“Apenas llegué, supe que había muchos muertos; veía partes de cuerpos”: los relatos de la tragedia en Brumadinho
BRUMADINHO, Brasil.- La ruptura de un dique minero en la localidad de Brumadinho, en Brasil , dejó al menos nueve muertos y 354 desaparecidos con "mínimas chances" de ser encontrados con vida.
Mientras tanto, en las calles de la ciudad, cientos de personas que continúan colaborando con las tareas de rescate, relataron al diario O Globo cómo vivieron el derrame.
El técnico de electromecánica Maicon Vitor, de 22 años, vio llegar la destrucción tan pronto como salió del comedor de la empresa en la que trabaja. Él terminaba de almorzar y se dirigía al vestuario cuando escuchó que el dique se rompía.
"El agua y el barro descendió arrastrando talleres, oficinas, el comedor... todo lo que estaba en el frente se fue", dijo Vitor, quien volvió al lugar para ayudar.
El bombero civil "D" -quien prefirió no exponer su identidad- dijo que cuando llegó se encontró con un "escenario de completa destrucción" y que fue una de las primeras personas en acceder al área de la minería. "No escuché la sirena. Tan pronto como llegué, supe que había muchos muertos. Podía ver partes de los cuerpos. Era un completo caos. Desde el principio yo sabía que sobrevivientes serían pocos", relató.
La coordinadora ejecutiva de la Defensa Civil de Brumadinho, Gislene Zuza, confirmó que las sirenas no se activaron. "Se instalaron a principios de diciembre, todas las pruebas fueron realizadas y los simulados tuvieron un 95% de aprovechamiento", afirmó Gislene.
A la espera del lodo
En uno de los puentes por donde pasa el arroyo del Frijol, decenas de personas todavía esperan la llegada del lodo. "El río estaba turbio, bajó más de un metro y medio y el olor era algo que nunca hemos visto antes por aquí", dijo el mecánico Adilson Fernandes.
Para quienes viven en la región, además de la incertidumbre y el miedo a no volver a ver a sus familiares y conocidos, la tragedia también les deja rastros de destrucción ambiental. Los productores rurales que viven cerca de la corriente ya reportan que los peces están muriendo.
"En el patio de mi casa, se podían ver los peces. Eran grandes, fuertes y ahora, todos muertos. Y si el lodo llega hasta mi tierra, pierdo todo mi trabajo", lamentó el productor rural Geraldo de Oliveira.
Geraldo acompaña a su amigo Odilon Paraguay, quien busca noticias de una prima de 36 años que, según él, estaba en el lugar a la hora del accidente.
"La familia entera está movilizada, cada uno en un punto de rescate. Su hijo aún no lo sabe. El domingo cumple 11 años", dijo Paraguay.
Sobre el final del día, la gente empezó a dejar los puntos de rescate con la certeza de que la tragedia cambiará drásticamente la rutina de la ciudad y la vida de todos ellos.
Saben que en los próximos días solo se ocuparán de confirmar muertes y buscar a los desaparecidos.
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