Renuncia bomba en el Vaticano: se va uno de los cardenales más poderosos
ROMA.- En un nuevo golpe de escena, que cayó como una verdadera bomba en el Vaticano, el Papa aceptó hoy la renuncia de uno de los hombres más poderosos de la curia romana, el cardenal Angelo Becciu, que no sólo dejará su cargo de prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, sino también el cardenalato. Es decir, no podrá participar de una eventual cónclave.
"Hoy, jueves 24 de septiembre, el Santo Padre ha aceptado la renuncia al cargo de Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y a los derechos conexos al cardenalato, presentada por su eminencia el cardenal Angelo Becciu", anunció el Vaticano, en un escueto comunicado, que difundió un minuto antes de las 20 italianas (las 15 en la Argentina), un horario totalmente inusual.
La noticia de la intempestiva salida de Becciu, que fue desde 2011 hasta mediados de 2018 sustituto de la Secretaría de Estado, es decir, el número tres del Pontífice, y que tuvo enorme influencia y poder en el Vaticano, cayó como un baldazo de agua helada. Se cree que, en verdad, fue obligado a renunciar y su salida enseguida fue relacionada con el último escándalo financiero que afectó al pequeño Estado, que desencadenó por voluntad de Francisco algo que algunos bautizaron la "Operación Mani Pulite" del Vaticano y produjo un clima de gran desasosiego e intrigas en los últimos meses.
El escándalo tiene que ver con la investigación que el Papa ordenó el año pasado, al salir a la luz una millonaria inversión inmobiliaria en Londres que la Secretaría de Estado realizó en 2014, con fondos reservados. Entonces, basándose en una compleja arquitectura financiera en la que aparecen diversos fondos y entidades, la primera sección de la Secretaría de Estado -en manos de Becciu- adquirió, por 200 millones y 500.000 dólares el 45% de un edificio de 17.000 metros cuadrados, exHarrod’s, en la Sloane Avenue, en el coqueto barrio de Chealsea.
Cuatro años más tarde, para limitar las pérdidas millonarias causadas por esta inversión (también debido a la existencia de una gran hipoteca sobre el edificio), la Secretaría de Estado contrató como intermediarios a personajes italianos que, luego de operaciones complicadísmas, terminaron exigiendo una comisión-extorsión de 15 millones de euros, e hicieron levitar la desastrosa inversión a 350 millones de euros.
Por este escándalo, en junio pasado, fue arrestado y liberado después de dos días un broker italiano llamado Gianluca Torzi, que se cree que "cantó" al ser interrogado por los magistrados del Vaticano.
El arresto y la liberación de Torzi volvieron a prender los reflectores sobre el rol del cardenal Becciu, un hombre muy poderoso, durante años sustituto de la Secretaría de Estado y que a mediados de 2018 el Papa reemplazó por el venezolano Edgar Peña Parra y envió a dirigir la Congregación para las Causas de los Santos.
Las sospechas sobre el rol de Becciu en realidad se remontan al 2 de octubre del año pasado, cuando comenzó el escándalo financiero. En un hecho sin precedente, por voluntad del Papa, la gendarmería del Vaticano allanó entonces las oficinas de la Autoridad Financiera Internacional (AIF), la agencia de control de las finanzas de la Santa Sede, junto a otras de la primera sección de la Secretaría de Estado, por irregularidades financieras vinculadas a lo anterior.
Esos allanamientos determinaron no sólo el secuestro de documentos y computadoras, sino también la suspensión de cinco personas, entre las cuales se dio la de monseñor Mauro Carlino, jefe de la oficina de información y documentación de la Secretaría de Estado, que fue durante años secretario personal del cardenal Becciu.
El 19 de febrero de este año, el Vaticano amplió la investigación y allanó la oficina y la casa de monseñor Alberto Perlasca, alto prelado que durante diez años fue el responsable de las inversiones de la Secretaría de Estado y trabajó bajo las órdenes de Becciu. El excardenal siempre intentó defenderse de cualquier operación turbia -tal como la dedfinió en un momento el cardenal Pietro Parolin-, intentando acusar a su sucesor venezolano, Peña Parra.
Desde que fue electo al trono de Pedro, el Papa busca hacer limpieza en las finanzas del Vaticano y al estallar este último escándalo financiero, el año pasado, hizo trascender que su voluntad era ir hasta el fondo, "caiga quien caiga".
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