España vota: la hora de los partidos emergentes, con Vox como posible llave
Como nunca antes, la atención no la concentran los tradicionales PSOE y PP, sino las fuerzas que surgieron en los últimos años; Sánchez parte como favorito
MADRID.- La política española rinde hoy examen en elecciones generales. Pero, como pocas veces, la fragmentación hace que tan importante como saber quién se queda con La Moncloa sea quién crece y quién retrocede como expresión ciudadana. Dentro de la tradicional puja entre derecha e izquierda, es la hora de los partidos emergentes en este país: Ciudadanos, Podemos y, el más temido de todos, Vox desafían al socialismo (PSOE) y al Partido Popular (PP).
"Creo que por primera vez en nuestra historia tanto o más decisivo que saber quién es el más votado lo es conocer quién es segundo, tercero y cuarto", dijo a LA NACION Francisco Camas, de la consultora Demoscopia.
Por eso el desempeño de los partidos emergentes genera tanta o más atención que los tradiciones Partido Popular (PP), en la derecha, y el oficialista Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en la izquierda.
Las encuestas dicen que, con un poco de viento a favor, la matemática política podría arrojar esta noche que el socialista Pedro Sánchez legitime, con una compleja alianza, la presidencia, a la que llegó hace diez meses por una inédita moción de censura.
Pero casi tan significativo como eso es la radiografía española que emerja del voto y de su modelo de convivencia. Previsiblemente el país que hoy desayune no será el mismo que se siente a comer, luego de que se abran las urnas y surja un nuevo mapa político.
También lo será el impacto para una Europa temerosa ante el desarrollo de expresiones de extrema en el resto del bloque. Algo de lo que, hasta la llegada de Vox, España, su cuarta economía, parecía al margen. Puede que la izquierda gobierne. Pero Vox es el gran enigma. ¿Será ola o será tsunami? Nadie lo sabe con certeza. De lo que no hay dudas es de que moverá las aguas como nunca hasta ahora en el panorama del país.
Las encuestas más conservadoras le asignan el 10% de los votos. Eso significa un bloque parlamentario de entre 30 y 35 legisladores en un Congreso de 350.
Sería el quinto lugar en una carrera de cinco. Pero con suficiente fuerza como para hacerse oír e imponer condiciones. Una irrupción enorme para un partido que hoy tiene cero escaños y que, hasta hace poco, era el típico comodín al que apelaban los programas de humor político para hacer reír.
Los sondeos más audaces le dan el doble. Francisco Carrera, que tiene el mérito de haber sido la única encuestadora que acertó con su irrupción en las regionales andaluzas de diciembre pasado, le asigna 70 diputados y la tercera posición, por detrás del PP y del socialismo. Al igual que en aquella ocasión, nadie hoy comparte su criterio.
Nadie duda, sin embargo, que su electorado es el más motivado. Sus convocatorias, en las que el carismático Santiago Abascal pontifica "amor a España" una y otra vez, fueron la envidia de los demás, que tuvieron que apelar al viejo recurso de alquilar micros para llenar estadios.
Uno de los enigmas que se develarán esta noche es si llenar estadios, como lo hizo Vox, se traduce automáticamente en llenar urnas.
El otro misterio es el comportamiento de la derecha en su conjunto. "Por primera vez en la historia es la derecha la que llega más confundida a las urnas", dijo Narciso Michavila, de Gad3, uno de los consultores demoscópicos más respetados y escuchados de este país. Lo describió de una manera gráfica: "El votante de derecha se levanta siendo de Vox, es del PP a mediodía y de Ciudadanos a la hora de la cena".
Las tres fuerzas se disputan entre sí el voto en una brutal lucha por la hegemonía que, entre insultos y pases de bandos, enturbió el final de campaña y alentó la sensación de victoria de la izquierda.
Saber quién manda en la derecha será una de las claves de hoy.
¿Se hunde el PP? Pablo Casado, el recambio conservador del expresidente Mariano Rajoy, se prepara para la peor sangría en décadas. Las 134 bancas que posee podrían reducirse a 70. Algunos dicen que incluso menos.
La de hoy puede ser una de las peores noches de Casado, el hombre que, por sorpresa, saltó al timón de la tradicional fuerza de la derecha española, con la bendición del expresidente José María Aznar.
También se pone a prueba el liberal Ciudadanos. Su líder, el hiperkinético Albert Rivera -el hombre que más interrumpió en los debates- está convencido de que duplicará las 32 bancas que tiene ahora y que incluso superará al PP, al que le perdió el respeto. "Estamos muy cerca", dijo.
Los dos, PP y Ciudadanos, le temen a Vox. Merced a sus propios errores -la corrupción, en unos, y los continuos cambios de posición, en otros- los de Abascal les sacan votantes. "Vox es transversal, pero la mayoría de la captura viene de la derecha", dice Michavila.
La derecha se reacomodará esta noche y la duda es si será capaz de establecer una convivencia, luego de la confusión y la lucha interna descarnada con que cerró la campaña.
Más clara parece la cohabitación en la izquierda. El sueño de Sánchez es formar gobierno con la izquierda radical de Podemos, que repuntó en el tramo final, y con el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Pero si eso no le alcanza comenzarán los malabarismos. Los hay de todo tipo. Incluido un coqueteo con los liberales de Ciudadanos.
