Final a sangre y fuego en la crisis de los rehenes de Argelia
El ejército mató a los militantes que resistían en la planta de gas; antes, los extremistas habían ejecutado a siete cautivos extranjeros
IN AMENAS, Argelia.- La crisis de los rehenes en Argelia se resolvió ayer a sangre y fuego, cuando tropas del ejército local lanzaron un ataque definitivo y letal a la planta de gas situada en medio del Sahara y en manos de un comando terrorista, compuesto por extremistas islámicos de países vecinos.
El operativo de las fuerzas armadas causó la muerte de 11 activistas, que muy poco antes del asalto habían ejecutado, como venganza, a los siete extranjeros que seguían en su poder.
El grupo comando, vinculado con Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), tomó la gigantesca planta de gas, operada por la empresa local Sonatrach, por la noruega Statoil y por British Petroleum, en represalia por la ofensiva francesa en Mali, que comenzó hace ocho días.
Confirmado el desenlace, ayer, el Ministerio del Interior anunció que en total murieron 55 personas durante los tres días que se extendió el drama de los secuestrados: 23 rehenes -entre argelinos y extranjeros- y 32 milicianos fundamentalistas. Así, se convirtió en una de las crisis de rehenes más sangrienta en las últimas décadas.
La cancillería agregó que fueron rescatados 685 argelinos y 107 extranjeros.
Fuentes de los servicios de seguridad afirmaron que el asalto final se produjo ante la certeza de que los fundamentalistas habían decidido suicidarse en grupo, tras perder toda esperanza de escapar con los rehenes y luego de ser comprobado que habían comenzado a asesinar a sangre fría a los secuestrados.
"La operación se produjo en respuesta a la decisión de los terroristas de matar a todos los rehenes y perpetrar una auténtica masacre", dijo un vocero del ejército. "Toda duda está prohibida cuando el futuro de la nación está en juego o amenazado", señaló, por su parte, un ex oficial del ejército, Mohammed Khlefaoui, en declaraciones al diario Al-Watan.
El gobierno había decidido no negociar con los milicianos, pero se tomó todo el viernes antes de lanzar las tropas a la recaptura del complejo, luego de una primera incursión el día anterior con helicópteros artillados. Ese ataque diezmó a los jihadistas y los dejó desde entonces a la defensiva, atrincherados en la lejanía del complejo, sin chances de escape y con la única certeza de que se acercaba el desenlace.
Los extremistas contaban, sin embargo, con un verdadero arsenal para ofrecer resistencia: lanzagranadas, ametralladoras y fusiles kalashnikov para los más de 30 miembros que integraban en principio el comando agresor. Por lo menos uno de ellos fue capturado con vida.
La compañía estatal Sonatrach aseguró, en un comunicado, que los agresores habían colocado minas en varios puntos del complejo.
Los extremistas habían entrado victoriosos el miércoles en un operativo relámpago que sorprendió a los más de medio millar de empleados de diversas nacionalidades de la inmensa planta de In Amenas, situada a 1300 kilómetros de Argel, cuya capacidad de producción representa el 18% de las exportaciones argelinas.
Pronto se dio a conocer que los agresores constituían una brigada del grupo islamista "Los que firman con sangre", una formación cercana a Al-Qaeda creada por el veterano terrorista argelino Mokhtar Belmokhtar.
Canje denegado
Belmokhtar había formado su milicia en diciembre, en anticipación de un eventual desembarco extranjero en Mali, como efectivamente sucedió, cuando aviones y tropas francesas entraron en combate la semana pasada para frenar el avance de las milicias islamistas.
Belmokhtar condicionó la supervivencia de los rehenes de In Amenas a la salida de los militares franceses de Mali, a lo que luego añadió una oferta a Washington de liberar a los rehenes de ese país, a cambio de la libertad de dos terroristas que cumplen cadena perpetua en Estados Unidos.
El canje fue rechazado desde la Casa Blanca, que llamó a la comunidad internacional a colaborar con los esfuerzos del gobierno argelino.
"Al-Qaeda tiene que saber que no hay un lugar donde refugiarse, ni Argelia, ni Mali, ni en ningún lugar. No vamos a dejar que se escondan en ningún lugar desde donde puedan perpetrar actos terroristas", dijo el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta.
El comando jihadista que irrumpió en el desierto estaba dirigido por el miliciano Abdelrahaman "el Nigeriano" y lo integraban miembros reclutados de Egipto, Níger, Chad, Mauritania, Mali y Canadá, que se infiltraron en Argelia vía Níger el mismo día del asalto.
Agencias EFE, ANSA y AFP
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