iglesias de la provincia de Nínive (norte), cuya capital es Mosul, fueron destruidas. Para la llegada del Papa, se desplegaron fuerzas de seguridad y controles en toda la provincia.
Los recorridos que hizo por carretera fueron en coches blindados. La mayor parte de los 1445 kilómetros del itinerario emprendido el viernes fueron en avión o helicóptero para sobrevolar las zonas y evitar aquellas en las que todavía se esconden grupos clandestinos.
Y todo en medio de un confinamiento total decretado hasta el lunes (día de su partida) para hacer frente a los contagios por covid-19 que están alcanzando récords en el país.
Escombros
Luego de llegar a Mosul escoltado por cinco helicópteros iraquíes, el Papa estuvo en la ciudad de Qaraqosh, donde se reunió con fieles en la iglesia de Al Tahira, renovada para la ocasión después de que fuera incendiada en 2014.
Al llegar Francisco vio desde el aire la imagen de la Virgen ubicada sobre la Iglesia, emplazada a mediados de enero por la comunidad católica local como “símbolo del renacimiento de Qaraqosh”, y tras ello aseguró: “Quisiera agradecer de corazón a todas las madres y las mujeres de este país, mujeres valientes que siguen dando vida, a pesar de los abusos y las heridas. ¡Que las mujeres sean respetadas y defendidas! ¡Que se les brinden cuidados y oportunidades!”.
El campanario de la Iglesia, el más grande de la llanura del Nínive, donde vivía la mayoría de los cristianos antes de verse obligados a huir en 2014 para refugiarse en el Kurdistán iraquí, fue derribado por los ataques extremistas, que usaron el patio interno como un polígono de práctica de tiro. Ya reconstruido, busca marcar el inicio de una nueva etapa para la comunidad cristiana, que años atrás debió abandonarla por la ocupación jihadista.
En Irak, nación de 40 millones de habitantes, casi todos musulmanes, hay 400.000 cristianos, una cifra muy inferior en comparación con los 1,5 millones que había antes de la invasión estadounidense en 2003.
Tras los encuentros en Mosul y Qaraqosh, Francisco oficiará una misa por la tarde en un estadio de Erbil, la capital del Kurdistán, en el norte, ante miles de fieles. Se espera que entonces converse con algunos fieles y los salude desde el papamóvil.
Agencias AFP y Télam
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