Entrevista al analista chileno Axel Callís: “La Convención Constituyente fracasó desde el punto de vista político”
El analista chileno fue crítico con el órgano que redactó la propuesta por no generar un texto que respete proporcionalmente a los sectores de la sociedad
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SANTIAGO, Chile.- Quince días antes del plebiscito constitucional de mañana , las encuestas en Chile fueron silenciadas. La ley de votaciones populares y escrutinios del país no permite la difusión de resultados de sondeos electorales y las proyecciones que hay disponibles –que sí las hay– circulan acotadas o se viralizan de manera subterránea.
En todas esas encuestas –específicamente de tres conocidas consultoras chilenas–, se impone el “rechazo”. Y lo hace hasta por 8 puntos de diferencia por sobre el “apruebo”. Sin embargo, la futurología sobre los resultados asoma una tarea compleja, sobre todo por la incidencia de la obligatoriedad del voto.
“Hay elecciones donde sí se pueden hacer pronósticos y otras, no. Y este es el caso. Chile es un país en que los jóvenes votan de una forma, la gente mayor vota de otra, la gente del sur vota distinto; es decir, hay tendencias asociadas a los territorios, a la edad y a los sexos, pero en este caso sería irresponsable dar un pronóstico”, dijo Axel Callís, sociólogo y director de la consultora Tú Influyes, y uno de los analistas políticos más requeridos del país.
–¿Qué escenarios se abren a partir de este plebiscito?
–Si ganara cualquiera de las dos opciones por estrecho margen, a lo que sí o sí iremos este lunes es a una negociación con el Congreso actual. Pero si no hay un resultado apretado, por ejemplo que gane el “rechazo” 60% contra 40%, no sé si habrá la premura en los dirigentes de la derecha de impulsar los cambios. Y como cada sector es tributario de sus extremos, si ganara el “apruebo” 60% contra 40%, el Partido Comunista podría decir que hay una legitimidad democrática inapelable de la población, y que no habría que cambiar tanto la propuesta con reformas como lo pensábamos. La diferencia será la clave.
–¿Considera que Chile hoy está más polarizado?
–No. Es una elección dicotómica, como todos los plebiscitos, pero no tiene el grado de polarización que tuvo el plebiscito que votó a Pinochet en 1988, ni de cerca. Lo que hay es una crispación a nivel de las elites y de los medios, donde uno ve que hay división hacia abajo. En la vida cotidiana del electorado, no es un evento que haya quebrado familias ni que haya habido actos de violencia en los trabajos. Ahora a nivel de la reacción de la calle, el escenario es que si ganara el “rechazo” habrá focos de descontento en las mismas zonas críticas de siempre de Santiago, pero solo si hubiera alguna aparición provocativa o que hubiera un escenario estrecho.
–El presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, hizo un llamado a “salir a la calle a defender el triunfo del ‘apruebo’” en caso de que en el plebiscito esta opción se imponga de manera estrecha.
–¿Defender de quién? ¿Del Servicio Electoral chileno? ¿Del gobierno? Pero si es su propio gobierno. En Chile no veo a nadie que se quiera robar las elecciones y en Chile robarse una elección es prácticamente imposible con toda la trazabilidad que hay, y dobles pruebas, actas, y colegios escrutadores. Es un sistema aceitado que funciona muy bien.
–¿Qué se juega el presidente?
–Si la diferencia fuera estrecha, Gabriel Boric tendrá que sumar a sectores más moderados como la Democracia Cristiana y pensar en un cambio ministerial, más que nada porque necesitará de esos votos en futuras votaciones en el Congreso. Ahora el programa de gobierno dependerá además de la correlación de fuerzas en el Parlamento chileno y del tipo de votación [de mañana].
–¿Piensa que la Convención corrió el cerco demasiado en esta propuesta constitucional?
–Más que correr el cerco, lo que pasa es que la Convención fracasó desde el punto de vista político porque las mayorías en el órgano no se generaron con relación a las mayorías nacionales, sino que se generaron por las mayorías de la propia Convención. O sea, en Chile hay un 42%-43% de personas que son de derecha y en Chile hay un 30% de gente de centroizquierda y hay un 20% que es de izquierda. Entonces el resultado de la Convención debió haber sido algo que expresara esas mayorías y no las que finalmente emanaron, ciertamente más proclives a la izquierda.
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