Fortalecido, Maduro diseña un plan para seguir en el poder hasta (por lo menos) 2030
Con una Corte adicta y un renovado apoyo desde el exterior gracias al precio del petróleo, afianza su poder
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CARACAS.– Nicolás Maduro disfruta estos días de uno de sus mejores momentos al frente del país. Casi todo le sale bien y lo que no es así, lo disfraza a través de la poderosa maquinaría de la propaganda revolucionaria. En pocos días, al “hijo de Chávez” lo han ratificado como presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), lo que conlleva de forma todavía no oficial su candidatura para 2024, y ha impuesto un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a su medida, con su superjueza favorita al frente. Con ello gana por lo menos 12 años de impunidad.
En el panorama internacional, también empieza a cobrar los primeros frutos de la campaña de blanqueamiento promovida desde Caracas a través de sus aliados y del Grupo de Puebla, mientras lidera en la región el frente de apoyo a Vladimir Putin.
En definitiva, el “presidente pueblo” está atornillado como nunca en su trono del Palacio de Miraflores, tanto que se ha impuesto una fecha en el horizonte para seguir al mando: 2030. Al menos, de momento.
“Quiero agradecer el voto de confianza. Vamos a jurar no dar descanso a nuestro brazo ni reposo a nuestra alma en el empeño de llevar adelante la resistencia victoriosa de nuestro pueblo. ¡Vamos unidos y unidas a la victoria final!”, clamó el jefe chavista tras concentrar en sí mismo casi todos los poderes revolucionarios.
La “coronación” de Maduro en el PSUV se produjo por aclamación, sin debate y sin votación final. No hacía falta. El mandatario está volcado, aconsejado por sus aliados de Cuba, en “imprimir el carácter madurista a la revolución iniciada por Chávez, un camino personalista que abandona la línea de la dirección colectiva de la revolución y que deja al comandante supremo estacionado en un galpón de la historia”, destacó para LA NACION el sociólogo Gianni Finco.
En torno al “conductor de victorias” permanece la misma estructura de poder que lo ha acompañado desde 2013. Diosdado Cabello, designado también como vicepresidente del PSUV; su mujer, la primera combatiente revolucionaria Cilia Flores; los hermanos Rodríguez (Delcy y Jorge) y el gobernador Héctor Rodríguez continuarán en el alto mando del partido y también en el político, donde también figura el fundamental general Padrino López, ministro de Defensa.
En las reuniones de la cúpula tampoco falta el embajador de Cuba y Nicolás Maduro Guerra, su primogénito, elevado también a la cúpula directiva del partido.
Poco importa el tiempo que falta para la celebración de las presidenciales de 2024, Maduro ya está en plena precampaña para fortalecer su candidatura. “Varias son las medidas puestas en marcha por Maduro, como la devolución de algunas empresas confiscadas o expropiadas, las conversaciones con Estados Unidos buscando la reactivación petrolera y la búsqueda de la suspensión de las sanciones, más los conciertos de los grandes cantantes que han llegado y van a seguir llegando para dar circo, ya que no hay pan suficiente. Un circo muy caro al que tienen acceso pocas personas”, sintetizó el politólogo Luis Salamanca.
Dos años de precampaña para unas elecciones sin condiciones democráticas, “un proceso maratónico donde el Palacio de Miraflores invertirá ingentes cantidades de recursos, horas de trabajo y lo mejor del talento humano que pueda reclutar”, adelantó Finco, uno de los principales expertos del país en desmenuzar discursos y propaganda chavista.
El plan personal de Maduro necesitaba un blindaje judicial y para ello ha impuesto al nuevo TSJ y a su presidenta, Gladys Gutiérrez. El presidente ya dispuso de su lealtad en su primera etapa al frente del Supremo, durante la cual impidió en 2013 que fuera admitido a trámite el recurso electoral del candidato opositor Henrique Capriles.
Empujón desde la Argentina
El último empujón ha llegado directamente desde la Argentina, con el respaldo del presidente Alberto Fernández. Como si de verdad se hubieran disipado los abusos del chavismo, Maduro aprovechó la mano tendida de Buenos Aires para condonar 370 millones en deuda a Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, Dominica y San Cristóbal y Nieves, clásicos aliados caribeños en instancias internacionales gracias a PetroCaribe. Todo ello ante el estupor de la oposición y cuando los grandes servicios públicos del país están desmantelados y los salarios y las pensiones son de miseria.
“Maduro quiere aprovechar el contexto de altos precios petroleros para seguir recuperando su legitimidad internacional en la región, complicando muchísimo la posición del gobierno estadounidense. Hay varios países que están interesados en poder recibir petróleo venezolano y están presionando a Washington para que permita la restitución de esas relaciones comerciales con Maduro y Pdvsa a pesar de las sanciones”, dijo a la nacion el internacionalista Mariano de Alba.
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