Coronavirus: envalentonado, Bolsonaro le toma el gusto al gasto social y abre una crisis por el rumbo económico
RÍO DE JANEIRO.- El gobierno de Jair Bolsonaro está atravesado por paradojas. Ampliamente criticado por haber minimizado el Covid-19, que le ha causado la muerte a más de 120.000 brasileños, el ultraderechista alcanzó su mayor popularidad en la pandemia del coronavirus. Si las elecciones fuesen hoy, probablemente vencería a cualquier candidato y sería reelegido. Pero la mejora en el nivel de apoyo se convirtió en el germen de una nueva crisis.
Envalentonado por el alza de su popularidad, Bolsonaro presiona para mantener un gasto social elevado en 2021 y desafía así a su ministro de Economía, Paulo Guedes, un liberal que impulsa un programa de control de gastos. Varios sondeos mostraron que el presidente repuntó su imagen en especial en el nordeste del país, una de las regiones más beneficiadas por el pago del plan Auxilio de Emergencia desde abril.
El gobierno desembolsó 50.000 millones de reales (unos 9300 millones de dólares) por mes para contener a los más afectados por la pérdida de poder adquisitivo con la crisis desatada por el Covid-19. Se calcula que 66 millones pasaron a recibir una ayuda equivalente a unos 110 dólares mensuales.
Las desavenencias entre Bolsonaro y su ministro quedaron expuestas esta semana, cuando se preveía que sería oficialmente lanzado el programa Renta Brasil, una unificación de programas sociales que el gobierno busca erigir como su propia marca asistencialista a partir de 2021.
La ceremonia estaba prevista para el martes, pero debió postergarse debido a desacuerdos entre el presidente y Guedes por el monto y el origen de los recursos para financiar el programa. Bolsonaro no ocultó su disconformidad con la propuesta de Economía, que pretendía extinguir otros programas para financiar parcialmente el nuevo.
"No puedo sacarles a los pobres para darles a los paupérrimos", dijo el presidente el martes, y sorprendió al hacer pública la desaprobación. El gobierno pretende incorporar 10 millones de nuevos beneficiarios a los 14 millones que actualmente reciben el Bolsa Familia, con una remuneración mayor, de al menos 300 reales (unos 55 dólares).
La reciente mejora en la popularidad de Bolsonaro reforzó la tendencia populista del presidente abriendo una crisis por el rumbo de la agenda económica, coincidieron analistas consultados por LA NACION. Considerado como un gobierno de alianza entre conservadores en las costumbres y liberales en la economía, la administración pasa por una reevaluación profunda. El programa de responsabilidad fiscal, con Guedes como principal espada, aparece cada vez más amenazado debido a la presión por mantener alto el gasto social.
"El gobierno descubrió en la pandemia que la política social da votos", señaló Marco Antonio Teixeira, investigador del Departamento de Gestión Pública de la Fundación Getulio Vargas (FGV).
Encuestas recientes mostraron un fenómeno hasta hace poco tiempo impensado. El líder ultraderechista empezó a penetrar en áreas consideradas cautivas del Partido de los Trabajadores (PT). Según una encuesta de Datafolha publicada la segunda semana de agosto, la evaluación positiva llegó a 37% en el nordeste, una suba de cinco puntos respecto a junio. El rechazo, en tanto, cayó de 52% a 35% en el mismo período.
"Con el auxilio de emergencia y la suba de la popularidad, el impeachment salió de la agenda y entró la idea de la reelección. Retroceder de una política social robusta, para Bolsonaro, significa debilitarse", dijo Teixeira.
El Renta Brasil aparece en el horizonte como una continuación del Auxilio de Emergencia, y para el gobierno es una forma de reemplazar y borrar el Bolsa Familia, insignia del PT entre las capas más pobres. Para Bolsonaro, que en enero próximo entrará en la segunda mitad de su mandato, es también una forma de cimentar su candidatura para buscar una reelección.
Clima de campaña
Tras haberse recuperado de la infección de Covid-19, Bolsonaro adoptó un clima de campaña. En 30 días viajó a 14 ciudades diferentes y participó de la inauguración de obras. Con guiños a los locales, montó a caballo y vistió un sombrero típico en Piauí, en el nordeste brasileño y uno de los focos de sus actividades.
El desacuerdo con el ministro de Economía, referido varias veces como un "superministro" con supuesta decisión absoluta en su cartera, se manifestó también en la discusión por el futuro del Auxilio de Emergencia, cuya previsión era hasta septiembre y finalmente será extendido hasta fin de año. Guedes pretendía que las nuevas cuotas fueran de un tercio del valor actual (200 reales), pero la propuesta encontró un veto del presidente, que la consideró "insuficiente".
"Sabemos que 600 reales es mucho y 200 es poco. Estamos intentando arreglar los números. Tenemos todas las simulaciones preparadas. El timing y el nivel del auxilio lo da la política", dijo Guedes, que anteayer intentó mostrar armonía alrededor de las discusiones.
Para Gilberto Braga, economista y profesor del Ibmec, lo que está en juego en el gobierno es "cómo acomodar la continuidad de una agenda de rígido control de gastos defendida por Guedes con el deseo de Bolsonaro de favorecer su reelección sustentada en ayuda financiera a los pobres".
Economistas consultados evaluaron que la creación de un Renta Brasil ambicioso puede dejar al gobierno en las puertas de romper la regla del techo de gastos, una ley que bloquea el aumento del presupuesto público anual más allá de la inflación, en caso de que no se corte otros gastos para compensar el costo fiscal.
El mercado recibió el martes pasado con aprehensión la declaración de Bolsonaro cuestionando la propuesta de Guedes para el Renta Brasil, con una caída de 1,5% en la bolsa (Ibovespa) y un dólar que se disparó.
André Marques, coordinador del centro de gestión y políticas públicas del Insper, dijo a LA NACION que ese movimiento fue una muestra de que si el gobierno relaja el control fiscal y tiende a aumentar la deuda pública en 2021 puede perder el apoyo del mercado, que ha tenido en Guedes a un hombre que habla su mismo idioma.
"Bolsonaro sabe que no puede hacer un gasto extraordinario porque el mercado va a cobrárselo, pero las medidas populistas le mostraron resultados en el corto plazo y son tentadoras para su popularidad", explicó Marques, que ponderó que en ese intento de equilibrio gana preponderancia el gasto. "Cada vez se ve una presión mayor sobre el presupuesto. Es una incógnita hasta qué punto Guedes va a soportarlo".
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