Es actor de Fauda, pelea con Israel contra Hamas y su boda con una periodista musulmana provocó un fuerte revuelo
Tsahi Halevi estuvo dos meses en la Argentina para rodar una película con Adrián Suar; de regreso en su país, habló con LA NACION junto a su esposa y expuso los desafíos de un matrimonio entre las dos religiones
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TEL AVIV.- Tsahi Halevi es músico, actor y soldado. Como reservista del ejército israelí incursiona regularmente en la Franja de Gaza y no elude el combate contra el grupo terrorista terrorista Hamas que el 7 de octubre de 2023 asesinó a 1139 ciudadanos israelíes.
LA NACION lo entrevistó junto a su esposa, la reconocida periodista local Lucy Aharish, de origen árabe y religión musulmana. Su boda casi secreta años atrás generó un vendaval político y religioso en su país.
Ambos son de nacionalidad Israelí. Comparten el país, el idioma y el éxito en la pantalla. Tienen miles de seguidores en las redes.
Lucy Aharish es una de las principales periodistas del país conocida por sus fuertes editoriales. En varias oportunidades expresó su apoyo al Estado de Israel, del mismo modo que exhibió su enojo con el mundo árabe por su indiferencia en la guerra civil en Siria y por su oposición a la ley de Estado de Israel.
Halevi tuvo su gran éxito como protagonista de la película Belén de 2013 -que trata del conflicto árabe-israelí-, y como actor de la serie Fauda. Recientemente estuvo dos meses en la Argentina para el rodaje del film Jaque Mate, de Adrián Suar.
“Antes del 7 de octubre todas las plataformas querían grabar sobre el tema israelí, después de la masacre nadie apuesta a este tema”, dijo el actor, en una entrevista en el campus del Instituto Internacional de Liderazgo Histadrut en Beit Berl, a unos 20 kilómetros al noreste de Tel Aviv.
La periodista y el actor se casaron casi en secreto en 2018 porque ella es musulmana y él es judío, como la mayoría de los habitantes de Israel. Alrededor de un 20% de su población es árabe.
“Después de la masacre de Hamas cambió todo. Sobrevuelan las sospechas entre nosotros y no hay comunicación porque los árabes no estudian hebreo y lo mismo pasa lo mismo al revés”, dice la periodista, que es una excepción a esta regla. Ella habla hebreo y también español, “para conectar con el otro”.
Lucy Aharish reconoce que mantuvo en secreto la relación con el actor de Fauda hasta que decidieron contraer matrimonio. Fue una boda íntima que atrajo la atención de todos los medios en Israel. “Yo me enamoré de un hombre, no de un religioso o de una idea. No me importó que fuese judío”, señala.
En la exitosa serie de Netflix Fauda, Halevi interpreta a un agente de élite de una fuerza especializada en operativos de inteligencia que incluye hacerse pasar por palestino, lo cual implicó “aprender sus costumbres, vestimenta e idioma para ejecutar operaciones”. Algo bastante parecido a lo que experimenta en la vida real. “Me pone loco el doble rol. Entrar y salir del frente de batalla y luego llevar a mi hijo al colegio”, menciona.
Dice que todo el tiempo que permanece en el ejército lo vive como “inmerso en una realidad extrema”. “Toda mi vida fui músico y actué. Soy israelí y quiero cuidar a mi familia y a mi país. Como artista, veo la posibilidad de construir puentes y lazos para acercar en vez de alejarme, como cuando cumplo mi obligación en el ejército”, señala.
Aharish, quien dice tener “solo pasaporte israelí”, señala: “El Estado me dio la oportunidad de ser ciudadana de este país. Si bien no estoy de acuerdo con muchas cosas del gobierno, esta es mi ciudad y la voy a defender a cualquier precio”.
En secreto
En una familia con ambas religiones, el actor dice que lo importante es “respetar para convivir”.
