Entrevista con el canciller húngaro, Péter Szijjártó: “La corriente liberal europea no puede digerir nuestro éxito”
El canciller húngaro defendió las políticas de derecha nacionalista del premier Viktor Orban de las críticas de la UE, así como la polémica cercanía con Rusia
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Al gobierno húngaro de Viktor Orban, el primer ministro que simboliza la derecha nacionalista que se hizo fuerte en el este de Europa, ya se lo veía más bien distante de los proyectos y posturas dominantes en la Unión Europea.
Con el estallido de la guerra y la crisis energética en Ucrania esa distancia se acentuó, y existe cierta sensación de que Hungría tiene una excesiva afinidad con el Kremlin, que está enfrentado con el bloque en su conjunto.
En entrevista con LA NACION durante un breve paso por Buenos Aires, el canciller húngaro, Péter Szijjártó, defendió el enfoque político patriótico de derecha democristiana que actúa como brújula del gobierno de Orban, y dejó ver que Hungría considera esencial mantener el diálogo con Moscú por su situación geográfica y sus necesidades energéticas, al tiempo que abogó por una salida negociada de la guerra que transcurre apenas del otro lado de su frontera oriental.
-¿Qué lo trajo hasta acá cuando hay una guerra justo al otro lado de la frontera y tantas cosas pasando al mismo tiempo en Europa?
-Entendemos que la guerra tiene un impacto global. Tiene un impacto en la economía global, en la seguridad alimentaria y también en el suministro de energía. Y por eso es importante que los países que abordan el tema de la guerra de forma racional y que están interesados en que la paz llegue cuanto antes, deben hablar entre ellos. Entendemos que la Argentina representa una posición racional también en este sentido. Argentina está comprometida con la paz lo antes posible. Y nosotros, como país vecino, estamos muy interesados en la paz porque los impactos negativos de la guerra nos son mucho más tangibles. Por otra parte, esta guerra aumenta la importancia de la cooperación económica internacional. Por eso me he reunido con los representantes de la comunidad empresarial, de las grandes empresas, y también con los representantes de las empresas energéticas. Porque en caso de que la Argentina se convierta en un exportador de energía, puede ser un candidato a la hora de la diversificación de nuestras fuentes de energía.
-Antes de la guerra de Ucrania ya había tensiones o desacuerdos entre la corriente principal de la Unión Europea y Hungría, especialmente por cuestiones como la libertad de género y la libertad de expresión… ¿El gobierno húngaro comparte los mismos valores de la UE?
-La razón principal de estos debates es que en Hungría llevamos más de 12 años en el poder y seguimos un enfoque político patriótico de derecha democristiana. La corriente principal en Europa es mucho más liberal y simplemente no pueden digerir que, a pesar de que hemos seguido una estrategia política que va en contra de la corriente principal liberal, seguimos ganando elecciones y seguimos teniendo éxito. Cuando se trata de cuestiones importantes como la migración, como la respuesta al Covid, como la guerra, nuestras respuestas demuestran ser correctas y demuestran ser exitosas. Y esto no puede ser tolerado por la corriente liberal. Por eso intentan hacernos este tipo de chantaje y presión en forma de retirarnos del marco financiero europeo, procedimientos de infracción, procedimientos del Estado de derecho. Pero eso no tiene ninguna base real. Se trata de percepción, se trata de un enfoque político. Y sí, somos conservadores. Somos un gobierno patriótico. No nos gusta el enfoque de algunos países de Europa Occidental y de los burócratas de Bruselas, que querrían formar una especie de Estados Unidos de Europa. Es lo que se llama una Unión Europea de tipo federal. Nosotros queremos una Unión Europea que se base en países soberanos. Y la diferencia entre estos dos conceptos suele crear el debate. Así que tenemos debates sobre el futuro de la Unión Europea. Estamos interesados en una Unión Europea fuerte, Hungría está absolutamente interesada en que la Unión Europea sea fuerte. El debate gira en torno a cómo va a ser fuerte la Unión Europea, si de forma federalista, lo que quiere Bruselas, o con un enfoque como el que nosotros representamos, basado en los países.
