España se paralizó por el compromiso del príncipe Felipe y Letizia
MADRID.- Se los vio atractivos, cómplices, siempre tomados de la mano, con expresión de enamorados y brillo en los ojos. Y eso, que tanto deseaban ver millones de españoles, fue lo que el príncipe Felipe y su novia, la periodista divorciada Letizia Ortiz, les dieron en abundancia al cumplir con el rito de "petición de mano" con el que se declararon formalmente comprometidos.
También se mostraron distintos, muy distintos, como suele suceder en las parejas. Felipe, más risueño que lo habitual, no pudo con su severidad y presentó a su novia como "un activo" para su condición de heredero. Ella, en cambio, contestó -visceral y sin pudores- "como un hombre que ama a una mujer", cuando alguien le preguntó cómo se declara un príncipe.
Fue sólo media hora. Primero, de paseo por los jardines del Palacio de El Pardo, que fue residencia del generalísimo Franco, y luego, de posar para los fotógrafos junto a las dos familias: la real, con los reyes Juan Carlos y Sofía, las dos infantas y sus maridos. Y luego con la de Letizia, con su padre periodista, su madre enfermera y sindicalista y sus dos hermanas, además de un primo.
Se rieron todo el tiempo y dijeron algunas cosas. Por ejemplo, que planean tener "más de dos hijos y menos de cinco", según aseguró Felipe, y que su relación se convirtió en noviazgo "en la primavera" -entre marzo y junio- y que les hubiese gustado "tener más tiempo" para preparar su casamiento con más calma. Ninguno dijo por qué no lo tomaron.
Un "activo"
La miel fluyó en catarata cuando hablaron de lo que cada uno valora en el otro. Felipe -tras señalar que muchas de las virtudes de su novia "están a la vista"- se confesó atraído por su "elocuencia, inteligencia, coraje, responsabilidad en el trabajo, principios, rectitud y ejemplaridad". Luego de eso, naturalmente, la calificó como un "activo" para su tarea real.
Ella, risueña, tomó carrera para hablar de él. "Es un ser humano excepcional, cariñoso, respetuoso y gran lector -lo que para mí es muy importante, acotó- y que siempre trata de mejorar." Y tal vez hubiese seguido si no fuera porque él la interrumpió con un "esto te lo voy a recordar", que hizo reír a todos. "Vale", aceptó ella, con la última palabra.
Fue, como se dijo, sólo media hora a partir de las 12.30 (las 8.30 en la Argentina). Pero desde una hora antes las cadenas de televisión y radios españolas batían el parche con lo que iba a suceder y llenaban el espacio con documentales de los casamientos de las infantas Elena y Cristina -las hermanas de Felipe- ocurridos en 1995 y 1997, respectivamente.
En directo
"Estamos a once minutos de que todo empiece... sí... sí... ése es el príncipe Felipe... allí se le ve la manga del traje... parece que van a salir", decían los comentaristas, expectantes, mientras aguardaban la aparición de la pareja. Hubo 350 periodistas acreditados de una veintena de países pero, naturalmente, la gran mayoría eran españoles.
Todo se transmitió en directo y el país, literalmente, se detuvo para verlo. "¡Hemos esperado tanto por esto!", decían vecinas. El príncipe tiene ahora 35 años -se casará con 36- y antes de dar con Letizia, de 31, pasó, al igual que ella, por varias relaciones.
Felipe, más atento a las formas, trató de mostrar también los cambios que implican su estilo personal y su elección de futura esposa. "Le he regalado un anillo de oro blanco y brillantes... elegí un diseño moderno", subrayó el heredero. Luego, sin ahondar en detalles y casi como quien no da importancia, explicó que también le daría "una joya familiar".
Ella, rapidísima, se subió a ese final para acotar que su presente fue "una joya literaria", en alusión al ejemplar del siglo XIX de un relato de caballería que le obsequió, junto con un par de gemelos de oro blanco y zafiros que el heredero no se cansaba de mostrar. En eso lo alentó incluso la reina Sofía, que le indicaba que se subiera las mangas del traje.
Lo que no se sabe es cuándo será el casamiento. Los novios, en su peculiar y precipitado compromiso, no fijaron una fecha, aunque se insiste en que será en el verano, que en España empieza en junio. Tampoco dijeron cuándo tomaron la decisión de casarse. "¿Cuándo fue que lo decidimos?", trasladó Felipe a su prometida. "Hace bastante", zanjó ella. Y punto.
Foto familiar
Ellos hubieran seguido hablando con los periodistas. Pero sucedió que entonces entraron los reyes para tomarse la foto familiar. Con tan mala suerte que quedaron de espaldas a los novios, esperando durante largos minutos, hasta que Juan Carlos encargó a un asistente que le avisara al príncipe que ya estaba bien. Y que empezaba la sesión de fotos.
Juan Carlos posó junto a su futura consuegra y la tomó suavemente de la cintura para "acomodarla" en el podio. Los pantalones negros de Paloma Rocasolano -la madre de la prometida- contrastaban con el sobrio vestido en tono ciruela de la reina. Sin exageraciones, el trato entre las dos familias fue armónico y cordial.
Todos sonrieron al despedirse. Los novios, más que nadie. "¡Qué lindo es esto!", dijo Letizia. La reunión familiar siguió con un almuerzo privado en La Zarzuela, el palacio de los reyes. Un largo encuentro de las dos familias en el que se habló del matrimonio que puso a España de fiesta, aunque falten todavía unos cuantos meses.