Felicidad para todos: en los Emiratos, ministros exóticos
Los jeques crearon carteras como las de Tolerancia y Futuro
RIAD.– Tal vez el dinero no compre la felicidad, o al menos no con los precios actuales del petróleo. Pero a los gobernantes de los Emiratos Árabes Unidos se les ocurrió una novedosa idea: nombrar un ministro de la Felicidad.
Parece que con ser la nación del Golfo Pérsico que construyó la mayor pista de esquí cubierta del mundo y una isla artificial con forma de palmera ya no les alcanza. Al menos no en el rubro felicidad. Ah, y parece que también andarían cortos en materia de tolerancia. Así que el gobierno designará un ministro de la Tolerancia.
Los jeques que gobiernan los Emiratos acaban de anunciar la más profunda reestructuración estatal en sus 44 años de historia, una reforma que incluye la creación de dos nuevos ministerios. El anuncio se hizo con toda la pompa que merece un decreto real del jeque Mohammed bin Rashid al-Maktoum, gobernante del emirato de Dubai y primer ministro del país, o sea que se hizo por Twitter. "Es el comienzo de un nuevo viaje de logros y beneficios para nuestro pueblo", decía el post en árabe del jeque.
"Pedimos a Dios que nos ayude a servir a ese pueblo y a cuidarlo", agrega el tuit de Mohammed.
La felicidad y la tolerancia son los platos fuertes de una reforma que por lo demás es mayormente burocrática, y que también crea el Ministerio de Asuntos de Gabinete y del Futuro.
"El nuevo cargo de ministro de Estado para la Felicidad impulsará y dará marco a las políticas de gobierno destinadas a generar bienestar y satisfacción social", escribió el jeque Mohammed en un post en inglés el lunes pasado.
Y en otro post en inglés agregó: "El Ministerio de Estado para la Tolerancia ha sido creado para promover la tolerancia como valor fundamental en la sociedad de los Emiratos Árabes Unidos".
También se creará el Ministerio para la Juventud, que será ocupado por una joven de apenas 22 años. En total habrá ocho mujeres en el gabinete, algo no muy habitual en el mundo árabe.
Queda por ver qué acciones tomarán los nuevos ministerios y el gabinete para cumplir esos mandatos. A los gobernantes emiratíes les gusta hacer las cosas a su modo.
Además de haber construido la estructura hecha por el hombre más alta del mundo y la montaña rusa más rápida, el país también se jactó recientemente del récord de personas de distintas nacionalidades que se lavaron las manos al mismo tiempo, del mayor número de personas comiendo cereal en un mismo lugar y de la mesa de desayuno más grande del mundo, estos dos últimos récords, logrados simultáneamente en un trascendental evento.
"El gobierno siente que ya ha logrado proveer los servicios básicos, como educación y salud, y que ahora debe aspirar a objetivos más altos", dice el politólogo emiratí Abdulkhaliq Abdulla.
No todos están tan convencidos. "En un régimen de Estado de vigilancia como ése, el Ministerio para la Felicidad suena siniestro y orwelliano", dice Nicholas McGeehan, investigador de Human Rights Watch.
El gobierno sigue en manos de una realeza no electiva, y quienes la critican o hacen política se arriesgan a ser arrestados, enjuiciados y encarcelados.
"Mientras te callés la boca, podés ser feliz -dice McGeegan-. Ése es el contrato social que rige ahí."
La intensa actividad económica y la abierta regulación migratoria del país han convertido a los Emiratos Árabes en un imán de talentos internacionales. Son muchos los excelentes profesionales de Siria, Egipto, Irak y el Líbano que han buscado fortuna y felicidad en los emiratos, frente al deterioro de las condiciones de vida en sus países.
Pero la gran mayoría de los extranjeros que viven en Emiratos Árabes Unidos son trabajadores asiáticos mal pagos, y no queda claro qué tan interesado está el gobierno en hacerlos más felices a ellos.
En el ranking internacional de felicidad, a los emiratíes ya les iba bastante bien. El Informe Mundial de Felicidad 2015 los ubicó en el puesto número 20, por encima de Gran Bretaña y debajo de Bélgica. Suiza se quedó con el primer lugar y el puesto 15 fue para Estados Unidos. Israel, con el puesto 11, fue el país más feliz de Medio Oriente, pero Emiratos Árabes superó a todos los países árabes. Egipto, con su extensa pobreza y el auge de la insurgencia jihadista, quedó en el puesto 135. Siria, desgajada por la guerra civil, quedó en el 156 y a tres escalones del puesto más bajo.
La creación de un ministerio para promover la felicidad hace acordar a la medición de la felicidad bruta interna implementada por Bután a partir de 1972, como alternativa al producto bruto interno (PBI), aunque el actual primer ministro de ese país asiático, Tshering Tobgay, ya no la utilice.
Traducción de Jaime Arrambide
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