Fin de la tregua: los incidentes vuelven a Hong Kong
Grupos organizados y gente de la zona chocaron con los estudiantes que acampan en el centro y que denunciaron el accionar de la mafia china
HONG KONG.- El diálogo saltó por los aires ayer en Hong Kong, cuando la calma parecía a la vuelta de la esquina, después de que los campamentos de los estudiantes que tienen tomado el centro administrativo y financiero de la ciudad fueron atacados por desconocidos, lo que hizo volver a cero el acercamiento entre los jóvenes que claman por más democracia y las autoridades comunistas.
La Federación de Estudiantes de Hong Kong, que lidera junto a la agrupación Occupy Central el bloqueo de las calles desde hace una semana, denunció el abanico de ataques en varios distritos, y dijo que "no tenía otra opción" que suspender los encuentros con las autoridades, dado que la policía "cerró los ojos" ante el vandalismo que tuvo por blanco las barricadas y campamentos montados sobre el asfalto.
Testigos de las escenas dijeron que algunos de los que protagonizaron los ataques parecían ser verdaderos ciudadanos y vecinos de la ciudad, pero que muchos otros eran hombres de entre 30 y 40 años con tatuajes llamativos, como se vio también en las imágenes que circularon en las redes sociales.
Benny Lai, fundador del grupo Occupy Central, afirmó que los agresores, que hirieron a una docena de estudiantes sólo en el distrito de Mong Kok, eran miembros de las tríadas, las temibles organizaciones mafiosas del sur de China, algunas de las cuales están tradicionalmente a favor de Pekín. La Federación de Estudiantes habló de "ataques organizados contra manifestantes pacíficos".
"¡Devuélvannos Mong Kok! ¡Nosotros los hongkoneses necesitamos comer!", gritaba un hombre mientras intentaba tirar abajo una barricada. "¡Váyanse a casa!", gritaban otros. "¿Por qué hacen esto? ¿Por qué causan tantos inconvenientes a Hong Kong?"
Cerca de mil personas acorralaron a un centenar de estudiantes en Mong Kok y trataron de desmontar sus carpas a la fuerza. La policía estableció un cordón de seguridad para contener a los que arremetían contra los estudiantes, pero los agentes se vieron sobrepasados en varias ocasiones y se repitieron las situaciones de caos y anarquía.
"Apenas hay suficientes policías para tanta gente descontrolada y no nos están ayudando mientras nos insultan, acosan, nos tiran botellas de agua y tratan de agredirnos", dijo Lie Hu, un estudiante de 24 años que resistió la invasión.
En otro de los bastiones estudiantiles más vapuleados, una banda de unos 30 hombres enmascarados y otros opositores atacaron a los activistas en Causeway Bay, el barrio comercial más caro del mundo, donde comenzaron a derribar las barricadas y se produjo un enfrentamiento a golpes entre los encapuchados, los manifestantes y la policía, que al parecer trataba de contener a los agresores.
Junto con los golpes y las botellas de agua que volaron contra los estudiantes, volaba también la posibilidad de una salida civilizada a la impasse que tiene trancada la ciudad en todo sentido, físico y político, desde el fin de semana pasado.
El foco de las demandas está en la libre elección del jefe de gobierno de la ciudad, un cargo que, según la ley en vigor, debe votarse entre un manojo de candidatos afines a Pekín: democracia controlada versus democracia verdadera, demasiado para el paladar del Partido Comunista Chino, incluso en el oasis de Hong Kong. Desde que fue devuelta al gobierno chino en 1997, esta ex colonia británica goza de un estatus de semiautonomía que le brinda más derechos que el resto de las regiones chinas.
Para Martin Lee, uno de los fundadores del Partido Democrático de Hong Kong y destacada figura en el desarrollo democrático de la isla, "las escenas violentas son tácticas comunistas para utilizar a la gente contra la gente y eliminar a aquellos que no les gustan". Y auguró que se conseguirá todo lo contrario: más gente en las calles,
Los estudiantes van por más. El movimiento pro democracia reclamaba también, entre sus principales demandas, la renuncia del jefe de gobierno actual, Leung Chun-yuing, a quien consideran una marioneta de Pekín.
Le habían dado hasta anteanoche para dimitir. Poco antes de la hora límite, sin embargo, rechazó abandonar el cargo y propuso en su lugar una oferta de diálogo, la cual fue aceptada por la vanguardia estudiantil hasta la irrupción de violencia de ayer, que atenuó en unas horas los ánimos conciliadores. Después del acoso a los campamentos, de hecho, los estudiantes dejaron el diálogo sin efecto y volvieron a poner en su lista de prioridades el cese de Leung.
Las manifestaciones son "contrarias a los principios legales y están condenadas al fracaso", alertó en un editorial el Diario del Pueblo, órgano de comunicación del Partido Comunista Chino. Mientras que para el ministro de Finanzas de Hong Kong, John Tsang, las protestas amenazan con "perjudicar de manera permanente la confianza del mercado" en esta plaza financiera mundial.
Agencias ANSA, AFP, EFE y Reuters