Del lado de la derecha, la suma sería entre PP, Ciudadanos y Vox. Pero hoy parece difícil que eso alcance para llegar a los 176 de la mayoría.
A las 22.30 (las 17.30, hora de nuestro país) comenzará a develarse la incógnita, y con ella, el nuevo mapa de la sociedad española.
Pablo Iglesias, la voz de los indignados que perdió impulso
Origen: Madrid
Edad: 40 años
Familia: casado, dos hijos
Líder de Podemos, el partido de izquierda radical que surgió como voz institucional del movimiento de los "indignados", hace tres años era una figura emergente indiscutible. Hoy lucha por mantener a la formación en el cuarto lugar tras una importante crisis en su partido y errores propios, entre ellos, haberse mudado a un caserón en un barrio cerrado luego de haber censurado a los políticos que viven de esa manera y "dejan de sentir los problemas de la gente común". Afrontó en la última Legislatura fuertes tensiones internas que acabaron incluso con la salida de la dirección de algunas de las figuras más destacadas y compañeros suyos en la fundación de la agrupación. Iglesias sostiene que ellos son "la única garantía" de un gobierno de izquierda en España, y desliza que la formación oficialista PSOE terminará "acordando con la derecha de Ciudadanos".
Pedro Sánchez, el desafío de ser presidente, esta vez con votos
Origen: Madrid
Edad: 47
Familia: casado, dos hijos
Es el primer presidente que llega al poder en España por una moción de censura. Busca ahora ser revalidado en el cargo. Su historia es una de "segundas oportunidades". Fue defenestrado de la conducción del socialismo y fue capaz de volver. Ahora, en la presidencia, tuvo que llamar a elecciones generales, en las que busca imponerse. Fue capaz de cortar con la línea tradicional del partido: no goza de la simpatía del expresidente Felipe González ni de buena parte de su entorno. Subestimado dentro y fuera de su partido, el economista madrileño sorprendió demostrando ser un hueso duro de roer, imagen que hace valer en su cartel electoral, una foto en blanco y negro en la que luce un gesto serio, con aire cinematográfico. Intenta transmitir seguridad y fortaleza ante el momento crucial que vive España. Su lema ha sido "poner un cordón sanitario" a la derecha.
Albert Rivera, el moderado al que lo traicionan sus nervios
Origen: Barcelona
Edad: 39 años
Familia: divorciado, una hija
Presidente y fundador de Ciudadanos, un partido que nació en 2006, en Barcelona, de raigambre liberal y con el lema del "sentido común". Fue la voz de la moderación, aunque en esta campaña se volcó más a la derecha, en la competencia con Vox. Hábil orador y muy dialéctico, fue el claro ganador en el primero de los dos debates presidenciales, pero su permanente tensión y nerviosismo le jugaron en contra en el segundo y en el tramo final de la campaña. La expectación y la popularidad de su partido, una fuerza emergente hacia la que miran los que buscan nuevos colores en el Parlamento, se deben en gran parte a su carisma. Sin embargo, su éxito no está exento de cierta ambigüedad y mientras unos lo aclaman, otros lo tildan de populista. Su propuesta es superar al Partido Popular (PP) y convertirse en el referente de la derecha.
Pablo Casado, una cara joven para un partido desgastado
Origen: Palencia
Edad: 38 años
Familia: casado, dos hijos
En julio pasado fue elegido líder del PP, al que decidió imprimirle un giro más hacia la derecha, en la línea del expresidente José María Aznar, y apartado de su predecesor en el cargo, el expresidente Mariano Rajoy. La llegada de Casado fue vista como el paso adelante de una nueva generación de políticos dentro del partido, lo que le generó antipatías internas al desplazar a figuras tradicionales. Antes de su llegada al liderazgo partidario, el 21 de julio de 2018 –por medio de elecciones internas, en las que se impuso a la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría–, al PP ya le había surgido un importante competidor por el centro, Ciudadanos, que desafiaba su hegemonía. Pero la sorpresiva irrupción de Vox, por la derecha, hizo temer un descalabro. Su lema de campaña fue la necesidad de "unir a la derecha" bajo el liderazgo del PP. Algo que ahora se pone en duda.
Santiago Abascal, la sorpresa que reivindica el tradicionalismo
Origen: Bilbao
Edad: 43
Familia: casado, cuatro hijos
Viene del PP y fue concejal en el País Vasco cuando, con la banda terrorista ETA activa, eso lo convertía en potencial blanco. En noviembre de 2013 anunció su abandono de militancia en el PP alegando diferencias irreconciliables con su dirección. Se mostró en desacuerdo con la actuación del partido frente a los casos de corrupción que lo salpicaban, con la política antiterrorista frente a la ETA de Rajoy y del PP del País Vasco, y con la política frente a los nacionalismos vasco y catalán. Se declara un político sin complejos que encarna "las causas genuinas" de España –y de la derecha radical–. Conecta emocionalmente con el público, reivindica lo "tradicional" de España, como la caza y los toros y su pasado imperial. Desprecia los movimientos de género y el feminismo. No tiene un programa sólido de gobierno. Su principal discurso es la crítica a la política tradicional "corrupta y cobarde".
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