Extreman los esfuerzos para sellar un acuerdo contra el cambio climático
Postergan para hoy el cierre de la cumbre; presión de científicos y ecologistas por un pacto de gran alcance
PARÍS.- "Nada está del todo decidido hasta que se decide." Ésa es la muletilla que repite, cada vez que habla públicamente, el canciller francés y presidente de la Cumbre de Lucha contra el Cambio Climático (COP21), Laurent Fabius.
Y tiene razón. Ayer, cuando los delegados de los 195 países que participan del debate aún negociaban sin llegar al acuerdo al que se habían comprometido, científicos, miembros de ONG y de la sociedad civil se manifestaron para pedir mayores esfuerzos a los diplomáticos y un verdadero compromiso que frene el aumento de la temperatura global.
Los temas que más discusiones generan en este encuentro internacional son el financiamiento, la diferenciación de responsabilidades, y la posible compensación de daños a los países que ya han sido víctimas de los efectos de cambio climático, entre ellos cientos de islas. La falta de consenso en estos ítems seguía ayer y Francia anunció la presentación de un nuevo borrador para hoy a la mañana, momento en el que varias ONG organizan marchas en distintos puntos de esta ciudad.
"El proyecto de poner como meta los 2°C de aumento global de la temperatura y seguir con los esfuerzos para limitarlo a 1°5C es aspiracional. Si nos fijamos en las opciones del proyecto de texto actual, en comparación con las del anterior, que mencionaban específicamente de 40 a 70 y de 70 a 90% de reducción de emisiones, están fuera del proyecto actual. Las posibilidades compatibles con la ciencia son reemplazadas por formulaciones vagas", indicó Steffen Kallbekken, director de Investigación del Centro Internacional de Clima y Política Energética de Noruega.
"Para limitar el calentamiento por debajo de 1°5C, no podemos retrasar la acción para 2020 o más allá. Necesitamos un máximo global de las emisiones para ese año. Se necesitan medidas urgentes para protegerse contra los riesgos", apuntó también críticamente Joeri Rogelj, investigador del Programa de Energía del Instituto Internacional de Análisis Aplicado, con sede en Austria.
A pesar de las críticas, el mundo de la sociedad civil no cree que todo esté perdido. Ayer se vivió un momento emocionante cuando Brasil anunció que se unía en la negociación a un grupo de países que tienen objetivos muy ambiciosos, en especial en materia de energías renovables. También se sumaron Suiza, Chile, las islas Seychelles, Filipinas y Canadá a quienes ya estaban, como Costa Rica, Colombia, las Islas Marshall y otros 90 países.
Posturas
"El mundo le pide a Brasil dar un paso adelante y conducir hacia el 100% el acuerdo de energía limpia que la gente reclama, y ellos respondieron con una velocidad increíble. Así como el progreso en las negociaciones sobre el clima enfrenta una seria amenaza, también lo hacen las esperanzas de la gente de todo el mundo de que los líderes van a tomar este momento con las dos manos para ofrecer un futuro sostenible para todos", indicó Oscar Soria, vocero de la ONG Avaaz, que entregó a la delegación brasileña el pedido de millones de habitantes de ese país que reclaman la adopción de energías renovables.
Además de las ONG, hubo otros actores que operaron por esa postura de Brasil, aquí considerado como un jugador importante, entre ellos el Vaticano, que mira con atención el desarrollo de esta cumbre.
"Las demandas jamás las vamos a bajar y las expectativas no decaen. Hay muchos países que tienen la convicción de seguir luchando hasta el final. Y se vio en Brasil: su postura hasta el momento venía siendo muy tímida y hoy salió con una decisión que sorprendió a muchos", añadió Soria.
La Unión Europea y Estados Unidos se oponen a que países en desarrollo muy emisores no revisen sus contribuciones a un nivel similar al de los desarrollados.
"No queremos reeditar viejas diferenciaciones que lleven a que los compromisos de actuación queden únicamente en manos de países -desarrollados- que sólo son responsables del 35% de las emisiones. Ése no sería un buen acuerdo", señaló el secretario de Estado de Medio Ambiente español, Pablo Saavedra.
En el debate por el último borrador, que se prolongó hasta ayer a las 18, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, pidió la palabra y durante 15 minutos solicitó "el apoyo al proceso" de los presentes con expresiones contundentes. "Lograr este acuerdo está en nuestras manos y es nuestra obligación sacarlo adelante", afirmó Kerry, según dijeron a LA NACION testigos de la reunión.
Una vez que se llegue a un acuerdo será enviado a los países para su revisión y las partes podrán comenzar a firmarlo en abril de 2016, en Nueva York. Luego deberá ser ratificado por los Parlamentos para convertirlo en vinculante. Así se había establecido en la cumbre de Durban, en 2011, que hoy aparece lejana.
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