Escalada en Ucrania: Rusia evalúa desplegar misiles intermedios en Europa
Ese tipo de cohetes nucleares fueron prohibidos tras un pacto entre Moscú y Washington; comunicación entre Putin y Johnson
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PARÍS.– Rusia dio ayer un paso más en la escalada de la actual guerra de gesticulación con Occidente al advertir que podría verse obligada a desplegar misiles nucleares de mediano alcance (INF, por sus siglas en inglés) en Europa si comprueba que la OTAN planea hacer lo mismo.
Así lo anunció el vicecanciller, Sergei Ryabkov, en declaraciones a la agencia de noticias rusa RIA, aumentando la ya considerable tensión que reina entre Moscú y las capitales occidentales. Desde hace semanas, Moscú exige de Occidente el compromiso de que la OTAN no avanzará hacia el este del continente, mientras Washington, la Unión Europea y Kiev reiteran la necesidad de que el Kremlin retire sus tropas desplegadas a lo largo de la frontera con Ucrania, con la intención –afirman– de invadir ese país. Una acusación desmentida ayer una vez más por Ryabkov.
"El acuerdo firmado por Gorbachov y Ronald Reagan fue abandonado en 2019 por Washington"
Los misiles nucleares de mediano alcance fueron prohibidos en Europa en 1987 por un tratado firmado entre el líder soviético Mikhail Gorbachov y el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. Ese acuerdo, considerado entonces como un paso mayor en el camino de la distensión entre Este y Oeste, fue abandonado en 2019 por Washington argumentando violaciones por parte de Rusia.
Según Ryabkov, Moscú posee “indicios indirectos” de que la OTAN se prepara a desplegar INF: “La ausencia de progreso en el camino hacia una solución política y diplomática conducirá a una respuesta de nuestra parte de naturaleza militar y técnica”, advirtió el diplomático. “En otras palabras, la próxima etapa será el enfrentamiento. Por el momento no es así porque existe una moratoria unilateral de nuestra parte. Lanzamos un llamado a la OTAN y a Estados Unidos para sumarse a esa moratoria”, concluyó.
Los dirigentes de la OTAN, con sede en Bruselas, afirman por su parte que no habrá nuevos misiles en Europa y advierten que la alianza está preparada para disuadir la instalación de cohetes rusos mediante una respuesta “mesurada”, que solo incluirá armas convencionales.
En esa guerra de nervios y casi simultáneamente, las agencia de inteligencia rusa (FSB) anunciaron ayer la detención de 106 partidarios de un grupo neonazi que, según afirmaron, actuarían bajo la égida de Ucrania.
Terrorismo
El FSB, conjuntamente con el Ministerio del Interior, detuvo un total de “106 partidarios del grupo MKU (…) a fin de impedir la organización de actos terroristas y masacres”, declaró el organismo en un comunicado. “Creado por el ciudadano ucraniano Egor Krasnov, nacido en 2000 (…), el grupo MKU actúa bajo la égida de los servicios secretos ucranianos”, agrega el texto.
Entre los detenidos en 37 regiones rusas, figuran sobre todo tres “administradores de redes sociales del grupo, que llamaban a realizar actos de violencia” y dos miembros sospechados de “preparar ataques contra establecimientos de enseñanza”, prosigue el comunicado. Consultado por la prensa occidental, el servicio ucraniano de seguridad (SBU) calificó las acusaciones rusas de “campaña mediática” destinada a desacreditar a Kiev, en momentos en que las relaciones entre ambos países pasan por el peor momento.
"Con respecto a Ucrania, Joe Biden advirtió a su homólogo ruso que Rusia se expondría a ‘duras sanciones, entre otras económicas’ en caso de ataque contra ese país"
Joe Biden y Vladimir Putin mantuvieron una reunión virtual de dos horas la semana pasada sobre la crisis en Ucrania y las exigencias rusas de lo que el líder del Kremlin llama “garantías de seguridad jurídicamente vinculantes” de Occidente. Ambos países deben presentar sus propuestas respectivas en los próximos días. Con respecto a Ucrania, Joe Biden advirtió a su homólogo ruso que Rusia se expondría a “duras sanciones, entre otras económicas” en caso de ataque contra ese país.
En ese ambiente de extrema tensión, donde cada actor aumenta la apuesta con la esperanza de ganar terreno frente al adversario, el G-7 se sumó anteayer al frente común contra Moscú advirtiendo desde la ciudad británica de Liverpool que Rusia “se expone a masivas consecuencias” en caso de invasión de Ucrania. Así lo declaró Liz Truss, responsable de la diplomacia de Gran Bretaña, al término de una reunión de ministros de Relaciones Exteriores del grupo de los siete países más desarrollados del mundo, que representan el 50% del PBI mundial.
“Debemos reunirnos con determinación para hacer frente a los agresores que intentan limitar el campo de la libertad y la democracia”, declaró Truss en vísperas de la reunión.
Tras años de hibernación diplomática entre Rusia y Gran Bretaña, exacerbada en 2018 por el envenenamiento del exagente ruso Sergei Skripal en suelo británico, el primer ministro Boris Johnson llamó ayer a Vladimir Putin para expresarle “la profunda inquietud de su país ante el despliegue masivo de fuerzas rusas en la frontera con Ucrania”. Según un comunicado difundido por Downing Street, Johnson reiteró al presidente ruso la importancia de utilizar los canales diplomáticos con el fin de apaciguar la tensión.
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