Florida: pese al récord de casos, el gobernador rechaza endurecer las medidas y crece la disputa con Joe Biden
Aunque se dispararon los casos en el estado, el republicano Ron DeSantis mantiene su postura de no intervención y culpa al periodismo y la gestión de la Casa Blanca; “Si no van a ayudar, quítense del medio”, lanzó el presidente
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WASHINGTON.- Las hospitalizaciones por Covid en Florida se dispararon esta semana hasta superar los 12.000 casos, batiendo ampliamente el récord que se había registrado el fin de semana anterior, y el gobernador republicano Ron DeSantis estalló de furia.
Pero no se la agarró con los que esparcen falsedades sobre la vacuna o se niegan a cumplir con los protocolos y medidas de seguridad. Por el contrario, DeSantis fustigó al periodismo por generar “histeria” sobre el auge de internaciones y acusó al presidente Biden de facilitar la propagación del virus, por no frenar la inmigración por la frontera sur.
Florida es el epicentro de un rebrote de coronavirus, potenciado por la altamente contagiosa variante delta: actualmente, el estado representa el 20% de los nuevos casos y hospitalizaciones de todo Estados Unidos. De hecho, el número de nuevos contagios e internaciones ya supera el del verano boreal pasado el Cinturón del Sol, como se conoce a la franja sur del país. Florida es el escenario principal de una peligrosa fase de la pandemia, donde hay nuevas cepas que se propagan velozmente en un marco de total reapertura, y que llenan las camas de hospital de pacientes jóvenes o de mediana edad.
“Cuando Florida era uno de los pocos lugares abiertos, Estados Unidos usó a Florida como una vía para volver a la normalidad, y nosotros lo permitimos”, dice Elena Cyrus, epidemióloga de la Escuela de Medicina de la Universidad del Centro de Florida. “Fomentamos una ilusión de seguridad y confianza.”
“Un estado libre”
Y ahora que la vacuna está ampliamente disponible, Florida también ilustra una nueva evolución de la pandemia: algunos líderes republicanos han decidido que los nuevos brotes son algo tolerable y no hace falta aplastarlos con medidas drásticas. Y para algunos, incluido DeSantis, el verdadero enemigo no parece ser el virus, sino el barbijo obligatorio y el confinamiento.
“Podemos ser una sociedad libre o podemos ser un estado de seguridad biomédica. Yo quiero decirles que Florida es un estado libre”, dijo el miércoles DeSantis en conferencia de prensa. “Acá cada uno es libre de tomar sus propias decisiones, sobre sí mismo, sobre su familia, sobre la educación de sus hijos, sobre cómo llevar comida a la mesa”.
Este año DeSantis compite por la reelección, y se ha atrincherado en una estrategia que rechaza toda restricción que pueda desalentar el turismo, y que considera que las medidas de salud pública son decisiones individuales. En sus apariciones públicas desde que se dispararon los contagio y las internaciones, durante julio, el gobernador ha condenado repetidamente las cuarentenas y las medidas de cumplimiento obligatorio. Y dice que el actual brote es un aumento estacional previsible.
DeSantis también tiene el poder de anular las restricciones que imponen los condados, lo que frustra a algunos funcionarios municipales, que dicen que el gobernador los tiene atados de pies y manos ante el rebrote de casos y que ya anteriormente había prohibido que las localidades multaran a las personas y empresas que violaran las restricciones por el Covid.
“No es competencia de ningún nivel de gobierno, ni local, ni estatal o nacional, microgestionar las decisiones de las personas o multarlas por negarse a usar barbijo”, dice la vocera de DeSantis, Christina Pushaw.
El único decreto de DeSantis en respuesta al aumento repentino de casos durante el verano boreal incluye una amenaza de retener los fondos de las escuelas que les impongan a los alumnos el uso de barbijo. El republicano es considerado por muchos como un claro aspirante a la presidencia en 2024 y en los últimos días se ha manifestado como uno de los críticos acérrimos de Biden en cuanto a la gestión de la pandemia.
El martes, Biden apuntó contra DeSantis y otros gobernadores republicanos diciendo que sus decisiones sobre el Covid “no han sido buenas para sus electorados”. “Si no van a ayudar, quítense del medio”, lanzó en una conferencia de prensa.
El gobernador no tardó en responder. “Si se mete con los derechos en Florida, me interpongo en su camino”, dijo al día siguiente. Y cuestionó a la Casa Blanca por la política migratoria: “¿Por qué no aseguran mejor esta frontera? Hasta que hagan eso, no quiero oír hablar del Covid”.
“El problema es el gobernador”
Si bien los activistas conservadores aplauden a DeSantis por no dar el brazo a torcer, sus detractores dicen que está renunciando a su responsabilidad de gobierno durante la crisis.
“El problema es el gobernador”, dice Melissa Schumann, propietaria de un bar en Orlando, donde las ventas están cayendo a pique desde que empezaron a aumentar de nuevo los casos. “Podría dar sus discursos desde los centros de vacunación, podría dar el ejemplo y usar barbijo.”
Si bien sus críticos recalcan el aumento vertiginoso de las hospitalizaciones, DeSantis replica con el número significativamente menor de muertos de este verano. El promedio de muertes diarias por Covi-19 en Florida alcanzó un máximo de alrededor de 180 durante el brote del verano boreal pasado: ahora superan los 70 muertos por día, más que en cualquier otro estado. La menor mortalidad, una tendencia que se observa en todo el país, puede atribuirse en parte a la tasa de vacunación del 80% entre los adultos mayores de Florida, el grupo de edad con más probabilidades de morir de coronavirus.
Si bien los republicanos a menudo se oponen a las restricciones por el Covid con el argumento de no dañar la economía, los rebrotes del virus también la perjudican, y los datos preliminares del sector privado sugieren que el aumento de la variante delta puede ser un obstáculo para la recuperación de Florida, cuya economía sigue muy frágil.
Durante la primera mitad del año, cuando Florida se reabrió, la industria gastronómica se recuperó hasta superar los niveles previos a la pandemia, incluso cuando los restaurantes del resto de Estados Unidos aún no habían levantado cabeza. Pero a partir de julio y a medida que aumentaron los casos de la variante delta, el negocio gastronómico volvió a caer. Ahora, el consumo en restaurantes descendió a niveles vistos por última vez en mayo, cuando los casos estaban disminuyendo en todo el estado.
El mercado laboral de Florida también parecía estar recuperándose más rápido que en el resto del país. A principios de julio, había un 43% más de ofertas de trabajo que antes de la pandemia, alrededor de ocho puntos porcentuales por encima de la tasa nacional, ya que las empresas se apresuraron a recontratar para satisfacer el repunte de la demanda. Pero a fin de mes esos números se revirtieron, cayendo dos puntos porcentuales y cortando la larga racha de aumento de las publicaciones de búsqueda de personal en toda Florida.
Traducción de Jaime Arrambide
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