Estados Unidos acusó a China de espiar a disidentes en suelo norteamericano
Cinco personas fueron inculpadas de vigilar y atacar a residentes por manifestar opiniones contrarias al régimen chino; entre las víctimas aparece un aspirante al Congreso, un escultor radicado en Los Ángeles y diversos activistas de derechos humanos
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El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a cinco agentes vinculados al Partido Comunista de espiar a disidentes en suelo norteamericano. Entre los individuos presuntamente vigilados se encuentran un aspirante al Congreso, un escultor radicado en Los Ángeles y diversos activistas de derechos humanos.
Según documentos judiciales, los cinco individuos fueron inculpados de trazar “planes de represión transnacional”, con el objetivo único de atacar a residentes estadounidenses cuyas opiniones y acciones políticas fueron “desfavorecidas por el gobierno de la República Popular China (RPC)”.
En el primer caso, el agente del Ministerio de Seguridad del Estado (MSS) de China, Lin Qiming (59), fue denunciado por intentar difamar a un detractor chino oriundo de Nueva York que se postula al Congreso por dicho estado. Si bien este último no fue identificado fehacientemente, su perfil encaja con el de Yan Xiong.
Se trata de un antiguo dirigente estudiantil que formó parte de protestas prodemocráticas en la Plaza Tiananmen de Pekín en 1989. Huyó a Estados Unidos en 1992 e incluso sirvió en el ejército como capellán. Con la intención de dañarlo, Lin contrató a un investigador privado para conseguir información comprometedora.
En un segundo caso, los fiscales acusaron a Shujun Wang (73), un destacado académico nacido en China que vive en Queens, Nueva York, de actuar como agente del Gobierno chino. Wang, quien podría recibir una sentencia de hasta 20 años de prisión, fundó una organización a favor de la democracia en sus inicios.
Sin embargo, desde al menos 2015 “opera en secreto bajo la dirección y el control de varios oficiales del MSS”, según el Departamento. No es el único delito del que se lo responsabiliza. Se lo culpa además de haber enviado datos al gobierno chino sobre activistas democráticos neoyorquinos.
Dicha acusación está sustentada tras confirmar el contacto que mantenía con la policía secreta china. Se comunicaba con un controlador de aquella fuerza que le daba instrucciones y pedía que se reuniera con “tibetanos, uigures y mongoles”, grupos étnicos que China oprimió.
En el tercer y último caso, a Fan “Frank” Liu (62) y Matthew Ziburis (49), ambos de Nueva York, y Quiang “Jason” Sun (40), de China, se les atribuyó ser representantes encubiertos del régimen chino y conspirar para desacreditar a empleados de una organización no gubernamental con sede en Washington.
Con respecto de la situación particular de Ziburis, se sabe que intimidó a un artista de Los Ángeles por crear una escultura presidente Xi Jinping como una molécula de coronavirus. Al principio, se hizo pasar por un comerciante e instaló dispositivos de rastreo en el lugar. Luego, incendió la escultura.
Finalmente, se encontró evidencia también de que el trío amedrentó a Arthur Liu, abogado y activista político de San Francisco. Liu es también el padre de la patinadora artística profesional Alysa Liu, quien compitió para el equipo estadounidense en los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing.
En una conferencia de prensa el miércoles, Matthew Olsen, fiscal general adjunto de seguridad nacional, dijo que si bien los tres casos narrados serán juzgados por separado, “exponen los intentos del Gobierno de la República Popular China de reprimir las voces disidentes dentro de los Estados Unidos”.
“Los estados autoritarios de todo el mundo se sienten envalentonados para ir más allá de sus fronteras para intimidar o tomar represalias contra las personas que se atreven a hablar en contra de la opresión y la corrupción”, resaltó Olsen, y agregó: “No toleraremos tal opresión aquí”.
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