Fin de una era en Sudáfrica: llegan las primeras elecciones sin Mandela
El histórico CNA, el partido que ayudó a derribar al apartheid y hoy es gobierno, pierde apoyo entre los votantes negros por la corrupción, el desempleo y la desigualdad
JOHANNESBURGO.- En coincidencia con el aniversario de las primeras elecciones democráticas del 27 de abril de 1994, el presidente sudafricano, Jacob Zuma , descubrió el lunes pasado, frente al Parlamento, un busto de Nelson Mandela, muerto el 5 de diciembre de 2013. Dos días más tarde, una furgoneta de la policía se empotraba en la escultura al dar marcha atrás. Fue el choque de la vida cotidiana contra un pedazo de historia.
Ese incidente fue, a la vez, una metáfora de lo que se viene esta semana. Veinte años después de aquella histórica votación de 1994 en la que Mandela se convirtió en el primer presidente negro del país, Sudáfrica celebra unas elecciones con la ausencia del que fue su referente político durante décadas, el hombre que trajo la libertad tras los años de segregación racial del apartheid.
El premio Nobel de la Paz llevaba años al margen de la política, pero su muerte, hace apenas seis meses, parece simbolizar el final de una era. "El hecho de que los veinte años coincidan con unas elecciones, con la muerte de Mandela y el declive del Congreso Nacional Africano (CNA) sólo enfatiza aún más ese sentimiento", explica Dali Mpofu, antiguo dirigente del CNA y candidato provincial de los Luchadores por la Libertad Económica (LLE), la formación radical del líder juvenil Julius Malema.
Más partidos que nunca -200 en total- acuden a las urnas el próximo miércoles, al tiempo que el gubernamental CNA, la formación que luchó junto a Mandela por la abolición del régimen racista, pierde apoyo entre la población negra debido a la corrupción del gabinete de Jacob Zuma, la falta de servicios básicos, las desigualdades sociales y una tasa de desempleo del 24%.
Si bien es el gran candidato, Zuma está especialmente en el candelero tras conocerse que hizo renovaciones en una vivienda particular por 20 millones de dólares.
Agrupaciones como Agang, de la histórica activista contra el apartheid, Mamphele Ramphele, los Luchadores por la Libertad Económica e incluso la Alianza Democrática (AD), asociada en el imaginario con la minoría blanca, disputan el voto de ese electorado que era patrimonio casi exclusivo del CNA.
"Se ha avanzado mucho en estos 20 años -asegura Daryl Glaser, jefe de Estudios Políticos en la Universidad de Witwatersrand-. Se ha logrado bienestar para los más pobres, se construyeron casas, se llevó electricidad y agua a los townships [barriadas], pero no se ha logrado resolver el desempleo. Hay millones de personas al margen de la economía, y pese a tener esos servicios, carecen de la dignidad y los ingresos de un empleo."
En las calles de Johannesburgo, el Partido Comunista de Sudáfrica, socio de gobierno del CNA, pide el voto para las elecciones presidenciales con el eslogan "Hazlo por Madiba", nombre con el que se conoce a Nelson Mandela.
La muerte del líder contra el apartheid resuena aún en las mentes de los sudafricanos, pero el efecto de su ausencia real, a juicio de Daryl Glaser, puede ir en varias direcciones. "El CNA puede lograr la simpatía de su electorado. Recordarán los días de gloria, pero, por otro lado, también pueden valorar a los actuales líderes de manera desfavorable al compararlos con Madiba."
Mientras, los partidos de la oposición compiten también por apropiarse de su legado. La dirigente y activista Mamphele Ramphele dice que tras la muerte de Mandela los sudafricanos no le deben ya nada al Congreso Nacional Africano, y LLE asegura que "el CNA fue enterrado junto al ex presidente".
La Alianza Democrática, por su parte, afirma que sólo su formación recoge el auténtico espíritu de la Sudáfrica multirracial. Su candidata es Helen Zille, una política que busca aumentar la base social de su agrupación y acabar con su etiqueta de "partido de los blancos".
Zille aspira a confirmar la tendencia ascendente del partido y a aprovechar la merma relativa de Zuma para superar el 16% de votos conseguidos hace cinco años.
Glaser reconoce el valor de la figura de Mandela. "Pero la población negra -añade- no sólo quiere símbolos. Quiere pan, quiere vivienda. La mayoría sigue estando agradecida al CNA. Las diferencias raciales en Sudáfrica son aún enormes y puede apelar a esa solidaridad, pero la clave será si son capaces de resolver los nuevos desafíos."
Más de la mitad de la población sudafricana tiene menos de 25 años y casi dos millones de jóvenes que nacieron después de 1994 jamás conocieron siquiera el apartheid. Reconocen la lucha de Mandela y el CNA por la libertad, pero tienen sus propias batallas: el acceso a un empleo y una vida mejor.
Semele Tseke es estudiante en la Universidad de Johannesburgo. Tiene 18 años y votará por primera vez el miércoles. "Los sudafricanos tienen ahora una definición distinta del éxito; conseguir una educación, un empleo, y si puedes, hacerte rico. Somos libres y jóvenes. No estamos preocupados por el destino de LA NACION, sino por nuestro propio destino", afirma Tseke.
Pese a todo, el CNA logrará previsiblemente, como hasta ahora, más del 60% de los votos. Incluso entre los más jóvenes permanece el sentimiento de que, sin los luchadores por la libertad, no estarían donde se encuentran ahora. Pero en Sudáfrica ya no se trata de "lo que puedes hacer por Madiba", sino del ejercicio de la democracia, de "lo que Madiba hizo por ti".
Los que van por la victoria
Jacob Zuma - Presidente sudafricano
Pese a denuncias de corrupción del gabinete y a cierto cansancio con su partido, es el favorito
Helen Zille - Candidata Opositora
Su partido, Alianza Democrática, espera extender su base multirracial y superar el caudal de votos de las últimas elecciones
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