Estrella fugaz: por qué quedó en el camino la sorpresa de la interna demócrata
WASHINGTON.- Su campaña presidencial se extinguió como una estrella fugaz, pero Peter Buttigieg dejó en claro que su historia en la alta política de Estados Unidos recién comienza. Ya sin un camino claro hacia la nominación demócrata tras una dura derrota en Carolina del Sur, Buttigieg, de 38 años, y el primer candidato presidencial abiertamente gay de la historia, decidió suspender su campaña.
Ignoto para el país hace un año, Buttigieg logró construir una electrizante campaña que cautivó a millones en todo el país, pero sucumbió ante una debilidad fatal para cualquier aspirante demócrata: nunca logró conquistar a los latinos y afroamericanos.
A pesar de quedar primero en Iowa –aunque los resultados aún deben ser validados– y hacer una muy buena elección en New Hampshire, Buttigieg quedó muy rezagado en el caucus de Nevada, donde juegan fuerte los hispanos, y en Carolina del Sur, donde definen los afroamericanos. Por el contrario, Joe Biden, cuya campaña languidecía, huérfana de energía y entusiasmo, encontró una nueva vida en el estado sureño, donde ganó con autoridad.
"Después de un año de ir a todas partes, conocer a todos, desafiar todas las expectativas, buscar cada voto, la verdad es que el camino se ha cerrado para nuestra candidatura, aunque no para nuestra causa", dijo Buttigieg anoche al hablar en South Bend, Indiana, en un mensaje que tuvo varios guiños a Biden, a quien, sin embargo, nunca nombró.
Su campaña reconoció que la derrota en Carolina del Sur fue decisiva.
La campaña de Buttigieg tuvo todo lo que le faltó a la de Biden: actos multitudinarios, buena cobertura en la prensa, financiamiento, un candidato disciplinado con energía y una enorme exposición mediática –uno de los pilares de su rápido ascenso–, debates consistentes y una pulida organización territorial. La campaña de Buttigieg hizo una apuesta osada: lograr un buen arranque en la primaria en estados favorables como Iowa y New Hampshire que le otorgaran impulso cuando la interna se corriera a los estados más diversos, sobre todo en el sur del país.
Hasta hace unas semanas, pareció funcionar. Pero su campaña chocó con la indiferencia de las minorías, que nunca terminaron de darle la bienvenida al antaño alcalde de South Bend. Buttigieg nunca logró entrar en ese electorado. Por el contrario, Biden encontró en el respaldo afroamericano –su "firewall", según sus asesores– un empuje que, casi con certeza, lo llevará hasta el final de la interna.
Con apenas 38 años, Buttigieg hizo historia: se convirtió en el primer político abiertamente gay en ganar delegados en una primaria presidencial. Egresado de Harvard, estudió filosofía, economía y política con una beca Rhodes en la Universidad de Oxford. Políglota –habla siete idiomas, además de inglés– y veterano de Afganistán, toca el piano y la guitarra, y tiene un apellido impronunciable que se volvió familiar en Estados Unidos, y sus seguidores corearon en sus actos: "¡But-ech-ech!¡But-ech-ech!".
El recorrido de Buttigieg durante el último año, en el que pasó de ser el alcalde más joven de una ciudad con más de 100.000 habitantes a un candidato ignoto para la mayoría del país a convertirse en la revelación de la interna presidencial demócrata terminó por darle forma a uno de los fenómenos –otro más– más notables en la historia política de Estados Unidos.
Su marido, Chasten Buttigieg, también devenido en una sensación, sobre todo en las redes sociales, lo presentó con un emotivo discurso en el que dijo que lo había ayudado a creer en si mismo, y que cuando hablaron sobre la posibilidad de buscar la presidencia le pidió que lo hiciera porque "sabía que había otros chicos en este país que necesitaban creer en si mismos".
En 2016, luego de la victoria de Donald Trump, y antes de entregarle la presidencia, Barack Obama mencionó en una entrevista con la revista The New Yorker a un par de figuras del Partido Demócrata a quienes veía como políticos talentosos con futuro. Entre los nombres había uno ignoto para Estados Unidos: Peter Buttigieg, en ese momento, alcalde de South Bend, Indiana, una ciudad de poco más de 100.000 habitantes.
Ayer, varios antiguos colaboradores de Obama se deshicieron en elogios a Buttigieg, y sugirieron que su carrera política, lejos de haber terminado, apenas parece haber comenzado.
"Hace un año, ¿quién hubiera predicho que Pete Buttigieg sería uno de los finalistas en la poblada interna demócrata?", dijo David Axelrod, antiguo estratega de Obama, en Twitter. "No ganó, pero llegó lejos e hizo una campaña notable. Uno tiene la sensación de que este no es el final para Pete, sino el final del principio", cerró.
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