"Es una tortura psicológica": el diario de una argentina en cuarentena por coronavirus en el crucero Diamond Princess
El 4 de febrero el crucero Diamond Princess debía amarrar en uno de los puertos de Tokio pero no fue autorizado. En medio de la epidemia de coronavirus originada en China, que ya causó más de 1300 muertes y 45 mil infectados, y para evitar nuevos contagios, las autoridades de Japón decidieron que el barco se quedara en el agua y sus pasajeros, en cuarentena. A bordo habían detectado diez enfermos. En total eran 3700 las personas adentro del navío, entre pasajeros y tripulantes. Ocho de ellos, argentinos.
Luciana (una turista argentina cuya verdadera identidad se mantiene en reserva) llegó a Asia a fines de diciembre, cuando las noticias sobre el brote surgido en un mercado de animales salvajes de la ciudad china de Wuhan comenzaban a conocerse. Viajó por vacaciones. Estuvo más de un mes recorriendo ciudades y nunca sintió miedo pese al aumento de los casos en varios países. Pero cuando el crucero paró en Hong Kong y vio la dimensión de la epidemia, decidió comprarse un barbijo y se preocupó ante la cantidad de gente que se sumaba al barco, que se transformaría de a poco en un caldo de cultivo.
"El crucero debía llegar a Tokio el martes 4 a la mañana. Hicimos la última parada en Okinawa el 1. Allí nos controlaron a todos la temperatura. Estábamos bien. Nos dejaron desembarcar. El lunes [3 de febrero] a la mañana el capitán informó que íbamos a adelantar nuestra llegada a la capital por los rigurosos controles de Japón. Horas después nos blanquearon que iban a subir al barco autoridades para controlarnos porque una persona que bajó el 25 de enero dio positivo", contó en diálogo con LA NACION.
Luego, dijo, llegó la orden de la cuarentena: desde el 4 de febrero, no puede bajar del barco y casi tampoco salir de su camarote. Desde ese mismo día la cantidad de pasajeros contagiados no para de subir. Hoy ya son 218 las personas que bajaron del Diamond Princess con coronavirus. Desde entonces también relata por WhatsApp, a diario, cómo vive el encierro, que ya superó los nueve días, entre la preocupación, la angustia y el fastidio, y del que todavía le queda casi una semana.
Miércoles 5 de febrero
En las primeras horas de la cuarentena el crucero pasa la mayor parte del tiempo en el mar de Japón. Se detectan diez nuevos casos. El cónsul le confirma a Luciana por WhatsApp que son ocho los pasajeros argentinos en el Diamond Princess, aunque ella no puede contactarlos porque debe quedarse dentro de su camarote. "No te puedo decir con palabras lo que sentimos cuando nos dijeron que entrábamos en cuarentena por 14 días". Ella siente mareos y náuseas todo el día porque el barco se mueve mucho. Se la pasa encerrada en su camarote, donde tiene baño privado y balcón. Mientras tanto, los casos confirmados fuera de su habitación aumentan.
Jueves 6 de febrero
Por la mañana, relata que sigue en contacto con el consulado y que le aseguran que van a pedir retirar a todos los argentinos para completar la cuarentena en otro lugar. Sin embargo, según le dicen, desde Japón aconsejan que lo mejor es quedarse allí. "Pero bueno. No quiero perder la esperanza de poder salir antes", dice y agrega: "Nunca pensé que esto podía pasar. Me parece extrema la medida. Hay muchos periodistas y helicópteros sobrevolando el barco. No se puede salir de la habitación. Te mandan enseguida adentro. Nadie está preparado para esto". Horas después, añade: "Recién avisaron que algunas personas pueden salir a los decks, por turnos. Estoy preocupada, la gente que nos atiende a nosotros, que nos trae la comida, las toallas, todo, estuvo hasta recién entregando cosas a los enfermos. De todos los países están pidiendo que nos saquen de acá. Que nos lleven a otro lado. Deberían hacer análisis a todos y liberar a los sanos. Es más riesgoso estar acá dentro que en otro lado. Es una locura. Vamos a terminar todos enfermos. Hay más casos acá dentro que en cualquier otro país fuera de China. Encima hoy tengo los tachos de basura llenos, que desbordan, y el baño no se limpia desde el 4. Ya pedí que me mandaran productos de limpieza. Tampoco tengo pasta de dientes".
