Cientos de manifestantes acampan frente a la base militar francesa luego de que más de 1500 agentes abandonaran el país
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Níger, el país de África occidental, se encuentra entre los más mortíferos del mundo por ataques yihadistas. Tras un golpe militar ocurrido en julio, han surgido temores de que la salida de 1500 soldados de Francia del país pudiera alentar aún más a los insurgentes.
Mayeni Jones, de la BBC, tuvo una oportunidad inusual de acceder a Níger y hablar con los líderes del nuevo régimen, sus partidarios y sus opositores. Adama Zourkaleini Maiga habla con suavidad, pero sus ojos muestran una firme determinación.
Esta madre soltera con dos hijos vive en una zona tranquila y de clase media de Niamey, la capital de Níger, pero es originaria de Tillabéry, una de las regiones más afectadas por la violencia.“El primo de mi madre era jefe de un pueblo llamado Téra”, me cuenta durante el almuerzo. “Fue asesinado hace apenas siete meses”.
“Los terroristas lo buscaban y cuando descubrieron que había alquilado un auto para huir, lo alcanzaron y lo mataron. Le cortaron el cuello. Fue una verdadera conmoción para toda nuestra familia”.
Adama culpa de la violencia a Francia, que ha tenido 1.500 soldados en la región para luchar contra los militantes islamistas.
“No pueden decirnos que el Ejército francés tuvo éxito”, afirma. “No entiendo cómo pueden decir que están aquí para ayudar a la gente a luchar contra el terrorismo y cada año la situación empeora”.
Níger era visto como el último aliado de Occidente en el Sahel, la región semiárida que se ha convertido en el epicentro de la violencia yihadista. Francia y Estados Unidos desplegaron tropas en el país, que también alberga la base de drones más grande de EE.UU.
Pero cuando Francia se negó a reconocer al nuevo gobierno militar de Níger, se desbordó el resentimiento por la supuesta interferencia francesa en los asuntos internos del país africano.
Muchos nigerinos creen que Francia ha tenido acceso privilegiado a la élite política y a los recursos naturales del país durante demasiado tiempo. Ven el golpe como una oportunidad para hacer borrón y cuenta nueva, una forma de recuperar la soberanía y deshacerse de la influencia francesa.
“El ejército nunca ha permanecido mucho tiempo en el poder en Níger”, dice Adama, refiriéndose a los cinco golpes de Estado que han sacudido al país desde su independencia de Francia en 1960.
“Los militares eventualmente regresarán a sus bases y entregarán el poder a un mejor gobierno civil que conducirá a Níger a su destino”, añade.
La ira popular que siguió a la negativa de Francia a aceptar el nuevo liderazgo de Níger aumentó cuando la junta pidió a las tropas y embajador franceses que abandonaran el país.
El presidente francés, Emmanuel Macron, inicialmente se negó a cumplir el emplazamiento, pero ahora dice que decidió aceptar las demandas de la junta porque las autoridades nigerinas “ya no están interesadas en luchar contra el terrorismo”.
“Francia nos toma por idiotas”
Durante semanas, cientos de manifestantes han acampado a las afueras de una base militar en Niamey, que alberga tropas francesas, impidiendo que los suministros lleguen al personal de la base.
Los viernes, los manifestantes realizan una sentada de oración. En el abrasador calor del mediodía, el imam Abdoulaziz Abdoulaye Amadou aconseja a la multitud que tenga paciencia.
“Así como el divorcio entre un hombre y una mujer lleva tiempo, también lo será el divorcio de Níger de Francia”, dice a la multitud.
Después de su sermón, le pregunto por qué, después de años de estrecha cooperación, el pueblo de Níger está tan enojado con los franceses. “En todo el Sahel, Níger es el mejor socio de Francia”, responde. “Pero es Francia la que ahora se niega a aceptar lo que queremos y por eso hay tensión”.
“Francia podría haberse ido tranquilamente después del golpe y volver a negociar con los golpistas. ¿Por qué Emmanuel Macron dice ahora que no reconoce a nuestras autoridades, cuando ha aceptado golpes de Estado en otros países como Gabón y Chad?
“Eso es lo que nos ha enojado y creemos que Francia nos toma por idiotas”. Durante las oraciones se produce un alboroto cuando entra un coche grande flanqueado por guardias armados.
De él desciende el recién nombrado gobernador de Niamey, el general Abdou Assoumane Harouna, conocido popularmente como Plaquette. Es un hombre imponente de 1,90 m, vestido con uniforme militar y boina verde.
Mientras nos agolpamos para entrevistarlo, señala a mi productor y dice a la multitud: “Verán, la gente dice que no nos gustan los blancos, pero los recibimos con los brazos abiertos”.
Me dice que el pueblo de Níger quiere un país próspero, orgulloso y soberano, y que los extranjeros deberían respetar su voluntad. Cuando le pregunto si la junta puede mantener a su país a salvo de los terroristas, responde que las fuerzas nigerinas siempre han protegido a su pueblo y pueden hacerlo sin aliados extranjeros.