-Una de esas controversias proviene de las leyes sobre los temas LGBT, que no deben ser exhibidos en la televisión y otras restricciones. ¿Sería un ejemplo de ese enfoque?
-Sí, pero es importante entender de qué trata la normativa. Porque no decimos nada sobre el estilo de vida de los adultos. Cada uno hace lo que quiere, vive con quien sea y ama a quien sea. No es tarea del Estado interferir. Pero cuando se trata de niños es una cuestión diferente. Así que la ley dice que el derecho a educar a los niños respecto a la orientación sexual es un derecho exclusivo de los padres. Por eso hemos prohibido que se muestre propaganda a los niños, cuando se trata de propaganda homosexual, cuando se trata de transexualidad. No queremos que las ONG o quien sea vayan al jardín de infantes o la escuela primaria y les expliquen a nuestros hijos: “Ah, independientemente de que seas un chico, también puedes ser una chica”.
-También ha habido diferencias con respecto a Ucrania. Muchos países europeos han tratado de distanciarse de la dependencia del combustible ruso, pero no Hungría. Usted mismo ha firmado acuerdos con Rusia para bombear más gas. ¿Por qué Hungría ha tomado el camino contrario?
-Porque el suministro de energía no es una cuestión de ideología, de sueños o de posturas políticas. El suministro de energía es una cuestión básica y puramente física. Porque necesitas tener fuentes de gas y necesitas tener oleoductos y si no tienes estas dos cosas entonces sigue siendo un sueño. Si miras el mapa de infraestructuras de Europa Central ves que por razones históricas, por determinación, Hungría depende de las fuentes rusas, porque no tenemos ninguna conexión física con otras grandes fuentes de gas. Así que nos gustaría poder acceder a otras fuentes, pero como no hay conexión física -están lejos, no hay suficiente capacidad de interconectores, no hay suficiente capacidad de transporte-, para nosotros la única gran fuente accesible es la rusa. Gazprom ha sido un socio fiable hasta ahora. Y hemos tenido que aumentar el volumen de gas que se almacena, porque se trata de una normativa europea, hemos tenido que aumentar los volúmenes que compramos a los rusos. Así que es una cuestión puramente de seguridad energética, porque no queremos que el pueblo húngaro se vea obligado a pagar el precio de la guerra, porque no es responsable de la misma. Así que si cortamos nuestros contactos con Rusia en materia de suministro energético nos quedaremos sin calefacción, sin industria, sin agua caliente... ¿quién quiere eso?
-¿Le parece que el resto de Europa tiene más recursos disponibles?
-Los que están más al oeste tienen acceso físico a otras fuentes. Los países que tienen costa tienen puertos de GNL, pero nosotros somos un pequeño país sin salida al mar, justo en el centro de Europa. Y debido a la historia, los gasoductos se han construido de este a oeste. Si se mira el mapa energético de Europa, se ve que en la parte central de Europa faltan muchos eslabones cuando se trata de la infraestructura de norte a sur. Así que la mayoría de las infraestructuras son de este a oeste. Y hasta que no se pueda entregar el gas en mochila o en tren, hay que depender de los gasoductos. Es simple, es física. Los políticos intentan construir un marco ideológico en torno a eso, pero no hay ideología, es física.
-En relación con esto, también se menciona al primer ministro Viktor Orban como una especie de vocero del Kremlin. ¿Cuál es la conexión real entre ambos?