“Cada uno de nuestros padres viene con su cultura y religión a las reuniones familiares y eso es muy bueno. Yo fui el único judío que estuve tres días en el sepelio de un familiar de mi esposa y eso fue especial”, aseguró Halevi.
Su esposa reconoce que mantuvieron su relación oculta por casi cinco años y que, una vez que lo contaron, para sus familias fue “un desafío”. “Pero mi padre me dijo que debía mirar a las personas por lo que son y no por lo que creen. Que tenía que ver más allá de si es musulmán, judío o cristiano para que la gente actúe del mismo modo conmigo. Cuando conocí a Halevi empecé a salir porque lo amaba sin pensar en otra cosa. Igual no fue fácil”, cuenta.
“Yo le conté primero a mis padres; a él le llevó un año”, dice la periodista, mientras Halevi se ríe porque le recuerda a su esposa que al principio lo presentó como un amigo con el que se veía “hacía cuatro años”. Él hizo lo mismo: “Lucy era una muy buena amiga de mi hermana”.
Cuando Aharish finalmente anunció que se casaría con un hombre judío, la madre la miró con asombro y el padre agarró un cigarrillo y le dio una pitada interminable. “Le conté que estaba enamorada y entonces me respondió: ‘Siempre supe que vos me ibas a poner en ese lugar’. Y me dijo que seguro entre los árabes era muy difícil encontrar alguien tan bueno”, recuerda.
Para la familia del actor tampoco “fue tan sencillo”, ya que su padre trabajaba en el Mossad -la agencia de inteligencia israelí- y pertenece a una familia de siete generaciones de nacidos en Israel. Sin embargo, el día del casamiento, en una ceremonia íntima, su padre “tomó el micrófono y dijo que cuando nos veía con ese amor no le importaba nada más”, dice Halevi.
Pero las repercusiones trascendieron la cobertura periodística. “Todos los políticos tenían algo que decir de nuestro matrimonio. Que si está bien, si es el final de los judíos, etc. Me sentía como una reina a la que todos querían conocer”, menciona la periodista.
El siguiente desafío llegó con el nacimiento de su hijo, Adam, en 2021. “Fuimos a inscribirlo al registro y en el documento le pusieron ‘judío’. Entonces le aclaré a la funcionaria que yo no era de esa religión. Y al final se hizo de nuevo el trámite y quedó vacío el casillero de la religión para que él elija cuando sea grande”, cuenta Aharish.
“Adam por ahora no tiene religión. Lo vamos a educar en las dos culturas y religiones para que cuando sea grande lo elija él”, dice, y menciona que su hijo ya habla árabe, hebreo, inglés y francés.
Tras la masacre del 7 de octubre, la más grave contra judíos desde el Holocausto, ambos dicen que “nada es igual” en su país. Sobrevuela la desconfianza luego de que trascendiera que el ataque de Hamas contó con el apoyo de infiltrados que viven o trabajan en Israel.
“A mí me tomó mucho tiempo ver las imágenes del 7 de octubre. Ese día yo no sabía nada de Halevi y estuve muy preocupada durante todo el día. Lo que yo vi no tiene perdón. Tampoco puedo ver lo que está pasando hoy en Gaza. Nadie en este mundo debe pasar por esto”, dice. “Yo entrevisto a las familias de los secuestrados que son como de mi familia, su pelea es mi pelea. Lo siento cada vez que acuesto a mi hijo. Igualmente no soy solo una periodista, soy la esposa, la mamá y la ciudadana”, dice Aharish, emocionada.
Mientras las posibilidades de un acuerdo de paz parecen cada vez más lejanas, Halevi asume su doble rol como soldado y actor. “No es fácil estar en el frente de batalla, nunca es feliz tener que combatir”, dice.
- ¿Se impone el actor o el militar?
- Yo estoy siempre buscando acercar a la gente en mi rol de actor, pero en la guerra no hay opción, hay que luchar.
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