Flanco débil: la frontera con México se convierte en una bomba de tiempo para Biden
Hay fuertes críticas opositoras por los desbordes en los centros de detención; la Casa Blanca envío una misión a México para intentar controlar la situación
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WASHINGTON.- La Casa Blanca se niega a hablar de una crisis, pero lo que ocurre en la frontera con México tiene todos los ingredientes. Centros desbordados de inmigrantes, feroces críticas de la oposición –incluido Donald Trump–, fotos filtradas a la prensa de chicos durmiendo en el piso, encerrados, que exponen una realidad que el gobierno de Joe Biden trató de mantener detrás de una cortina de hierro, y una apurada misión de Washington a México para intentar contener una situación que ya parece fuera de control.
La nueva ola de inmigrantes de América Central y México que han llegado a Estados Unidos puso contra las cuerdas al gobierno de Biden, que todavía forcejea para darle forma a una política migratoria –y a un mensaje– que sea realista y consistente con la filosofía amigable hacia los inmigrantes que quiere implantar la nueva administración en tiempos de la pandemia del coronavirus y ante la furia de de millones de norteamericanos que ven con espanto la procesión de hispanos que quieren radicarse en el país.
Biden designó a Ricardo Zuñiga, un diplomático de carrera, como enviado Especial para el Triángulo Norte, con la misión de trabajar con los gobiernos de México, El Salvador, Guatemala y Honduras y asegurar que cumplen “sus compromisos para enfrentar las causas de la migración y el aumento de llegadas de menores no acompañados a la frontera sur de Estados Unidos”, anunció el Departamento de Estado. A la par, la Casa Blanca anunció que Zuñiga y Roberta Jacobson, asesora de Biden y Coordinadora de la Frontera Sur, viajarán a México para trabajar con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en un “plan de acción de manejo de la migración humano y efectivo”. A ellos se sumará Juan González, el director del Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad.
Ya acorralada y bajo presión, la Casa Blanca quedó en una posición incomodísima luego de que un congresista demócrata, Henry Cuellar difundiera fotos de un centro del gobierno federal en Donna, Texas, en las que se ve a cientos de inmigrantes en colchonetas en el piso con frazadas térmicas de aluminio, en ambientes separados por paredes de plástico transparentes, muy parecidas a las denostadas jaulas de acero que le valieron una ola de repudio al gobierno de Donald Trump.
El gobierno de Biden ha mantenido a la prensa alejada de las instalaciones de la patrulla fronteriza en la frontera, alegando riesgos por la pandemia del coronavirus. La vocera presidencial, Jen Psaki, dijo que “en los próximos días” indicará si y cómo los periodistas pueden acceder a las instalaciones federales.
Cuellar dijo al sitio Axios que cada uno de los ambientes del centro de Donna estaba hecho para albergar a 260 personas, pero uno de ellos tenía más de 400 menores el domingo. La patrulla fronteriza tenía este fin de semana en custodia a más de 5000 niños que viajaron por su cuenta, según recuentos de CNN y el Washington Post.
La Casa Blanca, expuesta
La difusión de las imágenes dejó expuesta a la Casa Blanca, que todavía intenta terminar de tejer un mensaje coherente para hacer frente a la crisis. Muchos responsabilizan a Biden por la nueva ola de inmigrantes, y su mensaje mucho más amistoso que el de Trump durante la campaña presidencial, durante la cual prometió que el país volvería a ser una nación que le abre sus brazos a los extranjeros. Para muchos, eso alentó a la gente a viajar. Pero apenas asumió el nuevo gobierno, el mensaje que dieron sus principales funcionarios a los inmigrantes fue que desistieran de venir “ahora”, dando a entender que más tarde si, una postura que muchos consideraron inconsistente con la intención de frenar las caravanas de migrantes desde el sur. Ya con una crisis entre manos, ahora el gobierno intenta acelerar la implementación de un programa de refugiados que evite nuevas avalanchas, mientras lidia con miles de menores en los centros de instalaciones.
“Los niños que se presentan en nuestra frontera que huyen de la violencia, que huyen de la fiscalía, que huyen de situaciones terribles, no es una crisis”, dijo Psaki en su habitual conferencia de prensa.
“Sentimos que es nuestra responsabilidad abordar humanamente estas circunstancias y hacer que sean tratados y puestos en condiciones que sean seguras. Estas fotos muestran lo que venimos diciendo, que estas instalaciones de la patrulla fronteriza no son lugar para niños”, agregó.
La crisis abrió el primer flanco débil del gobierno de Biden, y se ha convertido en el tema predilecto de sus críticos y de los republicanos. Una de las figuras que ya salió a defenestrar al gobierno: Donald Trump.
“Con orgullo le entregamos a la Administración de Biden la frontera más segura de la historia. Todo lo que tenían que hacer era mantener este sistema funcionando sin problemas en piloto automático. En cambio, en el lapso de unas pocas semanas, la Administración Biden ha convertido un triunfo nacional en un desastre nacional”, dijo Trump en un comunicado difundido por su oficina.
“La única forma de poner fin a la crisis fronteriza de Biden es que admitan su total fracaso y adopten las políticas de Trump, profundamente eficaces y probadas”, dijo el exmandatario.
Trump omitió mencionar que el aumento en las llegadas de migrantes a la frontera continuó durante su gobierno, y que la razón por el cual ahora hay miles de menores en los centros de las patrullas fronterizas es porque el gobierno de Biden ya no los deporta apenas ingresan, como sí hacía su administración.
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