Europa acumula pruebas de crímenes de guerra de las tropas del Kremlin en Ucrania
La OSCE dijo que halló evidencias de “violaciones flagrantes de los derechos humanos” por parte de las tropas rusas, y para la CPI, es una “escena de crimen”; siguen los combates en Mariupol
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PARÍS.– La Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) denunció este miércoles “violaciones flagrantes a los derechos humanos” por parte de las tropas rusas en Ucrania, declarándose “consternada” por los miles de muertos causados por la invasión. Y mientras continúa la guerra de la comunicación en torno a la caída de Mariupol, los aliados divergen sobre la calificación de los crímenes cometidos por Rusia: ¿se trata o no de un genocidio?
“Si bien no fue posible realizar una evaluación detallada, la misión (de la OSCE) halló casos manifiestos de violaciones por parte de las fuerzas rusas en su conducción de las hostilidades”, escriben los tres autores del documento de un centenar de páginas, presentado al Consejo Permanente de la organización con base en Viena.
En ese informe, los firmantes consignan numerosos ataques “a hospitales, casas y edificios residenciales, culturales, escuelas, infraestructuras de agua y electricidad”, que podrían haberse evitado. “Es evidente que decenas de miles de bienes fueron dañados o destruidos con efectos desastrosos directos e indirectos en los civiles”, deplora la misión.
Si Rusia hubiese respetado sus obligaciones en materia de derecho internacional después de haber invadido Ucrania el 24 de febrero, “el número de civiles muertos o heridos hubiera sido considerablemente inferior”, agrega el texto, citando sobre todo a Mariupol, puerto estratégico del sudeste del país. Ningún balance reciente de víctimas civiles de la guerra está disponible, pero supera probablemente la decena de miles de muertos. La OSCE había solicitado en marzo esa misión independiente que se apoyó en pruebas obtenidas en el terreno por múltiples fuentes, a la vez oficiales, provenientes de ONG o de otras instancias de investigación.
Como, por ejemplo, la Corte Penal Internacional (CPI,) que, presente en Ucrania, dijo que se trataba de “una escena de crimen”. “Ucrania es una escena de crimen. Estamos aquí porque tenemos buenas razones para pensar que se cometen crímenes que son competencia de la Corte. Debemos disipar la niebla de la guerra para llegar a la verdad”, declaró el británico Karim Khan, procurador de la CPI durante una visita a Bucha, cerca de Kiev, donde centenares de civiles fueron hallados muertos después de la ocupación rusa.
En el terreno, la guerra de comunicación continúa en torno de la caída o no de la ciudad de Mariupol. En Moscú, la televisión estatal difundió imágenes de unos 1000 combatientes ucranianos que se habrían rendido a las fuerzas separatistas prorrusas que los asedian desde hace 40 días, afirmando haber tomado el control total de la urbe portuaria. La televisión ucraniana, por el contrario, difundió un mensaje del alcalde de la ciudad, donde afirma que Mariupol sigue resistiendo.
Por su parte, el jefe de los separatistas prorrusos de Lugansk, en el este, aseguró que sus tropas ya controlan la mayor parte de esa región, uno de los objetivos prioritarios del Kremlin. En conferencia de prensa cerca de la central eléctrica de Chtchastia, localidad que estaba bajo control de Kiev antes de la invasión, Leonid Passetchnik afirmó que “entre el 80% y el 90%” de la región ha sido conquistada. Por su parte, el Ejército ruso amenazó con atacar los centros de comando ubicados en Kiev –ciudad que Moscú renunció a tomar–, acusando a Ucrania de lanzar disparos y sabotajes contra territorio ruso. “Si esos hechos continúan, el Ejército ruso atacará centros de comando, incluso en Kiev”, aseguró un vocero del Ministerio de Defensa en Moscú.
En ese contexto, el presidente norteamericano, Joe Biden, anunció una nueva ayuda militar de 800 millones de dólares para Ucrania. Se trata sobre todo de equipamiento pesado, según un comunicado de la Casa Blanca. El Ejecutivo estadounidense también dio su autorización para la entrega de helicópteros a Kiev.
Francia también anunció haber aumentado su ayuda militar a Ucrania. Más de 100 millones de euros en equipamiento militar fueron entregados a Kiev, anunció Florence Parly, ministra de las Fuerzas Armadas francesa, después de mantener una conversación con su homólogo ucraniano, Oleksiy Reznikov. La nueva ayuda se suma a otros 100 millones de euros ya enviados por París en ayuda militar y a los 500 millones desbloqueados por la Unión Europea (UE). Desde el comienzo del conflicto, el esfuerzo europeo en ayuda militar a Ucrania se eleva a 1500 millones de euros.
En el plano diplomático, esta nueva jornada de insensata guerra estuvo marcada por la divergencia entre aliados para calificar la acción rusa en Ucrania. El martes, Joe Biden dio un paso más en sus ataques contra Vladimir Putin, lanzando el término de “genocidio”, palabra utilizada hasta entonces por el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, pero nunca por la administración norteamericana.
En contra de una escalada verbal, tanto el presidente francés, Emmanuel Macron, como el canciller alemán, Olaf Sholtz, se negaron a utilizar ese término. Como lo ha hecho desde que comenzó la invasión, el presidente francés insistió en la necesidad “de ser prudente”.
“Yo diría que Rusia desencadenó en forma unilateral una guerra brutal, que ha quedado establecido que el Ejército ruso cometió crímenes de guerra y que ahora hay que hallar a los responsables”, dijo. El canciller alemán se limitó a su vez a hablar de “crímenes de guerra”. El presidente Zelensky calificó de “decepcionante” la negativa de Macron a hablar de “genocidio”, mientras que Moscú juzgó –naturalmente– de “inaceptable” la definición de Joe Biden.
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