Entrevista de LA NACION con el papa Francisco: “La salvación del país no va a venir de mi viaje”
En un diálogo de casi una hora, el Pontífice habló sobre las reformas en la Iglesia, la guerra en Ucrania y un posible viaje a la Argentina; aquí, un adelanto de la entrevista que se publicará completa mañana en LA NACION
ROMA.- “No tengo derecho a no hablar después de estos diez años. Es un símbolo, a la gente le significa algo y entonces yo estoy al servicio de la gente, así que, déjate de tonteras y da entrevistas”.
Cuando faltan solo tres días para celebrar, el 13 de marzo, sus diez años en el trono de Pedro, consciente de la importancia que en todo el mundo y en su país tiene este aniversario de la primera elección de la historia de un papa argentino, “del fin del mundo”, Francisco mantuvo esta tarde una entrevista de casi una hora con LA NACION en la Casa de Santa Marta, el hotel para eclesiásticos donde vive, en el Vaticano.
Apareció en buena forma -llegó caminando, ayudado por un bastón-, se mostró relajado, con ese humor porteño que nunca lo abandonó en estos años, y en el mano a mano contestó preguntas de toda índole, sobre la Iglesia, la guerra en Ucrania, sus reformas, la oposición, su querido antecesor, Benedicto.
Reconoció que tuvo una relación compleja con su país, volvió a lamentar la pobreza que en las últimas décadas creció pavorosamente en la Argentina -”¿qué pasó?”, se preguntó- y no descartó un viaje en el futuro. “La salvación del país no va a venir de mi viaje. Con gusto voy a ir”, dijo.
Aquí, un adelanto de la entrevista que será publicada mañana en LA NACION.
-En la Argentina, seguramente se habrá enterado, causaron mucho revuelo las palabras cuando usted tuvo la entrevista con la agencia AP, en la que lamentó la pobreza y la inflación impresionantes debido a “mala administración” y “malas políticas”… ¿Recuerda?
-No dije por qué, solamente dije que cuando terminé el secundario el índice de pobreza era el 5% creo y ahora había salido que era el 52%...
-Y habló de mala administración y malas políticas y eso allá, en la Argentina, fue interpretado como un ataque a Alberto Fernández y a su ministro de Economía, Sergio Massa.
-Fernández es presidente desde hace cuatro años. Pero desde el 55 para acá hay más de cuatro años. Todos, de una u otro manera, tienen que cargar con el mochuelo. Del 55 a acá dije. Lo que pasó en el medio, hubo gobiernos más buenos y menos buenos, pero el resultado es este. De 5 a 52/53% que era el dato que daban ese día, ¿qué pasó?
-Sí, es más de 50% seguro digamos…
-Yo me pregunto, teníamos una red ferroviaria que dejaron los ingleses y los franceses impresionante, hacia Rosario y hacia la zona portuaria para la exportación, ¿no? Ya no está más. ¡Teníamos fábricas de aviones! ¿Hoy día, creo que importamos durmientes, no sé si es verdad o no, pero con el quebracho que tenemos? ¿Qué pasó? ¿Qué pasó?
-Entonces usted dijo malas políticas, mala administración… Va a haber elecciones este año en la Argentina, todavía no se saben los candidatos: ¿tiene algún tipo de expectativa del proceso electoral?
-Ni idea, ni idea. Estoy separado de eso, no estoy al día.
-En esa entrevista con AP, pero también en la que dio recientemente, confirmó que al momento no hay viaje a la Argentina. ¿Qué le diría a los que están decepcionados, que son muchos, seguramente muchos más que sus críticos, allá?
-Les diría dos cosas: primero que el viaje a la Argentina estuvo planeado en 2017. Pasó que [Michelle] Bachelet, justo en esa época estaban las elecciones para el sucesor, tuvo que tirarlo adelante y yo hubiera ido a la Argentina en enero, fines de diciembre, lo cual era imposible; también Uruguay. Entonces, terminado Chile, fui a Perú y dejé a la Argentina para más adelante. O sea, no hay una negativa a ir, estuvo planeado. Después lo que sucedió es que las cosas se complicaron de otra manera, hubo dos años de pandemia que tiró adelante viajes que se tenían que hacer necesariamente, incluso a lugares que uno dice ‘para qué fue ahí’, pero había que ir. Así que la Argentina sigue esperando. Yo quiero ir, espero ir. Ojalá pueda.
-La relación con el país fue complicada en estos diez años, como usted bien sabe. ¿Por qué cree, se arrepiente de algo, haría las cosas distintas?
-Los argentinos no somos el premio Nobel de la simplicidad [risas]. O sea, somos especialistas en complicaciones, así que no me extraña eso. Siempre he conocido gente argentina buena que ha venido acá, con la cual he podido dialogar. No sé, yo apuesto a la bondad del pueblo argentino, al gran pueblo argentino salud, ciertamente, es un gran pueblo…
-Es decir, ¿a los decepcionados les diría “no pierdan la esperanza”?
-Les diría “no tenés derecho a decepcionarte con el pueblo que tenés”.
-No, ¿pero del viaje?
-No, de eso, no, que no pierdan la esperanza. Además, la salvación del país no va a venir de mi viaje. Con gusto voy a ir, pero pensá un poquito en las cosas que tenés que hacer para que el país vaya adelante.
-Usted, siendo arzobispo primado, cardenal de Buenos Aires, casi no daba entrevistas. Ahora y por el décimo aniversario, ha dado muchísimas y también a medios argentinos, yo soy la última de una tanda, creo. Este hecho de dar entrevistas… ¿Qué cambió?
-A mí no me gusta dar entrevistas. Lo hago un poco contra el gusto. El que me introdujo con el diálogo con los medios en Buenos Aires fue Guillermo Marcó (presbítero, exvocero), que me quitó el miedo. En las primeras reuniones con los medios, que tuvimos en el arzobispado, gente buena… Ahí conocí a uno que viene a verme todos los años que es [Joaquín] Morales Solá, una buena relación con él, y otros de otros signos, más de izquierda, de otros lados, Julio Bárbaro por ejemplo, de otra ideología también y van manteniéndose estas relaciones. Pero no sé, me parece que es un poco vedetear, pero yo lo vivo así, yo lo vivo así. Ahora, si usted quiere, no tengo derecho a no hablar después de estos diez años. Para mí son diez años que podrían haber sido 12 u ocho, pero es un símbolo, a la gente le significa algo y entonces yo estoy al servicio de la gente, así que [pensé] déjate de tonteras y da la entrevista. Eso es, en resumidas cuentas [la explicación].
-Muchas gracias, porque la verdad…
-Yo les agradezco a ustedes lo que hacen, no es fácil ser periodista, no es fácil dar las noticias, manteniéndose la atención entre la realidad, la objetividad y la curiosidad ¿no? Porque siempre tiene que haber un anzuelo para que hablen. Y después de las cuatro virtudes de los periodistas, hay que evitar cuatro pecados: la desinformación, el periodista informa todo, la calumnia, el periodista no calumnia, la difamación, el periodista no difama y la coprofilia, el periodista no vive solo de los escándalos, sino que va más allá. Y gracias por lo que hacen este servicio.
-Gracias a usted porque su voz es muy necesaria, no sólo en el mundo, sino también en su país.
-Y gracias por sus viajes a Ucrania: ¡qué coraje que tiene!
-Gracias.