Europa ya prevé una nueva ola de refugiados
Los gobiernos europeos enfrentan el desafío de garantizar seguridad a sus ciudadanos en Afganistán; la mayoría de los países de la Unión Europea (UE) anuló los procedimientos de expulsión en curso contra los afganos ilegales
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PARÍS.- Un derrumbe desconcertante, como un castillo de cartas que se desmorona en pocos segundos. Bastaron diez días para que los talibanes se apoderaran de todas las grandes ciudades afganas, mientras la comunidad internacional, azorada, se prepara para subir las consecuencias. En Europa, los gobiernos tienen dos prioridades: evacuar a sus ciudadanos que siguen en aquel país y decidir qué harán con la ola de refugiados afganos que se avecina.
Después de Kandahar y Mazar-i-Sharif, el sábado por la mañana, Kabul quedó ayer a su vez rodeada por las fuerzas ultra-islamistas que hace 20 años fueron expulsadas del país por Estados Unidos y sus aliados. Ante la amenaza, varios ministros huyeron, así como el presidente, Ashraf Ghani.
En pleno caos general, los países occidentales destruían ayer el material sensible de sus embajadas en la capital afgana y evacuaban a su personal que, en su mayoría, había sido reunido por la tarde en el aeropuerto. Como en un filme de guerra del fin del mundo, el cielo de Kabul rugía con el ruido de los rotores de los helicópteros que iban y venían entre la terminal aérea y las legaciones occidentales.
Como sus vecinos europeos, Francia no había esperado el desenlace final: París comenzó la evacuación de un centenar de sus ciudadanos en vuelos especiales hace varios días, conservando solo el personal diplomático absolutamente indispensable. Anoche, el embajador francés, David Martinon, difundió imágenes de todos ellos abordando el avión que los llevaría a Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos, punto de repliegue occidental más cercano.
La debacle afgana es aun más espectacular si se tiene en cuenta que los talibanes prácticamente no encontraron resistencia en su meteórico avance, marcado por la deserción de regimientos enteros y la rendición incondicional de gobernadores. Si bien es cierto que parte del cuerpo militar afgano pertenece a la etnia pastún, como los talibanes, estos últimos consiguieron, en todo caso, apoderarse del armamento pesado —blindados, lanzamisiles e incluso helicópteros (que no saben pilotear)— abandonado por el ejército y provisto en su momento por Washington.
Los talibanes reconquistaron el país incluso antes de la muy simbólica fecha que marca el vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y que llevaron a Estados Unidos a derrotarlos. Washington gastó desde entonces un billón de dólares y perdió unos 3000 hombres en ese conflicto, el peor balance desde la Segunda Guerra Mundial.
Aterrorizada, la mayor parte de la población de Kabul trataba ayer de constituir reservas de productos de primera necesidad y retirar su dinero de los bancos. Decenas de miles de solicitudes de visa fueron presentadas en las embajadas occidentales, mientras que gran parte de la clase media urbana declara su intención de emprender el camino del exilio.
Muchos, obviamente, intentarán llegar a Europa. Previendo este drama, la mayoría de los países de la Unión Europea (UE) anuló en los últimos días los procedimientos de expulsión en curso contra los afganos ilegales en sus territorios. Así lo hicieron Alemania, Francia, Holanda y Dinamarca, contrariamente a Austria.
Bajo presión de la opinión pública —como otros gobiernos de países miembros de la OTAN— el primer ministro británico, Boris Johnson, convocó ayer una nueva reunión gubernamental de crisis. La “prioridad de Londres —explicó a su término— es la de “respetar sus obligaciones con los ciudadanos británicos en Afganistán y todos aquellos que contribuyeron al esfuerzo británico en ese país durante 20 años”.
“La situación es difícil y en poco tiempo habrá un nuevo gobierno en Kabul”, reconoció.
Londres quiere trabajar con los demás miembros del Consejo de Seguridad de la ONU para enviar el mensaje de que nadie debería reconocer a los talibanes en forma unilateral.
“Queremos una posición común. Hacer todo lo posible para que Afganistán no vuelva a ser terreno fértil para el terrorismo”, explicó.
La decisión de Estados Unidos de retirarse de Afganistán obligó a los demás país de la OTAN, entre ellos el Reino Unido, a imitarlo. Pero, estos últimos días, Londres se ha mostrado abiertamente crítico con su aliado norteamericano. El viernes, Johnson prometió “no dar la espalda a Afganistán”, aun cuando excluyó una intervención militar, prefiriendo la “presión diplomática”.
An update on the situation in Afghanistan. pic.twitter.com/26BtPrlic4
— Boris Johnson (@BorisJohnson) August 15, 2021
En Francia, el palacio del Elíseo asegura que el gobierno “hace todo lo necesario para garantizar la seguridad de los franceses” todavía en Afganistán, su “prioridad absoluta”.
El presidente Emmanuel Macron, que “sigue en forma permanente la degradación, muy preocupante, de la situación”, convocó un Consejo de Defensa para este lunes a mediodía. Por la noche, el mandatario hablará por televisión a los franceses sobre la situación en aquel país.
En primera línea en el camino del exilio afgano, Turquía se ha fijado el objetivo de actuar junto a Pakistán para estabilizar la situación en Afganistán y evitar así una nueva ola de migrantes escapando de la guerra.
“Turquía enfrenta una creciente ola migratoria de afganos, que transitan por Irán. Proseguiremos nuestros esfuerzos para permitir un retorno de la región a la estabilidad, comenzando por Afganistán”, afirmó anoche el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. “Con ese objetivo, debemos continuar y reforzar nuestra cooperación con Pakistán. Estamos decididos a movilizar todos los medios a nuestra disposición para lograrlo”, agregó.
Sin dar detalles, Erdogan hablaba en Estambul en presencia de su homólogo pakistaní, Arif Alvi, durante una ceremonia de botadura de un navío militar construido por Turquía para Pakistán.
#OremosJuntos por Afganistán, para que cese el estruendo de las armas y se encuentren soluciones en la mesa del diálogo. Solo así la atormentada población de ese país podrá volver a sus hogares y vivir en paz.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) August 15, 2021
Por su parte, Albania y Kosovo se declararon dispuestos a acoger centenares de refugiados afganos, entre ellos mujeres de dirigentes, funcionarios y otras personas potencialmente amenazadas por los talibanes.
“Albania, miembro de la OTAN, está dispuesta a asumir esa parte del peso”, declaró el primer ministro albanés, Edi Rama, en su página Facebook. Lo mismo aseguró Kosovo, su vecino septentrional.
Desde el Vaticano, el papa Francisco expresó ayer su “inquietud” ante la situación en Afganistán. El jefe de la iglesia católica llamó a la oración “para que cese el ruido de las armas y puedan hallarse soluciones en la mesa de negociación”.
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