Escalada en la guerra: Putin decreta la anexión del 15% del territorio de Ucrania, que pide acelerar su ingreso a la OTAN
El presidente ruso formalizó en una eufórica ceremonia la toma de las cuatro regiones del este de Ucrania bajo control parcial de sus tropas; Zelensky replicó firmando ante las cámaras la candidatura de su país para una adhesión acelerada a la OTAN
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PARÍS.– Vladimir Putin celebró este viernes la anexión de cuatro regiones de Ucrania en dos actos espectaculares, destinados a enviar al mundo y a los rusos una imagen de poderío y victoria. En un discurso tan ofensivo como victimario, frente a una multitud de funcionarios venidos a aplaudir sus propósitos en el Kremlin y a miles de moscovitas en la Plaza Roja, se presentó como el líder de una gran coalición antioccidental.
“Vamos a defender nuestra tierra”, repitió Putin una y otra vez durante la intervención de 37 minutos que selló la anexión de las cuatro regiones de Ucrania, ante todo lo que Rusia cuenta de autoridades políticas, militares y religiosas.
“Los habitantes de Luhansk, Donetsk, Kherson y Zaporiyia decidieron. Fue una elección que no deja ninguna duda en cuanto a su voluntad”, dijo. “A partir de ahora, son nuestros ciudadanos para siempre”, aseguró.
El autócrata del Kremlin hacía alusión a los referéndums de anexión que fueron organizados por Moscú el fin de semana pasado en esas regiones del este de Ucrania ocupadas por el Ejército ruso, que dieron un extravagante resultado de entre 88% y 99% por el “sí” a la anexión. Unos comicios no reconocidos por la comunidad internacional y que las autoridades europeas denuncian.
“Esos referéndums no tienen ninguna legitimidad, ningún valor. No los reconoceremos jamás, serán motivo de sanciones por parte de Francia, Europa y otros Estados de la comunidad internacional”, declaró la ministra de Relaciones Exteriores francesa, Catherine Colonna.
En su discurso, Vladimir Putin volvió a atacar con violencia a Occidente y particularmente a Estados Unidos, descritos como una amenaza para la “Gran Rusia”.
“Occidente quiere destruirnos. No pueden quedarse tranquilos sabiendo que hay grandes países con recursos importantes y un pueblo que no vivirá jamás según reglas que no son las suyas”, afirmó, denunciando la “pretensión hegemónica” occidental.
“Las elites occidentales siempre han sido colonizadoras y discriminan a los pueblos. Occidente no está dispuesto a mirar su pasado, sus crímenes y a arrepentirse”, agregó. “Pero sentimos que hay un movimiento contestatario que se levanta contra el colonialismo y contra un mundo unipolar”, prosiguió, en un intento por presentarse como el líder de los países “oprimidos”.
“En el siglo XX, la URSS lideró el campo de la lucha anticolonial permitiendo a muchos pueblos acceder a la libertad. Por eso las elites occidentales tienen tanto rencor contra nuestro país”, argumentó, juzgando que “el mundo ha entrado en un periodo de transformación revolucionaria”.
Interrumpido con frecuencia por los frenéticos aplausos de los funcionarios presentes, el presidente ruso llamó a Kiev a “cesar de inmediato las hostilidades” y a “volver a la mesa de negociaciones”. Precisó, sin embargo, que dichas tratativas no podrán incluir las regiones anexadas este viernes, ya que a partir de ahora son consideradas como rusas.
Candidatura a la OTAN
La respuesta de Kiev a la “mise en scène” putiniana no se hizo esperar: el presidente ucraniano Volodimir Zelensky firmó ante las cámaras de televisión el acta de candidatura oficial a la adhesión de su país a la OTAN. Después de la invasión, cuando todavía un acuerdo parecía posible y los negociadores de ambas partes se reunieron varias veces, Kiev había renunciado a ese ingreso en un gesto de buena voluntad.
Zelensky fue sin embargo más lejos: “Ucrania no negociará con Rusia mientras Putin sea el presidente de la Federación. Negociaremos con el nuevo presidente”, declaró, en una velada invitación al golpe de Estado.
Interrogado, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg se mostró evasivo. “Cada democracia tiene el derecho de solicitar la adhesión y ya hemos dicho que la puerta sigue abierta”, dijo en conferencia de prensa. Pero precisó que esa adhesión debe ser aprobada “por unanimidad” por los 30 países miembros, insistiendo en la negativa de la organización a verse implicada en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
En su esfuerzo triunfalista, Putin hizo caso omiso de todos los reveses de sus fuerzas militares en Ucrania. También ignoró el enérgico movimiento de protesta que agita a la sociedad rusa, después que decretó la movilización parcial de la población.
Más de 2400 personas fueron detenidas en manifestaciones contra esa incorporación, según la organización especializada OVD-Info. Muchos rusos decidieron escapar, provocando monstruosos embotellamientos en las fronteras con Georgia, Kazajistán, Mongolia y Finlandia, mientras que los pasajes aéreos se agotaron en pocas horas. Según una encuesta realizada por el independiente Centro Levada, 56% de los sondeados se declara “muy inquieto” por la situación actual, contra 37% en el mes de agosto.
Víctimas del “imperialismo”
Fiel a su estrategia de dislocación de la coalición que apoya a Ucrania, Putin también se dirigió a los pueblos europeos, presentándolos como víctimas del “imperialismo” estadounidense.
“Las elites europeas son traidoras a sus propios pueblos”, aseguró, acusando nuevamente a Estados Unidos de haber saboteado los gasoductos del mar Báltico, NordStream 1 y 2. Numerosas fuentes occidentales estiman que esos pipelines, que unen Rusia a Europa, podrían haber sido destruidos por orden del Kremlin en el marco de una escalada militar cuyo objetivo sería hacer presión sobre el mercado energético europeo en vísperas del invierno.
Sus diatribas lo llevaron incluso a hablar de “satanismo”, “negación del ser humano” y violación de los valores morales y familiares.
“¿Queremos que, en nuestro país, en vez de tener un padre y una madre, tengamos un genitor N°1 y un genitor N°2? (…) ¿Que se les hable a nuestros hijos de operaciones de cambio de sexo?”, lanzó. “La rusofobia existente en el mundo es ‘racismo’”, denunció, con el claro objetivo de victimizar a sus conciudadanos para profundizar el odio hacia Occidente.
Al término de su discurso, el jefe del Kremlin firmó los documentos de anexión junto a Denis Pouchiline (representante de Donestk), Leonid Passetchnik (de Luhansk), Vladimir Saldo (de Kherson) y de Ievhen Balytsky (de Zaporiyia). Todos juntaron entonces las manos para celebrar, al unísono con la sala, al grito de “¡Rusia, Rusia, Rusia!”, según imágenes transmitidas por la televisión estatal, cuyo presentador las calificó de “verdadero momento histórico”.
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