Finlandia inicia la construcción de un vallado metálico en la frontera con Rusia
Teme que Moscú utilice a los migrantes para ejercer presión política; tendrá tres metros de altura y 200 kilómetros de longitud
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Finlandia comenzó a construir una valla metálica de tres metros de altura y 200 kilómetros de longitud en una parte de su frontera con Rusia, ante el temor de que Moscú utilice a los migrantes para ejercer presión política, según menciona la agencia de noticias AFP.
Las obras del tramo piloto, de tres kilómetros y cercano a la ciudad de Imatra, comenzaron este martes “con talas de bosque, y continuarán para permitir la construcción de una carretera y la instalación de una valla metálica”, informó la Guardia Fronteriza en un comunicado.
La construcción de otros 70 kilómetros está prevista entre 2023 y 2026, principalmente en el sudeste del país. Finlandia tiene previsto levantar en tres años 200 kilómetros, a un costo de 380 millones de euros.
La valla tendrá alambre de púas, cámaras de visión nocturna, lámparas y altavoces en lugares que estén considerados “sensibles”.
Hoy en día, los 1.300 kilómetros de frontera que dividen Finlandia y Rusia, están protegidas por pequeñas vallas de madera, diseñadas principalmente para impedir el desplazamiento del ganado, tal como menciona la agencia mencionada.
Estonia, Letonia y Polonia, son los otros países que a su vez aumentaron o tienen previsto aumentar la seguridad en sus fronteras con Rusia.
Finlandia y la OTAN
El Parlamento de Finlandia empieza hoy a discutir el proyecto de ley de adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sin esperar a la vecina Suecia, aunque todavía no dispone de la luz verde necesaria de Turquía y Hungría. Finlandia, donde la primera ministra Sanna Marin se juega su mandato en las elecciones legislativas del 2 de abril, quiere evitar un vacío político para poder sumarse a la OTAN una que vez tenga el “sí” de Ankara y Budapest.
Se está llevando a cabo a pesar de que Rusia haya amenazado a Finlandia con “represalias de carácter militar-técnico y de otro tipo” si se une a la OTAN. En un comunicado, la cartera de Exteriores rusa insistió en que la adhesión de Finlandia a la Alianza “causará graves daños a las relaciones bilaterales”, por lo que Moscú ha afirmado que “se verá obligada” a tomar “represalias” para “detener las amenazas de seguridad a su territorio que se presenten al respecto”.
El presidente y la primera ministra de Finlandia, Sauli Niinisto y Sanna Marin, respectivamente, publicaron un comunicado mostrando su apoyo a la posible adhesión del país a la OTAN y recalcaron que la entrada de Helsinki en la Alianza Atlántica “fortalecería la seguridad de Finlandia”. “Ser miembro de la OTAN reforzaría la seguridad de Finlandia. Como miembro de la OTAN, Finlandia reforzaría también a la Alianza en su conjunto. Finlandia debe ser candidata a la adhesión sin demora”, consideraron en el comunicado.
El proyecto de ley, finalmente, será votado mañana sin Suecia, también candidata desde el año pasado, que todavía no ha conseguido levantar el veto de Turquía. Veintiocho de los 30 miembros de la Alianza Transatlántica, incluido Estados Unidos, ya ratificaron la entrada de los dos países nórdicos. Sin embargo, falta todavía Hungría, conocida por sus posiciones más ambiguas hacia Moscú, y Turquía, que se quiere erigir en mediadora del conflicto en Ucrania y al mismo tiempo busca resolver viejos litigios con Suecia, principalmente por los militantes kurdos refugiados en ese país.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Stoltenberg, afirmó que “ha llegado la hora” de que Turquía y Hungría ratifiquen la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN. “Tanto Finlandia como Suecia han cumplido con lo que habían prometido en su acuerdo trilateral con Turquía el pasado junio en Madrid”, insistió.
El ingreso a la OTAN cuenta con el respaldo casi unánime de los partidos finlandeses, incluso de aquellos que eran contrarios a la alianza antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania.
A raíz de la invasión rusa de Ucrania, Finlandia y Suecia decidieron pasar página a su política de no alineamiento militar en vigor desde los años 1990, heredera de décadas de neutralidad, y se postularon a la OTAN en mayo de 2022.
