Europa, ante una decisión crucial de Alemania: su futuro ministro de Finanzas
La negociación de la coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales incluye la pulseada por una posición clave, en la nueva era de sucesión de Angela Merkel
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PARÍS.- Mientras socialdemócratas, verdes y liberales negocian con intensidad el futuro programa de gobierno de esa coalición, que probablemente dirija a Alemania durante los próximos cuatro años, una cuestión crucial desvela no solo a ese país, sino a la Unión Europea (UE): ¿quién ocupará el Ministerio de Finanzas? De ese puesto depende en gran medida el futuro del bloque.
“Somos muy ambiciosos y queremos lograr un contrato [de coalición] para fines de noviembre que nos permitirá elegir un canciller para Alemania en la semana del 6 de diciembre”, señaló Volker Wissing, secretario general del partido liberal (FDP).
Las tres formaciones, de programas muy diferentes, discuten desde comienzos de octubre con el fin de formar una alianza inédita, sin los conservadores de Angela Merkel, que obtuvieron en las elecciones del 26 de septiembre el peor resultado de su historia.
Las bases de ese pacto ya fueron sentadas el viernes pasado en un preacuerdo de gobierno de 12 páginas que recapitula los puntos de convergencia y las reformas que pretenden aplicar durante los próximos cuatro años.
Entre los compromisos logrados: no habrá aumento de impuestos, se respetarán los límites de endeudamiento –fijados a 0,35% del PBI por la Constitución alemana desde 2009–, la salida del carbón avanzada a 2030 y un aumento del salario mínimo horario a 12 euros.
También quedan aún varios temas pendientes. Sobre todo, definir cuál será la forma de financiar las masivas inversiones reclamadas por los Verdes (Grünen) y los social-demócratas (SPD), mientras los liberales (FDP) son intransigentes cuando se trata de gasto.
Pero alemanes y europeos, en particular, tienen los ojos puestos en un punto considerado determinante para el futuro de la aventura comunitaria: el nombre del futuro ministro de Finanzas, ya que el ecologista Robert Habeck y el liberal Christian Lindner, los dos hombres que apuntan a ese estratégico puesto, tienen posiciones totalmente divergentes.
Los Verdes, que obtuvieron 14,8% de votos en las elecciones del 26 de septiembre, están teóricamente en posición de fuerza para reivindicar el puesto.
Aunque los liberales, que lograron 11,5% de los sufragios, parecen más decididos a obtenerlo. Su líder, Christian Lindner, lo reivindica cada vez que tiene la ocasión, mientras el copresidente de los Verdes, Robert Habeck, ha sido más discreto. Sin embargo, filósofo de formación, hizo el esfuerzo de especializarse en cuestiones financieras desde que llegó a liderar el partido junto a Annalena Baerbock en 2018.
Desde luego, cualquiera sea el titular de esa cartera no tendrá las manos completamente libres. Por un lado estará limitado por el “contrato de coalición” que los tres partidos de la futura mayoría hayan acordado. Por el otro, porque estará bajo la autoridad de un canciller –el socialdemócrata Olaf Scholz– que controlará de cerca ese ministerio clave que el mismo dirigió desde marzo de 2018.
Aun así, el nuevo ministro alemán de Finanzas tendrá un peso enorme para el porvenir de dos temas determinantes que monopolizarán las preocupaciones europeas en los próximos meses: el Green Deal y sus numerosas legislaciones en curso de redacción, que deben permitir a la UE alcanzar la neutralidad carbono en 2050, y el pacto de estabilidad y crecimiento, suspendido durante la pandemia para permitir a los Estados miembros hacer frente a la crisis y que debe ser restablecido en enero de 2023.
Ese pacto impone el respeto de los llamados “criterios de convergencia”, según los cuales, los países miembros de la eurozona no pueden superar el 1,5% de inflación, el déficit público debe ser inferior al 3% del PBI y la deuda pública estar por debajo del 60% del PBI.
Diferencias
Si el Ministerio de Finanzas alemán quedara en manos de los Verdes, que proponen un plan de inversiones de 500.000 millones de euros en diez años para la descarbonización, la numerización y la modernización de las infraestructuras en Alemania, Berlín deberá recurrir a las reglas presupuestarias europeas mucho más flexibles que las que imponía el pacto de estabilidad hasta antes de la pandemia.
En ese terreno, los Grünen alemanes tienen el apoyo de Francia, Italia y España, que militan por una reforma profunda del pacto de estabilidad, para que no frene las inversiones destinadas a acompañar la transición numérica y ecológica en el bloque.
Si, por el contrario, son los liberales quienes obtuvieran la cartera de Finanzas, el mensaje para Europa será muy diferente, fortaleciendo a Holanda y los Estados llamados “frugales” (Dinamarca, Suecia y Austria), que quieren un rápido regreso a la ortodoxia presupuestaria.
El FDP es, en efecto, su mejor aliado, siendo a la vez la pesadilla de los países del sur de Europa, mucho más endeudados. Lindner repite desde hace años que “el ahorro de los trabajadores alemanes no debería pagar las deudas de los ciudadanos del sur del continente”.
Habeck y Lindner no lo ocultan: aun cuando mantengan buenas relaciones personales, sus respectivas ideas sobre la cuestión presupuestaria y fiscal están en las antípodas. Ambos también divergen con el programa socialdemócrata de Olaf Scholz.
“Hay diferencias fundamentales entre Verdes y FDP. Pero también con los socialdemócratas en el terreno financiero. No solo en cuanto a la política presupuestaria, sino también sobre las inversiones que estamos dispuestos a realizar para la protección del clima”, señaló Robert Habeck a principios de octubre.
“Nuestros interlocutores conocen nuestras exigencias: no al aumento de impuestos y no a la flexibilización del freno de la deuda. Endeudándose no se construye el futuro”, advirtió Volker Wissing, secretario general del FDP.
Obviamente, los liberales rechazan en forma categórica la idea de repetir la experiencia de un endeudamiento común para los 27, acuerdo que les permitió financiar el plan de reactivación pospandemia europeo de 750.000 millones de euros.
Una advertencia que no hace mella en los gobiernos de París y Roma, que esperan que el futuro gobierno alemán haya entrado en funciones –probablemente el 6 de diciembre– para relanzar la idea de un gran plan mutualizado de inversión europeo. Sea quien sea el nuevo ministro de Finanzas alemán.
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