Es una locura. Vamos a terminar todos enfermos
Viernes 7 de febrero
La información oficial les llega a los pasajeros a través del capitán del barco, quien primero habla en inglés y luego es traducido al japonés. Cada vez que habla, Luciana cuenta a LA NACION lo que dice. De forma casi inmediata. Esta mañana, por ejemplo, relata: "Otra vez dejaron a la gente de las cabinas internas salir a espacio abiertos durante una hora y media. No se conoce ningún caso nuevo. Es buena señal. Yo por suerte puedo ventilar, salir al sol, tengo espacio". Más tarde, escribe algo más nerviosa y comenta: "No es fácil ver a las ambulancias abajo y a tanta gente vestida como si estuvieran manipulando una bomba química. Hoy estoy muy preocupada. Son demasiados casos. Ya 61". Horas después, le llega un mensaje por WhatsApp de la empresa que controla el crucero: le confirman que entre los nuevos casos hay un argentino. Cree que sabe quién es. Que lo vio días atrás en uno de los mostradores de la sala principal. Después asegura: "Me llamaron para ver si necesitaba algo. Me preguntaron por la lista de remedios pero me dijeron que tienen que ser aprobados por las autoridades japonesas. ¡Increíble! Por otra parte nos dijeron que la cuarentena termina el 19 de febrero si no surge nada nuevo y nos dieron termómetros. Si tengo más de 37.5, tengo que avisar".
Internet es la única forma que tienen los pasajeros para comunicarse con el exterior. Y al mismo tiempo, uno de los pocos entretenimientos, además de los juegos que les fueron entregados en mochila por la tripulación. Tener el teléfono a mano y ver las redes sociales y los diarios alimenta las versiones. "Hay una teoría entre los que tuitean que dice que no van a hacer más análisis. Porque tendrían que liberar a todas las personas sanas y aislar a las enfermas", asegura Luciana. "Ahora dicen que nos mantengamos alejados un metro de cada persona en nuestra habitación".
Sábado 8 de febrero
Los días de encierro y la falta de comunicación también afectan el ánimo de los pasajeros. "Están extremando las medidas. Quizás el virus es mucho peor de lo que dicen. No se entiende. Se suponía que el barco iba a salir a navegar pero no pasó nada. Y hay una ambulancia en la puerta y vino un helicóptero a buscar muestras de sangre". Ante la preocupación, Luciana muchas veces incluso pregunta a esta cronista si hay novedades. Por la noche, dice: "No sé cuándo voy a poder volver. ¿Hay antecedentes de algo así? Es loco. Los tuits son cada vez más fuertes. Y yo pensaba que estaban haciendo más problema del que era. Hasta hace unos días no tenía miedo de caminar por la calle ni nada. Al final terminé con problemas pero acá adentro, tan cerca de volver a casa. No lo puedo creer".
Domingo 9 de febrero
Uno de los reclamos más recurrentes de la tripulación ahora es la falta de medicamentos. Los pasajeros que suelen tomar remedios a diario no llevaron tantos como para suplir la cuarentena y aquellos que no tienen problemas regularmente, como Luciana, sí necesitan pastillas al menos para evitar los mareos y los vómitos causados por el paso de las horas en el mar. "El capitán pasó el parte y dijo que hay ambulancias para llevarse a enfermos, pero no de coronavirus, gente que tiene otros problemas. Yo estoy bien. Haciendo lo que puedo para pasar el tiempo. Ayer estuvo divino. Estuve al sol".
Lunes 10 de febrero
Las autoridades informan que los casos de pasajeros con coronavirus ya son 136. "Seguimos con los baños sin limpiar y sin que nos provean de productos para que lo hagamos nosotros. Es un disparate. Estoy 14 días encerrada en el barco. El virus puede ser asintomático. Si el 19 salgo y me hacen el test y da positivo, me dejan 14 días más en un hospital de Japón en cuarentena. Cada minuto que pasa la incertidumbre es mayor. La situación es insostenible. Las reglas de la cuarentena cambian momento a momento, eso me da la idea que no tienen idea de qué están haciendo. En este momento está hablando el capitán. En teoría íbamos a salir a navegar a la mañana. Ahora ya lo postergaron para el mediodía. Recién ayer llegaron algunos remedios. El nivel de tensión que se vive le va a empezar a hacer muy mal a la gente. Perdón. Necesitaba descargar. Cada día se hace más difícil soportar esto".
Perdón. Necesitaba descargar. Cada día se hace más difícil soportar esto
Martes 11 de febrero
Además de las ambulancias que desde que llegaron están en el puerto, hay un colectivo. Por primera vez. "Sacaron a toda la gente enferma y también a un número no determinado de personas mayores de 80 años. Hoy anunciaron 38 casos positivos nuevos. Yo estoy bien por suerte", afirma Luciana.
Miércoles 12 de febrero
El día a día dentro del barco se parece mucho al de China. Cada 24 horas la cifra de enfermos crece. Así también la angustia. "Realmente no entiendo cómo nadie pone un freno".
Jueves 13 de febrero
La tripulación del barco confirma que cambiaron las normas para que la gente vaya a los decks. "Hay que mantener dos metros de distancia en lugar de uno. Y bajaron el tiempo de permanencia. Antes era una hora y media, ahora una hora. Además pidieron que cuando salgamos al balcón lo hagamos con barbijo. Y cuando abrimos la puerta para recibir la comida también. Yo sigo sin poder limpiar el baño. Esto es una tortura psicológica, no sabemos si el virus se transmite por la ventilación o no, si funciona o no la cuarentena, si salimos el 19 o se extiende".
Anuncian 44 casos nuevos. Ya son 218 en total.
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