Finlandia había expresado hasta ahora su voluntad de ingresar junto a Suecia. Pero las dificultades que experimenta Estocolmo con Ankara, que culminaron con una serie de incidentes diplomáticos en enero, cambiaron la situación. El mismo Stoltenberg reconoció a principios de febrero que lo más importante no era la entrada de ambos países a la vez, sino que esta se produzca lo antes posible.
Una mayoría de finlandeses, el 53%, quiere entrar en la OTAN sin esperar a Suecia, según un sondeo publicado a principios de febrero. Finlandia estuvo bajo dominio sueco hasta 1809, antes de convertirse en un gran ducado ruso hasta su independencia durante la Revolución rusa de 1917. El país nórdico, sometido a una neutralidad forzosa por parte de Moscú después de su conflicto con la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, comparte la mayor frontera europea con Rusia detrás de Ucrania.
La preparación para un potencial conflicto con Rusia
Tomi Rask es preparador de defensa civil en Helsinki y describe con orgullo la famosa red de refugios subterráneos de la ciudad. Se trata de un conjunto masivo de espacios en que los finlandeses confían para resguardarse de una invasión, un desastre natural o cualquier infortunio de emergencia.
“Solo en Helsinki tenemos alrededor de 5500 refugios subterráneos. Cabe casi un millón de personas y aguantan todo tipo de ataques de las armas más modernas, incluso nucleares”, le contó Rask a BBC Mundo.
El mimo con el que los finlandeses diseñaron este entramado bajo tierra no es su única defensa ante la catástrofe. Durante décadas, Finlandia reforzó uno de los sistemas de conscripción militar más estrictos del mundo, alistado extensas reservas de petróleo, alimentos y medicamentos y educado una conciencia generalizada sobre la necesidad de estar preparados para el “peor escenario”.
Un nivel de preparación cimentado, entre otros factores, en la desconfianza hacia su vecino del este, Rusia, con el que comparte 1300 kilómetros de frontera y que en el pasado les invadió y arrebató territorios.
Desde la Segunda Guerra Mundial ambos países vivieron en relativa calma gracias a la neutralidad que adoptó Finlandia para asegurarse la paz con su vecino, pero todo cambió con la guerra en Ucrania. Finlandia percibió más cerca el peligro y ahora agiliza su incorporación a la OTAN, un movimiento que generó amenazas y advertencias desde Moscú. Momentos de tensión para un país que se preparó durante mucho tiempo para ello.
Varios de los miles de espacios subterráneos de Helsinki distan hoy de parecer un refugio para tiempos de guerra o catástrofes. Piscinas, pistas olímpicas, museos, parques para niños y restaurantes pueden encontrarse a decenas de metros de profundidad en estos súperespacios.
Sin embargo, basta activar la alarma para que se conviertan en un refugio al uso en menos de 72 horas, incluyendo el tiempo necesario para instalar duchas descontaminantes, aseos y cerrar las puertas con fuerza.
“Nuestros refugios tienen uso dual. Los usamos para resguardarnos y para almacenar bienes. En tiempos de guerra, podemos proveer oxígeno filtrado, comida y agua”, describe Rask. Y si la amenaza se extiende por más semanas y meses, los refugios también cuentan con un sistema interno para mantener este flujo de bienes y medicamentos.
Esta extensa red se empezó a construir en los años 80, en plena Guerra Fría, “con la amenaza de una guerra nuclear” planeando sobre las cabezas de muchos, dice a BBC Mundo Anu Lahtinen, especialista en historia nórdica y finlandesa por la Universidad de Helsinki.
Entre 1939 y 1944, Finlandia y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se enfrentaron en dos guerras prácticamente consecutivas, conocidas como Guerra de Invierno y Guerra de Continuación. En ambos casos el resultado se decantó para los soviéticos, que consiguieron hacerse con parte de territorio finlandés. “El sentimiento generalizado de esos conflictos es que nos dejaron solos y eso nos dejó un trauma”, dice Ketola.
“Por eso era importante estar preparados con todo lo que está pasando ahora con la adhesión a la OTAN”, añade Lahtinen. “Tras la invasión de Rusia a Ucrania, la percepción de seguridad de los finlandeses cambió muy rápido. En esta situación volátil ya no queremos volver a quedarnos solos”, añade Ketola.
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