España: el maquinista, cada vez más complicado
El conductor del tren que descarriló y mató a 78 personas fue detenido, imputado por homicidios múltiples
MADRID.- Con medio rostro oculto por la sangre y una mirada de espanto, Francisco Garzón Amo salió de la cabina del tren que acababa de descarrilar en la entrada a Santiago de Compostela y se desmoronó al descubrir el infierno a su alrededor: "La he jodido. Me quiero morir".
El maquinista de la catástrofe no se despegaba del teléfono celular mientras caminaba entre las vías. Todo lo que dijo quedó grabado y es parte de la prueba por la que desde ayer a la madrugada la policía ordenó su detención. Se lo acusa de haber provocado "por imprudencia" el accidente de la curva de A Grandeira , donde 78 personas perdieron la vida la noche del miércoles.
La transcripción de sus diálogos con la estación revela, además de su shock, que era consciente de la velocidad a la que circulaba. "Tenía que ir a 80 y voy a 190", admitió.
El exceso de velocidad es la principal hipótesis para explicar el desastre que enluta a España. Garzón Amo admitió, según fuentes de la investigación, que tardó en frenar. El presidente de la empresa estatal de infraestructura Adif, Gonzalo Ferre, añadió ayer que el maquinista recibió la notificación de aminorar la velocidad cuatro kilómetros antes de llegar a la zona del siniestro. "Cuando salió del túnel ya tenía que estar a 80", dijo.
Garzón Amo, de 52 años, salió a pie de la cabina, pero enseguida fue internado. Anoche -tras enterarse de que quedaba detenido- se negó a declarar ante la Brigada Judicial de la policía gallega. Con varias costillas rotas y un pulmón afectado, lo mantienen sedado. Aún desconoce la dimensión total de la tragedia. Lo acompañan su madre y dos policías que vigilan la habitación. En las habitaciones contiguas quedan 85 pasajeros internados, 33 de ellos en grave estado.
A pesar de la aparente imprudencia del operario crece en paralelo la discusión sobre el dispositivo de seguridad activo en el Alvia 730 que descarriló en Galicia. Hay una pregunta incómoda para las autoridades: ¿por qué el moderno sistema de conducción automática que operaba en casi toda la línea se interrumpe a cuatro kilómetros de llegar a Santiago, donde ocurrió todo?
"Los sistemas de seguridad en Europa y España van adecuados a los tipos de trenes y a la velocidad permitida. Las personas que tienen responsabilidad de estar al frente de un tren deben atenerse a los protocolos prefijados", justificó ayer la ministra de Fomento, Ana Pastor.
El Alvia lleva dos sistemas de seguridad: el Ertms, que regula de manera automática la velocidad del tren según la información que recibe de las vías y del control, y el ASFA, menos sofisticado, que exige mayor atención al maquinista.
El descarrilamiento ocurrió en una "zona de transición" de un sistema a otro. Al abandonar las vías equipadas con Ertms, poco antes del accidente, empezó a funcionar el ASFA. Este mecanismo consta de una serie de balizas que desde las vías anticipan a la cabina lo que marcan las señales del camino. El maquinista debe apretar botones para demostrar que captó la indicación. Puede detener automáticamente el tren si las órdenes no se ejecutan o si detecta un obstáculo en las vías. Pero no es infalible.
Según la empresa estatal de ferrocarriles Renfe, el ASFA instalado en el tren siniestrado frena la máquina en casos en que supera los 200 kilómetros por hora. Los gremios del sector se atienen a ese dato para defender a Garzón Amo. "Si hubieran puesto el Ertms en toda la línea esto jamás hubiera ocurrido", insistió ayer el Sindicato Español de Maquinistas y Ayudantes Ferroviarios (Semaf).
También empieza a despertar polémica el diseño de la obra. El presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, rechazó las críticas. Negó que existieran "puntos negros" de seguridad, consideró que la curva tiene un recorrido "correcto" y dijo que el ASFA era idóneo para la zona, muy cercana a una estación.
El juez Luis Alaiz apunta a dilucidar por qué García Amo circulaba como un bólido en un "vía lenta". La caja negra que empezará a analizar en las próximas horas debería permitir reconstruir qué pasó, Lo único que se conoce hasta ahora son los sollozos del conductor poco después del accidente: "Somos humanos, somos humanos. Ojalá no haya muertos", repitió ante los operadores de la estación.
Una grabación reveladora
Tras volcar, el maquinista llamó a EmergenciasFrancisco José Garzón Amo / Maquinista
Aquí, algunos fragmentos de la comunicación que mantuvo el conductor del tren tras el siniestro:
- "Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer"
- "Tenía que ir a 80 y voy a 190 [kilómetros por hora]"
- "La he jodido... me quiero morir"
- "Espero que no haya muertos, porque caerán sobre mi conciencia"
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