"Estamos como presos", relató una argentina desde Bruselas
Según varios residentes, la capital belga está paralizada por los atentados que dejaron por lo menos 34 muertos y 230 heridos
Sin transporte público, con la policía y las ambulancias en las calles, Bruselas está paralizada luego de los atentados que causaron por lo menos 34 muertos y más de 100 heridos. Argentinos que viven en la capital belga relataron cómo se vive en la ciudad, que por estas horas parece un desierto.
Hasta ahora no hay víctimas argentinas por las explosiones que hubo en el aeropuerto de Bruselas y en la estación de metro Maelbeek, adjudicadas por Estado Islámico (EI).
"Estamos como presos, es muy feo porque no sabemos cuándo podremos retomar una vida normal", dijo a La Nación Magdalena De Raedemaeker, una cordobesa de 60 años. La argentina, que trabaja en la Casa de las Américas en Bruselas, contó que estaba en la oficina cuando se enteró de las primeras explosiones en el aeropuerto.
"Fue un momento de mucho sobresalto porque la mujer de mi jefe trabaja allí, pero después nos enteramos de que estaba bien", dijo. "Mi oficina queda a 12 cuadras del metro y en seguida supimos que había pasado algo porque el ruido de las sirenas era muy intenso y la gente corría por las calles", relató De Raedemaeker sobre el atentado que hubo luego en la estación del metro Maelbeek.
Según dijo la cordobesa que vive desde hace 25 años en Bruselas, hoy por la tarde los únicos vehículos que circulaban por la ciudad eran las ambulancias y los autos policiales, ya que el gobierno le pidió a la gente que se quedara en su casa.
"Bruselas tiene muchos túneles en el centro y cerraron todo. Fue un caos terrible. No hay trenes [volverán a circular a partir de las 16] , ni tranvías, ni metro", agregó.
Mariano Volfarini, un argentino de 49 años que es profesor de tango, confesó, por su parte, que tuvo suerte ya que pasa muy seguido por la estación Maelbeek para ir a trabajar. "Yo estaba en mi casa y me enteré de los atentados por los medios y por la gente que me llamaba para ver si estaba bien. Estamos muy shockeados, es raro porque se vive como una situación casi de guerra", dijo a La Nación.
Volfarini contó que el miedo en Bruselas estaba latente después de los atentados en París , en noviembre pasado, pero que la ciudad había logrado volver de a poco a su ritmo normal.
Sin embargo, el temor resurgió luego de la detención de Salah Abdeslam, el "kamikaze" que sobrevivió a los atentados de París, el viernes pasado, en los suburbios de Bruselas. "La gente hablaba de que algo podía pasar", dijo Volfarini, que reside desde hace 16 años en Bélgica.
"Hay temor. Esto ya sucedió el año pasado y puede pasar de nuevo, parece que no va a parar", agregó a La Nación Gustavo Nielsen, un porteño de 52 años, que también trabaja en la Casa de América latina como abogado.
"El escenario es de caos. Estamos esperando a ver qué pasa, mientras tanto, la gente camina para volver de sus trabajos porque no hay transporte público y el gobierno pidió que se done sangre porque hubo muchos heridos", agregó.
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