Europa pasará las Fiestas en alerta roja
Fuertes medidas tras el ataque en Berlín, ejecutado por EI
PARÍS.– Patrullas reforzadas, multiplicación de controles y barreras de seguridad en los comercios y la vía pública… Europa se prepara para pasar unas Fiestas en estado de alerta roja en previsión de una ola de atentados terroristas de gran magnitud.
Anteayer, con escasa diferencia de horas, tres ofensivas ensangrentaron el continente: tres hombres fueron baleados en un centro islámico de Zurich, el embajador de Rusia en Turquía fue abatido a sangre fría por un policía al grito de “no olviden a Siria” y un hombre que todavía está prófugo embistió con un camión un mercado navideño en Berlín, ataque que ayer fue reivindicado por Estado Islámico .
"Francia [como el resto de Europa] hace frente a un alto nivel de amenaza terrorista", advirtió ayer el presidente francés, François Hollande, al evocar la necesidad de una "vigilancia particularmente elevada" y después de enviar públicamente sus condolencias a Alemania.
"Centenares de combatientes europeos de Estado Islámico regresaron a Europa cuando la organización empezó a sufrir serios reveses militares. En un principio pensamos que una gran parte había renunciado a su ideología de guerra santa. Nos equivocamos. Esas personas son bombas en estado latente", reconoció el experto francés Jean-Charles Brisard.
"Europa tendrá que aceptar la idea de que durante muchos años viviremos con la espada de Damocles del terrorismo sobre nuestras cabezas", advirtió.
Resignados, los europeos aceptan con docilidad el aumento de las medidas de control anunciadas, sobre todo para las Fiestas.
Francia prolongó la semana pasada su estado de emergencia nacional. En Gran Bretaña, las autoridades mantuvieron el nivel de alerta en "muy alto" hasta fin de año. La policía de Manchester, que alberga uno de los mayores mercados de Navidad del país, anunció un refuerzo de la policía allí. Austria reforzó sus efectivos policiales en la veintena de mercados navideños, que gozan de enorme popularidad, sobre todo en Viena. Polonia reforzó efectivos y patrullas policiales en sitios considerados "frágiles", como estaciones de tren o centros comerciales. Italia, regularmente citada como blanco en los videos de EI, instaló hace semanas las medidas de seguridad "que considera necesarias". Tras convocar una reunión especial con la policía y los funcionarios de inteligencia, el ministro del Interior italiano, Marco Minniti, ordenó el aumento de las medidas de seguridad donde haya multitudes, en núcleos turísticos y en eventos públicos relacionados con la Navidad. Hicieron lo mismo los países escandinavos y la República Checa, sin modificación del nivel de amenaza.
Al mismo tiempo, los responsables políticos intentan tranquilizar a la población.
"No podemos dejar que el terrorismo sea más fuerte que nuestras tradiciones", señaló el ministro del Interior austríaco, Wolfgang Sobotka. Su homólogo francés, Bruno Le Roux, pidió a los ciudadanos que "eviten el miedo, salgan y se diviertan".
Las cifras de la violencia dan vértigo: más de 300 personas murieron en los últimos dos años en ataques terroristas lanzados por comandos jihadistas, lobos solitarios o individuos piloteados a distancia por organizaciones islamistas radicales en Europa occidental. Y esas cifras no incluyen los varios centenares de muertos provocados en atentados similares en Turquía y en Rusia.
Antecedentes
En enero de 2015, el asalto contra el semanario satírico Charlie Hebdo en París dejó 12 muertos y 11 heridos. En noviembre, una serie de ataques coordinados en el corazón de la capital francesa -sobre todo en el teatro Bataclán- se cobró la vida de 130 personas y dejó centenares de heridos. En marzo pasado, por lo menos 34 personas murieron y 190 resultaron heridas en dos atentados contra el aeropuerto y una estación de subte en Bruselas.
En julio pasado, un camión embistió una muchedumbre que festejaba en Niza la fiesta nacional francesa: 84 personas murieron y centenares quedaron heridas. Un mes después, en Normandía, en el norte de Francia, dos islamistas penetraron en una iglesia durante la misa, tomaron cinco rehenes y decapitaron al sacerdote Jacques Hamel. En estos dos años, se registraron por lo menos 20 ataques con arma blanca en diferentes sitios de Europa e intentos fallidos de atentado, todos reivindicados por grupos islamistas.
Esa macabra lista no tiene en cuenta las decenas de ataques islamistas desbaratados en el mismo período por las fuerzas de seguridad europeas, obligadas a colaborar cada vez más estrechamente.
"Es imprescindible que nos unamos para terminar con el terrorismo", volvió a clamar ayer Vladimir Putin desde Moscú, después de enviar su pésame al pueblo alemán. Desde que decidió lanzar sus masivos ataques para aplastar a la insurgencia islamista en Chechenia en 1999, el presidente ruso ha hecho de la guerra contra el jihadismo un objetivo absoluto.
Los especialistas saben, sin embargo, que la tarea que les espera en los próximos meses es casi ciclópea. Debilitados por las acciones militares coordinadas de la coalición occidental en Irak y por la guerra sin cuartel que les libran Turquía y, sobre todo, Rusia en Siria, los grupos islamistas más radicales -como EI y el Frente al-Nusra, la versión siria de Al-Qaeda- han decidido exportar su objetivo de la jihad a tierras europeas.
Fin de año tenso
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