-Tenemos una cooperación pragmática con los rusos. Condenamos la guerra muy claramente. Ahora estamos llevando a cabo la mayor acción humanitaria de la historia del país: hubo más de un millón de refugiados de Ucrania que entraron en Hungría, y los abastecemos. Pero mientras tanto, queremos la paz, y creemos que la paz solo llega a través de las negociaciones. Y en lugar de llevar a cabo decisiones y medidas que prolonguen la guerra o incluso la agraven, queremos la paz, y la paz sin negociaciones es imposible. Por eso pensamos que los canales diplomáticos deben mantenerse abiertos, porque si se cierran todos estos canales de comunicación, básicamente matamos la esperanza de tener paz en cualquier momento. Y estamos en la vecindad, así que no podemos descuidar a Rusia. Rusia es un hecho y un factor. Eso es lo que hay que entender. Quiero decir que no somos una potencia nuclear a un océano de distancia de Rusia. Somos un pequeño país sin salida al mar en la vecindad de Rusia. Así que es una situación totalmente diferente para nosotros. Por eso queremos la paz, y para tenerla hay que negociar.
-¿Por qué Polonia reaccionó de forma diferente a Hungría? ¿Hay tanta diferencia? Porque están situados más o menos en la misma zona del mapa…
-Tienen una historia diferente, definitivamente, y tienen un enfoque diferente de la situación actual. Pero con los polacos somos hermanos, realmente consideramos nuestra relación como una hermandad y respetamos su posición. No queremos decir que representen una mala posición, porque no se puede juzgar eso, son polacos. No se puede juzgar una posición polaca sin una mentalidad polaca, al igual que no queremos que nadie más juzgue la posición húngara porque uno, como argentino, italiano, español u holandés, no puede pensar con una mentalidad húngara. Por eso creemos que el respeto mutuo es muy importante en la política internacional. Así que respetamos la posición polaca, respetamos que haya diferencias en cuanto al enfoque en este sentido, pero en el 90% de las cuestiones representamos la misma posición y actuamos juntos.
-Muchos políticos europeos han dicho: “Queremos que Rusia se vaya y que Ucrania gane la guerra”. ¿Qué dice su gobierno? ¿Qué dice usted? ¿Suscriben esto?
-Bueno, es obvio que respetamos la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Una guerra contra otro país es inaceptable. Eso no está en cuestión. Hablamos de esto muy claramente. Condenamos la guerra y queremos que se inicien las negociaciones lo antes posible, porque lo que tenemos que entender es que sin negociaciones no habrá paz. Todas las guerras de la historia han terminado con negociaciones. Así que queremos conversaciones de paz lo antes posible. Ese es nuestro objetivo.
-El papa Francisco estuvo en Hungría el año pasado, después se reunió en el Vaticano con Orban y dijo que quiere volver el año que viene. ¿Por qué cree que tiene estos sentimientos con Hungría?
-Nuestro país tiene un poco más de mil años de Estado cristiano. Estamos orgullosos de nuestra historia cristiana, de nuestra herencia cristiana, de nuestra religión y fe cristianas. Y como dije, somos un gobierno que sigue una estrategia democristiana, una estrategia conservadora, patriótica y cristiana. ¿Y cómo se puede ver eso? Por ejemplo, en lo que respecta al apoyo a las familias: creemos que tener un hijo no debe poner a nadie en una situación adversa en comparación con si no hubiera ningún hijo en la familia. Así que el Estado apoya la escolarización gratuita, la comida gratuita en la escuela, todo tipo de beneficios en los impuestos, etc. También apoyamos mucho a la Iglesia. Y nuestra tasa de fertilidad ha aumentado rápidamente. Y cuando el Papa vino a Hungría el año pasado para celebrar la misa del Congreso Eucarístico Internacional, creo que se encontró con esta situación: 300.000 personas en la misa, la Iglesia cada vez más fuerte, el número de personas que van a las iglesias aumenta. Creo que eso tuvo un impacto en el Papa. Y después de que ganamos las elecciones en abril, el primer ministro tuvo su primera visita al Vaticano. Fue a ver al Papa y hace poco nuestra presidenta también fue al Vaticano. Sería un gran honor para nosotros una visita oficial.
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