Europa quiere gestionarse militarmente sola: ¿será demasiado poco y demasiado tarde?
En la posguerra fría los europeos confiaron mayormente su defensa en EE.UU., que ahora está reacio en seguir ocupándose de la cuestión; los expertos estiman que el continente demoraría más de una década en consolidar su autodefensa
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BERLÍN.- Esta semana, cuando inauguró las obras de construcción de una nueva fábrica de municiones, el canciller alemán, Olaf Scholz, celebró que su país ahora podría reabastecer su diezmado arsenal de proyectiles de artillería.
Pero aunque la construcción de la nueva fábrica fue presentada como otra de las respuestas de Alemania a la invasión rusa a Ucrania, que este mes cumplirá dos años, las imágenes también fueron un recordatorio de lo lenta que fue la reacción de los europeos. Pasará un año hasta que la nueva planta pueda producir 50.000 rondas de artillería anuales, con la esperanza de poder duplicar esa cifra para 2026.
Demasiado poco y demasiado tarde para una Ucrania que está en su peor momento, y justo cuando el paquete de ayuda de Estados Unidos está en la cuerda floja. Y también es demasiado tarde para Europa en su conjunto, ahora que sus mandatarios advierten que si Vladimir Putin tiene éxito y se queda incluso con una parte de Ucrania, en los próximos años tal vez decida poner a prueba el compromiso de la OTAN de defender hasta el centímetro más remoto de su territorio.
Esa realidad, sumada a las dudas sobre la estrategia de Ucrania a largo plazo, seguramente acapare el debate en la primera reunión de ministros de Defensa de la OTAN que se celebra esta semana en Bruselas, y a continuación en la edición anual de la Conferencia de Seguridad de Múnich.
En la conferencia del año pasado, la pregunta era si Ucrania estaba a punto de lograr un gran éxito militar y si podría reestablecer la frontera previa a la invasión. Para este año se espera la presencia del presidente Volodimir Zelensky, por primera vez en esa cumbre desde que su país fue invadido.
Allí seguramente les implorará a sus apoyos occidentales, especialmente a Europa, el envío de la artillería, las defensas aéreas y los drones de Ucrania necesita tan solo para mantener la actual línea de frente, en medio de una brutal guerra de desgaste.
No es la situación que pensaban encontrar sus aliados occidentales cuando se reunieran nuevamente en Múnich. La tan anticipada “contraofensiva” ucraniana no logró romper las interminables líneas de minas y trincheras instaladas por los rusos, y el sobrevuelo constante de los drones de vigilancia rusos dinamitó cualquier esperanza de un ataque sorpresa, dicen los generales ucranianos.
Mientras Rusia y sus aliados fabrican a destajo enormes cantidades de proyectiles, tanques y drones, Ucrania se encuentra a la defensiva, obligada a racionar sus municiones y a ir de pedigüeña en el mercado global de armas en busca de algún remanente.
Aunque el martes el Senado norteamericano haya aprobado el paquete de 60.000 millones de dólares en ayuda a Ucrania, su aprobación en la Cámara Baja todavía está por verse, y un alto funcionario de defensa europeo dice que sus propios arsenales están en un nivel tan peligrosamente bajo que les queda poco y nada para entregar.
Y por encima de todo eso, como si fuera poco, sobrevuela la elección presidencial norteamericana, cuyos efectos ya se están viendo desde ahora…
La frase del sábado del expresidente Donald Trump, cuando sugirió que de ser presidente les diría a los rusos “que hagan lo que carajo quieran” con los aliados de la OTAN que no gastan lo suficiente en sus fuerzas militares, acaparó los titulares en toda Europa. Se trató de un ataque sin precedentes al principio de solidaridad de la alianza atlántica, y generó una onda de choque entre los mandatarios europeos.
En una conferencia conjunta que dio el lunes en Berlín con Donald Tusk, flamante primer ministro de Polonia, el canciller Scholz dijo que “el compromiso de protección mutua se aplica sin reservas: todos para uno y uno para todos.”
