Erdogan se acerca a Putin en un nuevo eje antioccidental
Viaja a Rusia para dejar atrás años de desconfianza; amenazó con romper los acuerdos migratorios con la UE por el tibio repudio al golpe
PARÍS.- ¿Acaso los espías de Vladimir Putin le salvaron la vida a Recep Tayyip Erdogan hace tres semanas, al advertirle que se preparaba un golpe de Estado para derrocarlo? Es probable que la verdad no se sepa nunca. Más bien, el repentino acercamiento entre ambos presidentes parece responder a la necesidad de formar un frente antioccidental que responda a intereses coincidentes.
Nueve meses después de la grave crisis política y militar que enfrentó a ambos países, llegó el momento de los abrazos entre los líderes de Rusia y Turquía. Putin, que recibe hoy en San Petersburgo a su par turco, había lanzado durísimas acusaciones en su contra, al acusarlo de armar a los islamistas radicales de Estado Islámico (EI).
Ahora, el líder del Kremlin trata de utilizarlo en su pulseada contra los occidentales en Siria y en el resto del mundo. A pesar de que su país es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Erdogan parece haber optado por la misma estrategia.
Visiblemente irritado por las críticas europeas y estadounidenses contra la violenta represión que lanzó en su país tras el fallido golpe, el presidente turco reprochó ayer a Occidente "su falta de empatía" y apoyo.
"Durante la tentativa de putsch, algunos líderes occidentales me llamaron por teléfono. No fue suficiente", dijo. "El mundo entero reaccionó frente al atentado de Charlie Hebdo. Nuestro primer ministro participó en la marcha de repudio en París. Yo hubiese querido que vinieran a Turquía", declaró ayer al diario Le Monde.
Fiel a su estilo, la advertencia llegó inmediatamente después. Erdogan amenazó con romper los acuerdos migratorios establecidos con la Unión Europea (UE), que permitieron en pocos meses controlar la inmigración masiva de refugiados que entraban en el bloque por su país. Y, colmo de la provocación, ratificó su disposición a restablecer la pena de muerte, una medida que cerraría definitivamente a Turquía las puertas de la UE.
Los miembros de la UE "deben corregir su relación con nuestro país", dijo. "Hace 53 años que estamos en la puerta de Europa. La UE es la única responsable y culpable", precisó, absteniéndose de decir que esa demora responde al incumplimiento de numerosas normas sobre respeto de libertades públicas e individuales exigidas por el bloque.
Erdogan calificó el viaje de hoy a Rusia como una "nueva etapa" en las relaciones bilaterales: "Cuando Putin me llamó para presentarme sus condolencias por el golpe, no criticó el número de militares o funcionarios detenidos. En cambio, fue lo primero que hicieron los europeos", dijo.
"Ambos líderes han dado vuelta la página", confirmó el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, al justificar el encuentro, nueve meses después de que un bombardero ruso fue derribado por la aviación turca en la frontera con Siria. En ese momento, Putin calificó ese ataque de "puñalada por la espalda".
Erdogan envió hace poco una carta de excusas a Putin, aun cuando su desacuerdo en torno al conflicto sirio perdura: el primero combate al régimen de Bashar al-Assad; el segundo lo sostiene.
"Esa querella era, sobre todo, un conflicto entre líderes y no el resultado de un desacuerdo radical en política exterior", analizó Vedomosti, el gran periódico liberal ruso. Y agregó: "Este encuentro es, ante todo, una señal enviada a Occidente, que, tanto para Moscú como para Ankara, sigue siendo el socio principal".
Ambos pretenden ahora recuperar ese diálogo, pues cada uno necesita del otro para llevar adelante sus respectivas estrategias regionales y, sobre todo, pesar sobre Europa y Estados Unidos.
Putin y Erdogan tienen muchas cosas en común. Ambos practican la misma suerte de populismo autoritario y ambos comparten la misma desconfianza hacia la UE y Estados Unidos. Entre otras acusaciones, Erdogan asegura que la administración norteamericana de Barack Obama protege al hombre que instigó el golpe en su contra, el predicador islamista Fetullah Gulen, que vive exiliado en Pensilvania desde 1999. "Aquel que protege a los enemigos de Turquía no puede declararse nuestro amigo", afirma el presidente turco.
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