Francia: otra hazaña del equipo que encontró al ARA San Juan
El Seabed Constructor localizó en el Mediterráneo al submarino Minerve, desaparecido en 1968; las autoridades habían retomado la búsqueda a pedido de las familias
PARÍS.- El submarino francés Minerve tardó solo cuatro minutos en hundirse en el Mediterráneo una fría mañana de enero de 1968, con 52 tripulantes a bordo. Tuvo que pasar más de medio siglo para que se localizaran sus restos, después de que, este año, se reanudó su búsqueda gracias a la insistencia de los familiares de los marinos desaparecidos, que nunca perdieron la esperanza.
Su paciencia y, sobre todo, su perseverancia se vieron recompensadas. Los familiares se inspiraron, según el diario Le Monde, en el caso del submarino ARA San Juan. Y fue justamente el navío estadounidense Seabed Constructor, el mismo que halló al ARA San Juan el 17 de noviembre pasado, el que encontró al Minerve. El submarino estaba a casi 2400 metros de profundidad y a 45 kilómetros de la costa de Toulon, en el sur de Francia.
La solución del misterio, todavía no enteramente aclarado, sigue sin saberse, o revelarse: qué causó el hundimiento del Minerve.
Los drones submarinos del Seabed Constructor, que llegó a la zona de búsqueda la semana pasada, fueron los que aportaron la confirmación visual de la localización de los restos del Minerve. Pero la operación llevaba ya un tiempo en marcha.
Todo comenzó a finales del año pasado, cuando las familias de los tripulantes desaparecidos en el Minerve hicieron un llamado para volver a iniciar la búsqueda inspiradas por el caso del submarino argentino ARA San Juan. 2018 era además el año en que se cumplía el plazo -50 años desde los hechos- para que la Marina desclasificara el expediente sobre la investigación del hundimiento. El gobierno de Emmanuel Macron aceptó y en febrero se dio el primer paso: se envió un barco del Instituto Francés de Investigación para la Explotación Marina (Ifremer). Una tarea difícil porque, 51 años después, sigue sin quedar claro qué sucedió el 27 de enero de 1968. Ese día, las aguas del Mediterráneo estaban agitadas.
Soplaba el Mistral, con ráfagas de hasta 100 kilómetros por hora, recordaba en 2000 el diario Libération, que hizo una reconstrucción de los hechos con testimonios de antiguos militares. Aun así, el Minerve, un submarino de 800 toneladas del tipo Daphné que podía sumergirse hasta 525 metros, partió a primera hora de la mañana para realizar un ejercicio frente a la costa de Toulon.
A la misma hora despegaba un avión Breguet Atlantic de la base de Nîmes-Garons. El desafío era ver quién descubría a quién antes, si el submarino o la aeronave. El primer contacto fue establecido a las 7.19. A las 7.37, el sumergible confirmó dificultades de transmisión debido al estado de la mar. Ocho minutos más tarde, el avión anunció que anularía, también por el mal tiempo, la última verificación por radar prevista. "Entiendo que anulás esa verificación. ¿Me entendiste?", preguntó el Minerve a las 7.55. "Entendí", respondió el Atlantic. Jamás recibiría otra respuesta. El submarino acababa de desaparecer.
Su búsqueda comenzó en la madrugada del 28 de enero. La operación terminó, infructuosa, el 2 de febrero de 1968. Un año más tarde, volvió a realizarse una búsqueda durante 13 días, también sin éxito. Al acabar, el informe fue cerrado y declarado clasificado.
Hasta ahora. Tras el primer rastreo en febrero, la búsqueda comenzó realmente el 4 de julio, con el despliegue en la zona de un barco del Ifremer dotado de un dron; tras numerosos análisis con tecnología de punta, se sospechaba que podía hallarse el naufragio. El Seabed Constructor se unió poco después y ahora los esfuerzos han dado resultado.
"Es el final de una larga espera y de muchas preguntas", declaraba a Le Monde nada más conocer la noticia Jean-Marc Meunier, hermano de un tripulante del Minerve desaparecido en la tragedia.
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