Pero quienes se oponen al régimen temen que la salida de las tropas francesas pueda ser desastrosa para Níger y la región en general.
“En la lucha contra los terroristas, Francia es un socio clave que proporciona la mayor parte de la inteligencia que nos ayuda a vencer a los terroristas”, me dice Idrissa Waziri, exvocero del depuesto presidente Mohamed Bazoum, en una entrevista por Zoom desde París.
“La salida apresurada de los franceses ha provocado un deterioro de la situación de seguridad en Mali y Burkina Faso. Hoy en día, Francia se ha convertido en un chivo expiatorio para sacar a la gente a la calle, culpándola de todos nuestros problemas”, continúa. “Francia no es el problema, el problema hoy es este intento de golpe de Estado, que supone un importante paso atrás para Níger”.
El acuerdo por el Sahel
Para Fahiraman Rodrigue Koné, director de proyectos del Sahel en el Instituto de Estudios de Seguridad con sede en Sudáfrica, es demasiado pronto para decir si la salida de Francia conducirá a una mayor inseguridad en Níger y el Sahel en general.
En el vecino Mali, la salida de las tropas extranjeras y de la ONU fue seguida por un repunte de la violencia, tanto por parte de insurgentes islamistas como de grupos rebeldes. Pero Koné dice que existen diferencias fundamentales entre los países.
“A diferencia de Mali, el Ejército francés desempeñó un papel más solidario en Níger, ayudando a las tropas locales en una capacidad más limitada”, asegura. “El Ejército nigerino ya tenía mucha experiencia en la lucha contra grupos terroristas, especialmente en el frente oriental contra Boko Haram”.
El analista añade que las fuerzas armadas de Níger están más presentes en su territorio que las fuerzas de Mali, donde los grupos terroristas han podido apoderarse de grandes extensiones de territorio en el norte del país en las que el Estado y el Ejército estaban ausentes.
Tras la amenaza del grupo regional Ecowas de invadir Níger si el depuesto presidente Mohamed Bazoum no era reinstalado, Mali, Burkina Faso y Níger establecieron una alianza el 16 de septiembre.
Su acuerdo de seguridad del Sahel dice que se apoyarán mutuamente contra las rebeliones armadas y las agresiones externas. Koné cree que esto podría cambiar las reglas del juego.
“La falta de cooperación entre los tres países fue una de las razones por las que los grupos terroristas podían cruzar fácilmente de un territorio a otro”, afirma. “Ya ha habido dos o tres operaciones militares conjuntas entre estos tres países. Esta mayor cooperación está ejerciendo una presión real sobre los insurgentes”.
También cree que la alianza podría ayudar a compartir las mejores prácticas de Níger con los otros dos países.
El año pasado, las muertes relacionadas con el terrorismo en Níger cayeron un 79%, según el Índice Global de Terrorismo; mientras que los vecinos Mali y Burkina Faso se convirtieron en los dos lugares más mortíferos para los ataques terroristas. Alrededor del 90% de la violencia del año pasado relacionada con el extremismo islamista en el Sahel ocurrió en esos dos países.
“La razón por la que la administración Bazoum tuvo cierto éxito en la reducción de las muertes en Níger es porque desarrolló un enfoque más integral: combinar la estrategia militar con el compromiso comunitario y el desarrollo socioeconómico”, dice Koné.
Pero a pesar de su relativo éxito, este proceso no fue aceptado por todos. Algunos miembros del Ejército lo vieron como una muestra de que el gobierno era blando con los terroristas y fomentaba la impunidad. No está claro si la junta militar gobernante continuará por el mismo camino.
También es difícil calcular cuánto apoyo tiene el presidente Bazoum en Niamey.
Su cercanía al gobierno francés ha enojado a muchos. Fue difícil que alguno de sus partidarios o cualquiera que se opusiera a la decisión de expulsar a Francia, hablara con la BBC. La mayoría de la gente parecía demasiado asustada por las consecuencias.
Tampoco fue de ayuda que la junta siguiera cada movimiento del equipo de la BBC en el país y estuviera al tanto de lo que dijeran los entrevistados.
La salida de Francia no significa necesariamente el fin de la cooperación de Níger con las potencias occidentales. Todavía hay tropas extranjeras, incluidas las de Estados Unidos.
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo a periodistas en Kenia el lunes que su país aún no había realizado ningún cambio significativo en sus fuerzas militares en Níger. Pero añadió que continuarían evaluando la situación y que cualquier paso futuro daría prioridad a sus objetivos democráticos y de seguridad.
Como el Sahel se encuentra en la primera línea de la guerra contra el terrorismo, las decisiones que tome la junta gobernante allí serán cruciales para la propagación del extremismo islamista a toda la región.
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