“Es una esclavitud total”: Arabia Saudita es ahora el país que tiene las reglas para vacunados más estrictas
Desde los centros comerciales hasta las escuelas y los lugares de trabajo, requieren el certificado de inmunización como requisito obligatorio para el ingreso, no aceptan PCR negativa
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RIAD.- En la entrada de todos los centros comerciales de la capital de Arabia Saudita hay un guardia de seguridad, listo para una rutina pandémica a la que los compradores se están acostumbrando: probar su estado de vacunación en una aplicación de teléfono del gobierno que rastrea su ubicación en todo momento.
Según defnidió Bloomberg, es “una distopía para los que se oponen a las vacunas desde Estados Unidos hasta Francia ya es una realidad en Arabia Saudita”, que a comienzos de agosto promulgó algunas de las reglas de inmunización más estrictas del mundo.
A medida que la variante delta altamente contagiosa de Covid-19 pone a otros países nuevamente en cuarentena, los funcionarios del mayor exportador de crudo del mundo cuentan con una estrategia que hace que la vacunación sea casi obligatoria para mantener su economía abierta. Eso convirtió a este país de 35 millones de habitantes en un caso testigo de lo que sucede cuando las personas que son reacias a vacunarse son obligadas a hacerlo.
Hasta ahora, la política está funcionando; la aceptación de la vacuna se ha disparado desde que se anunciaron las reglas, los nuevos casos están disminuyendo y los datos de movilidad de Google muestran que la asistencia presencial al trabajo disminuyó solo un 6% en comparación con la prepandemia, frente al 50% en el Gran Londres. Pero la experiencia de Arabia Saudita también muestra los límites de las políticas que excluyen a los no vacunados de las oficinas, las escuelas y la mayoría de los lugares públicos; incluso en una monarquía absoluta que criminaliza la disidencia, la implementación no ha sido fácil.
“El gobierno está imponiendo la vacunación a los ciudadanos, esto es una esclavitud total”, dijo Rawan, de 23 años, una licenciada en derecho desempleada que se aplicó la primera dosis pero no quiere la segunda porque le preocupan los efectos secundarios a largo plazo. En un relevamiento realizado por la agencia Bloomberg, al igual que otros sauditas que se oponen a las reglas, pidieron que no se revelara su apellido debido a los riesgos de criticar al estado.
El Ministerio de Salud y el Centro de Comunicación Internacional del gobierno no respondieron a las solicitudes de comentarios. Los funcionarios enfatizaron repetidamente la seguridad y eficacia de las vacunas y dijeron que los requisitos ayudan a proteger al público.
La vacunación obligatoria se convirtió en un tema candente en todo el mundo a medida que surgen de nuevo los casos de Covid-19, lo que provocó debates legales y protestas a medida que los empleadores y los gobiernos endurecen los requisitos. Francia instituyó un pase de vacuna que ahora se requiere para acceder a una gran cantidad de lugares públicos, mientras que la ciudad de Nueva York introdujo la inmunización obligatoria para maestros y funcionarios públicos y cualquier persona que coma en el interior de un restaurante o visite un gimnasio o lugar de entretenimiento. Indonesia amenazó con imponer multas a quienes se resistan a la vacunación.
Pero pocos países impusieron restricciones tan severas como las de Arabia Saudita, donde la negativa a vacunarse puede impedir el acceso a las tiendas de comestibles, el acceso a la escuela de los chicos mayores de 12 años, los viajes al extranjero, o directamente la pérdida del empleo.
La inmunización aumentó significativamente a medida que se acercaba la fecha límite del 1 de agosto para el pase de la vacuna, y el reino ofreció vacunas de AstraZeneca a todos los adultos, así como Moderna y Pfizer -BioNTech a los mayores de 12 años. El número de personas completamente vacunadas aumentó al 42% de la población desde solo el 13% hace seis semanas. Alrededor del 63%, incluido el 99% de los estudiantes de escuelas públicas de entre 12 y 18 años, ha recibido al menos una dosis.
De todas maneras, Arabia Saudita todavía está a la zaga de algunos países con una población similar, como Canadá, donde el 65% de los residentes están completamente vacunados, pero se está poniendo al día rápidamente a medida que el enfoque cambia de dispensar la mayor cantidad posible de primeras dosis a garantizar que las personas reciban su segunda dosis. .
“Siento que estamos por delante de otros países”, dijo Dunya Fahad, una vendedora de perfumes vacunada de 27 años, que rocía fragancia alrededor de su puesto para atraer clientes.
Sin embargo, entre un subconjunto de la población, el endurecimiento de las reglas de las vacunas está fortaleciendo la oposición y avivando el miedo. El sistema de control, basado en una aplicación llamada Tawakkalna, también complica la vida de las personas que carecen de conocimientos digitales o acceso constante a Internet, como algunos trabajadores inmigrantes. E incluso en Arabia Saudita, la aplicación de la ley ha sido irregular, dependiendo de guardias y empleados individuales que no siempre controlan de cerca.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) está en contra de la vacunación obligatoria para el público en general, y consideró que las autoridades deben evaluar si las medidas “van a amenazar la confianza pública o exacerbarán la desigualdad para los más vulnerables”.
A pesar de la persistente vacilación, los funcionarios esperan que al menos el 70% de la población esté completamente inmunizada para octubre. Ya se volvieron a a abrir las fronteras a los viajeros vacunados, y el gobierno está planeando un espectáculo masivo con la esperanza de atraer 20 millones de personas online y presenciales.
A diferencia de otros países, en Arabia Saudita sólo es válida la prueba de vacunación, no es viable la alternativa de una prueba de virus negativa. Y se espera que las reglas se endurezcan a medida que más adultos reciban su segunda dosis.
Eso le dio tranquilidad a Nouf Mahdi, de 26 años, mientras busca trabajo después de graduarse de la universidad con un título en inglés. “Claro, salimos con barbijos, pero gracias a Dios estamos felices y estamos viviendo nuestras vidas y no volvemos a la cuarentena”, dijo. “Es difícil pensar que el error de un pequeño grupo pueda perjudicarnos a todos”.
Los anti-vacunas, sin embargo, ven la situación de otra manera.
“Estaba buscando trabajo recientemente, pero ahora lo dejé porque todas las entidades requieren una vacuna”, dijo Mashael, de 24 años, un graduado de estudios sociales, “y nunca lo aceptaré, pase lo que pase”.
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