Scholz no pronunció el nombre de Trump pero dijo estar “absolutamente seguro” de que la OTAN era vital para la “seguridad transatlántica”. “Nos apegamos a ella, el presidente de Estados Unidos se apega a ella, y estoy seguro de que el pueblo norteamericano también lo hará”, dijo esperanzadamente el mandatario alemán.
“Quiero ser claro”, apuntó Scholz. “Cualquier relativización de la garantía de asistencia mutua de la OTAN es peligrosa e irresponsable, y solamente funcional a los intereses de Rusia. Nadie puede jugar con la seguridad de Europa. Vamos a fortalecer la OTAN por la seguridad de los europeos.”
Por su parte, Tusk dijo que las palabras de Trump fueron “un baldazo de agua fría” y destacó que Polonia gasta en defensa el 4% de su PBI. “Y nosotros, en Europa, claramente esperamos que nuestros socios, incluidos los del otro lado del océano, honren este principio.”
Pero en la plataforma social X, exTwitter, Tusk fue mucho más directo. “Queridos senadores republicanos de los Estados Unidos”, escribió el mandatario polaco. “Ronald Reagan, que ayudó a que millones de nosotros recuperáramos la libertad y la independencia, debe estar revolcándose en su tumba en este momento. ¡Vergüenza debería darles!”
Dear Republican Senators of America. Ronald Reagan, who helped millions of us to win back our freedom and independence, must be turning in his grave today. Shame on you.
— Donald Tusk (@donaldtusk) February 8, 2024
Así que el tema de la Conferencia de Múnich de este año, “Todos pierden”, parece reflejar fielmente la situación que angustia a los europeos, cuyos líderes desconfían de la imprevisibilidad de Trump y de su aparente voluntad de acordar con Putin sin involucrar ni a Ucrania ni a sus vecinos.
Pero también saben que aunque Trump pierda, aquellos días de descomunales paquetes de ayuda para Ucrania que el Congreso norteamericano aprobaba sin pestañar se terminaron, como también podría haber llegado a su fin la era de Estados Unidos como garante de hierro de la seguridad.
Eso significa que Europa, cuyos compromisos futuros de ayuda a Ucrania ya son mayores que los de Washington, probablemente tendrá que gastar mucho más en sus propias defensas y prepararse para la posibilidad de que Estados Unidos empiece a tener un rol secundario en la OTAN.
Sin embargo, hay pocas perspectivas de que Europa pueda reemplazar a Estados Unidos como garante de la seguridad, al menos en el corto plazo y no sin un gasto militar sustancialmente mayor al objetivo del 2% del PBI que estableció la OTAN para sus países miembros y que actualmente sólo 11 de esos 31 países ha logrado cumplir.
Ese déficit es el blanco preferido de las críticas de Trump, pero los europeos sospechan que en el fondo responden a su histórica admiración por Putin y su desprecio por Ucrania.
Este miércoles, la OTAN anunció que este año 18 países miembros habrán alcanzado ese objetivo del 2%. Las cifras, sin embargo, cuentan sólo una parte de la historia. La defensa definitiva de Europa es el arsenal nuclear norteamericano, incluidas las armas que tiene almacenadas desde Alemania hasta Turquía. Pero esas armas pierden sentido si no hay certeza de que Estados Unidos realmente acudiría en ayuda de hasta la nación más pequeña o más vulnerable de la OTAN.
Por el momento, señala Claudia Major, experta en defensa del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y de Seguridad, en un conflicto convencional Europa no podría defenderse de Rusia sin la ayuda de Estados Unidos.
El CEO de la empresa alemana a cargo de la construcción de la nueva fábrica de municiones, Armin Papperger, señaló que para estar realmente preparada para enfrentar a Rusia, Europa necesita 10 años para reconstruir sus ejércitos, que se atrofiaron durante la Posguerra Fría y cuyos arsenales se vaciaron por la urgencia de salvar a Ucrania.
Incluso para estar “apenas bien preparada”, le dijo Papperger a la BBC, Europa necesitaría tres o cuatro años de aumento del gasto en defensa y de incremento de la producción militar.
Steven Erlanger y David Sanger
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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