Escuelas en la mira: no uno si no varios porqués
Las mayores masacres con armas de fuego en Estados Unidos fueron en centros educativos; para los expertos, son blancos fáciles, con víctimas indefensas y sirven para "herir a la sociedad".
NUEVA YORK.- El año que está por terminar deja a Estados Unidos con una triste estadística: no hubo, en las últimas tres décadas, otro año con tantas víctimas de asesinatos masivos en tiroteos. La masacre de Newtown, el eslabón más trágico de esa cadena, extendió un rasgo de la sangrienta tendencia: muchos ataques ocurren en escuelas.No se trata de un drama exclusivo de Estados Unidos, donde ya se habla de una epidemia, que, paradójicamente, se da en paralelo con una caída en la tasa de crímenes. Masacres similares han ocurrido en Alemania, Finlandia, China, Canadá y Australia, por nombrar algunos países, así como en la Argentina, que se estremeció en 2004 con el tiroteo en Carmen de Patagones. Algunos expertos apuntan a un puñado de razones a la hora de explicar por qué las escuelas suelen sufrir estos ataques: son blancos fáciles, con víctimas indefensas, y lugares con los que los tiradores -hombres jóvenes, que sufren algún trastorno mental, frustrados o enojados- tienen algún vínculo, que los lleva a dejar, allí, su infame marca."Usualmente, hay una conexión entre el tirador y la escuela", apunta Glenn Woods, presidente del Grupo BAIT, una consultora de Canadá dedicada al análisis de la violencia en escuelas y lugares de trabajo."El lugar donde cometen el tiroteo tiene algún significado simbólico para ellos. El objetivo no es sólo matar a otras personas. Cuando un tirador va a la escuela a cometer este tipo de crímenes es con la intención también de morir, ya sea porque se suicidan o se ponen en una situación en la que la policía los mata", completó a LA NACION.Un informe de 2002 del Servicio Secreto y el Departamento de Educación, que comenzó a gestarse luego del tiroteo en la Escuela Secundaria Columbine, en Littleton, Colorado, en 1999, sostiene que no existe un "perfil" único de los atacantes. Pero sus hallazgos establecen algunos patrones.Casi todos los tiradores, señala el trabajo, eran estudiantes o habían estudiado en el lugar del ataque, y muchos "se sintieron intimidados, perseguidos o heridos" por otros antes de perpetrar su matanza. La mayoría de los atacantes no tenía antecedentes criminales, y muchos ya habían intentado suicidarse, o al menos lo habían pensado. David Shaffer, profesor de Psicología Infantil de la Universidad de Columbia, ofreció un crudo argumento acerca de por qué las escuelas son un buen blanco para tiradores: el riesgo de un contraataque por parte de víctimas indefensas, jóvenes o niños, que pueda interrumpir su macara obra, es "menos probable"."Y dado que muchos de estos tiroteos masivos son cometidos por jóvenes adultos, las escuelas pueden ser sitios de malas memorias y ansiedad para ellos", dijo a LA NACION.
Herir a la sociedad
La policía de Connecticut aún trabaja en un perfil completo de Adam Lanza, el joven de 20 años que terminó con la vida de su madre, Nancy Lanza, para luego acribillar a 20 niños de primer grado y seis mujeres en la Escuela Primaria Sandy Hook, de la cual Lanza fue alumno. Christopher Ferguson, profesor de la Universidad Internacional de Texas A&M, donde investiga sobre comportamientos violentos, dijo que la razón por la cual los tiradores eligen lugares públicos -una escuela, un templo, como ocurrió en Wisconsin este año, o un cine, como ocurrió en Aurora, también este año- se debe a la necesidad de perpetrar, con los asesinatos, una suerte de venganza pública."Son, en general, individuos que están furiosos con la sociedad. Ven a la sociedad como alguien que los puso en el lugar donde están. ¿Y qué mejor que herir a la sociedad que atacar una escuela? Lamentablemente, Lanza tuvo éxito en eso", indicó.Los puntos en común que unen los distintos tiroteos ofrecen otra característica, plasmada también en el informe del Servicio Secreto y el Departamento de Educación: rara vez se trata de actos repentinos o intempestivos. Más bien, son ataques planificados de manera meticulosa durante un tiempo.Por esto, algunos expertos, como Ferguson y Woods, creen que los atacantes ofrecen indicios a través de cambios en su comportamiento, y afirman que si se le pregunta a la gente que estuvo cerca de ellos antes del final, esas personas podrían identificar alguno. Otros, como James Ogloff, de la Universidad de Monash, Melbourne, Australia, creen que es más difícil identificar un potencial tirador con precisión.Con todo, esto lleva a que la mayoría de los expertos ponderen el hecho de que se incluya la salud mental dentro del debate para definir un plan integral que permita prevenir desastres como el que cayó sobre Newtown el 14 de diciembre último. "Éste es un tema de salud mental, y un tema administrativo, de tener protocolos que permitan identificar las primeras alarmas antes de llegar a la violencia", señaló Woods. Ferguson dijo que, en este punto, Estados Unidos aún tiene muchos avances por concretar. "No tenemos mucho para ofrecerles a estos individuos", agregó.De hecho, una encuesta de Gallup difundida esta semana reveló que la mitad de los norteamericanos cree que incrementar el gasto público en salud mental sería una medida muy efectiva para prevenir tiroteos en las escuelas. El mismo sondeo reveló un respaldo mayor para la controvertida propuesta que impulsó la Asociación Nacional del Rifle: un 53% dice que incrementar la presencia de policías en las escuelas también sería muy efectivo. Todos los expertos consultados rechazaron de plano esa idea: más armas en las escuelas eleva las probabilidades de que haya más violencia.
Columbine, la muerte de la adolescencia
Littleton, Colorado, 20 de abril de 1999. Dos estudiantes abren fuego en la escuela secundaria Columbine. Mueren doce alumnos y un docente; los asesinos se suicidan. Fue la primera gran matanza escolar.
Virginia Tech, el récord más negro
Blacksburg, Virginia, 16 de abril de 2007. El estudiante coreano Seung-Hui Cho acribilla a 32 personas en la Universidad Virginia Tech, la peor matanza cometida por un solo individuo en la historia del país.
Newtown, los más pequeños
Newtown, Connecticut, 14 de diciembre de 2012. Adam Lanza, un joven con entrenamiento de tiro, descarga un rifle semiautomático sobre 20 chicos y seis docentes de la escuela primaria Sandy Hook.
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