Torbellino: el quiebre opositor desorienta a los venezolanos y fortalece a Maduro
CARACAS.- "No podemos dejar a los venezolanos solo con la opción de la represión y de la violencia. ¡Es al pueblo que más sufre al que tenemos que darle alternativas y no dejarle en la resignación!". Henrique Capriles protagoniza el nuevo divorcio en el seno de la oposición, oficializado en la madrugada de ayer con la inscripción de 277 candidatos de La Fuerza del Cambio para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre próximo.
Una ruptura sin marcha atrás que fragmenta aún más a la oposición, ya dividida entre la real y la imaginaria inventada por el chavismo. Hasta cinco bloques diferentes y enfrentados para gozo del Palacio de Miraflores, principal inductor de las divisiones.
La inscripción del partido surgido en el entorno de Capriles en 2017 con motivo de las elecciones municipales se realizó a última hora y en la oscuridad, con el beneplácito revolucionario: se postergó en tres ocasiones a la espera de los candidatos de Capriles. Es un paso trascendental que confirma el vuelco vivido tras los indultos del presidente Nicolás Maduro .
Por un lado quedan Juan Guaidó y los 27 partidos democráticos que apuestan por la abstención y, por el otro, Capriles, un grupo de diputados y diversos agrupaciones civiles, incluida la patronal de empresarios. La Iglesia Católica, la institución más prestigiosa del país según las encuestas, también abogó por enfrentar a Maduro en las urnas más allá de la abstención.
"Había un reclamo legítimo de hacer algo que es recogido por Capriles y un grupo de actores políticos que va a crecer en los próximos días, incluso desde los partidos de la Unidad. Su plan es retrasar las elecciones, mejorar las condiciones y competir para no dejar la cancha vacía", describe el politólogo e historiador Armando Chaguaceda, que suele explicar el panorama electoral venezolano con un símil deportivo: "Si hasta ahora las elecciones tradicionales, con ventajismo, inclinaban la cancha, la cancha ahora está bloqueada porque solo se podía escoger entre el gobierno y una pseudo oposición creada por el gobierno".
Los indultos de Maduro provocaron que la figura de Capriles emergiera desde lo más profundo del panorama político.Primero con los indultos para 110 presos y dirigentes y después con la amnistía "parcial" para su partido, Primero Justicia (PJ), dictaminada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en una "contrasentencia" emitida en las últimas horas.
El tira y afloja entre Capriles y Maduro no ha cesado, ante la exigencia de observadores internacionales y, sobre todo, del retraso de los comicios hasta marzo para atender así la pandemia. Para la semana que viene se espera que otro grupo de presos y perseguidos reciba un indulto.
"El futuro de la oposición es muy incierto ante un régimen autoritario, debilitado, que busca salir de Guaidó y que se encuentra con Capriles, cuyo liderazgo se había perdido y que intenta recuperarlo", subraya el politólogo Luis Salamanca, antiguo rector del Consejo Nacional Electoral (CNE). "Tanto Guaidó como Capriles se están equivocando: Guaidó por no asumir la vanguardia de una propuesta electoral unitaria contra una elección dictatorial donde se juega el poder político y Capriles por hacerlo peleando con Guaidó, el dirigente más legítimo de la oposición y al que la gente le atribuye algún liderazgo en las encuestas. Debilitar a Guaidó para reimpulsar su liderazgo puede pasar factura a Capriles, más cuando se hace en un marco de sospechas y negociaciones por debajo de la mesa", concluye Salamanca.
Soledad
A la postre, una mayor fragmentación, como si de un archipiélago se tratase. "Incluso participando la oposición mayoritaria en las elecciones, la intención del voto está en el 40%, según las últimas encuestas. Capriles en solitario va a lograr una escasa participación, legitimar al régimen y romper el consenso, pese a la legitimidad de su propuesta. Estamos ante una jugada desesperada. Pero si Guaidó se sumara a Capriles, tampoco habría posibilidades, según las encuestas, salvo que hubiera cambios importantes en las reglas del juego", resume Chaguaceda.
Como favorito gracias a todas las ventajas impuestas parte el Gran Polo Patriótico, conformado por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y varios de sus satélites, incluidos los partidos de extrema izquierda Tupamaros y Patria Para Todos (PPT) intervenidos por el STF. Pese a las presiones y la persecución del gobierno, finalmente la Alternativa Popular Revolucionaria ha presentado su lista propia en torno al Partido Comunista, apoyado por movimientos sociales.
Con el beneplácito del chavismo surgió la Alianza Democrática, en la que figuran partidos y dirigentes que participaron en la Mesa del Diálogo Nacional. Los llamados "colaboracionistas" han sumado a sus fuerzas los partidos fake secuestrados por el chavismo, como Acción Democrática y Copei.
Y para bizarros, la Alianza Venezuela Unida, que reúne a los famosos "alacranes": los diputados expulsados de sus partidos tras demostrarse sus vínculos económico con el millonario Alex Saab, testaferro de Maduro.
Sin tarjeta electoral, la mayoría de 27 partidos en torno a Guaidó y los radicales de María Corina Machado, regañada contundentemente por Washington por reiterar sus "fantasías" sobre la intervención militar.
"Además de las fracturas hay un riesgo de desbandada en el ciudadano opositor, que solo se puede expresar por la protesta social, el voto cuando ha votado y las encuestas cuando es consultado. Y ese ciudadano reniega hoy de los partidos, de gobierno y oposición. Un ciudadano a la deriva, que no se ve expresado en ningún grupo político", advierte Salamanca.
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