Entrevista a Carlos Moedas, alcalde de Lisboa: “En Europa, los extremos se alimentan entre sí”
El dirigente lidera la delegación que viajó a la Argentina por ser su ciudad Invitada de Honor de la Feria del Libro; los desafíos de gobernar en un mundo polarizado
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Lisboa, una de las ciudades más antiguas de Europa, se mudó por unos días a la Argentina. Como la vez en que el Imperio Portugués trasladó toda su corte a Río de Janeiro, sin olvidarse nada, Lisboa ahora desembarcó a lo grande en las costas de Buenos Aires.
Y lo hizo con una enorme delegación de talentosos artistas para participar de la Feria del Libro, que tiene a la capital portuguesa como Invitada de Honor, con la misión de estrechar vínculos entre sus intelectuales y dar a conocer las nuevas fuentes creativas de una ciudad que quiere ser protagonista en cultura e innovación.
Al frente de la delegación está el alcalde de la ciudad, Carlos Moedas, del Partido Social Demócrata (centroderecha). Excomisario europeo de Investigación, Ciencia e Innovación, Moedas gobierna la capital lusa desde octubre de 2021, luego de 14 años de gobiernos socialistas.
En diálogo con LA NACION, el dirigente de 53 años se definió como un “moderado” que trabaja en catapultar a la ciudad a los primeros planos sin descuidar la realidad de los más necesitados, combinando experiencias de gobierno que ayuden desde lo público y lo privado.
-¿Qué tiene para ofrecer Lisboa, una ciudad con tanta historia, a la cultura en la actualidad?
-Yo pienso que Lisboa es una ciudad con alma, es una ciudad que tiene algo que la gente cuando viene se siente del lugar. Yo nunca encontré una ciudad como Lisboa en que la gente rápidamente, seas argentino, seas chino, seas lo que seas, se siente parte. Y eso es algo muy importante para la cultura, porque al final Lisboa viene de 2000 años de diversidad, de 2000 años de trabajar con gente que piensa diferente. Y en la actualidad siento que la ciudad se está tornando un polo de atracción muy fuerte en Europa, sea para la tecnología, sea para la cultura.
-¿Cómo se materializa ese polo de atracción?
-Mi proyecto para la ciudad se ha basado en tres ejes. Uno de la tecnología, de la innovación, del futuro; otro de la cultura; y un eje más profundo y más importante que es el eje social. Porque tú hoy no puedes tener una ciudad o un país que se focalice en innovación, en cultura, y que no proteja a los más vulnerables de la sociedad. Entonces yo siempre digo que por cada euro que pongo en una política de innovación o de cultura estoy poniendo diez euros en política social o 20 euros en ciertos casos. La parte social es muy importante, porque es la base de todo.
-¿Cree que las ciudades individualmente se están manejando mejor en materia de innovación que los países?
-Sí, pienso que las ciudades están más a la altura que los países, pienso que vivimos desafortunadamente un periodo en que los países están menos fuertes y las ciudades están más fuertes. Las ciudades son más antiguas que los países, que el Estado-nación. Antes del Estado-nación las ciudades eran el centro, y creo que están nuevamente en el centro. Hoy el 80% del PBI del mundo se realiza en las ciudades. Son los grandes motores de la economía y del mundo. Porque es en las ciudades donde tú tienes conexiones de intersección con otras experiencias, donde tú te sientas en un café donde está una persona que es médica, otra que es música. Las ciudades son el suelo fértil de esta interacción. Esa es mi visión para Lisboa. La visión es algo que tienes que pensarlo, tienes que repetirlo, y tienes que tener acciones. Y nosotros estamos tomando acciones.
-La semana pasada se celebró en Lisboa el 50 aniversario de la Revolución de los Claveles, el final de la dictadura en Portugal. ¿Qué les dejó ese aniversario?
-Yo pienso que es necesario pensar la Revolución de los Claveles como un mensaje de unión, de moderación. Yo el abril de la revolución lo llamé “el abril moderado”, porque pienso que es lo que necesitamos, lo que el mundo necesita. Yo digo siempre que soy un moderado agresivo. Y hoy en política lo más difícil es ser moderado. Si tú eres de un extremo de uno o de otro tienes la vida más fácil, entonces es mucho más difícil ser moderado, no crear ruido y tener políticas que unan en vez de dividir. En una ciudad el alcalde por definición tiene que ser moderado, porque tú vas a la calle y hay uno que dice “yo quiero cerrar estas calles para poner las bicis”, y viene otro y dice “No, no, no, yo quiero el coche”. Entonces tú tienes que unir.
-En esa celebración había voces con temores del avance de la extrema derecha, en Europa y en el país…
-Yo pienso que los extremos son todos peligrosos, de izquierda y de derecha, y hay que ser claro en ello porque el extremismo no es bueno, el extremismo no defiende las instituciones, y yo pienso que la fuerza de un país son las instituciones y hay que defenderlas. Mi misión política ha sido siempre pensar en esta moderación como mi fuerza, como mi proyecto. Si hablamos de Europa, se ve que cuanto más se polariza la derecha, más se polariza la izquierda, y así siguen, los extremos se alimentan entre sí.
-¿Pero qué pasó con los moderados del centro? ¿En qué fallan para que se voten los extremos?
-El centro dejó de hablar y oír a las personas, el centro dejó de traer respuestas concretas a la gente. La gente no quiere ideología, la gente quiere soluciones a sus problemas y yo pienso que los centristas en el mundo o los políticos más de centro han dejado de tener respuestas. Entonces las personas buscan esas respuestas. Van a buscarlas para la derecha, para la izquierda, y al final no las tendrán… Pero es mi visión. Yo creo en un liderazgo con las personas, para las personas, y ese liderazgo tiene que estar por encima de los partidos, por encima de las discusiones partidarias, y a lo mejor mucha gente en el centro no ha sabido hacerlo.
-En Portugal hay grandes reclamos por la vivienda, la educación, la infraestructura… ¿Cómo fue decayendo?
-Bueno, eso lo tendría que preguntar a los que han estado antes… Pero hay efectivamente un problema de vivienda muy serio en Europa, en casi todas las ciudades europeas. Y este es un ejemplo de lo que venimos hablando. La gente de los extremos lo ve siempre binario. Los que están muy a la izquierda dicen que todas las soluciones tienen que ser hechas por el Estado, los de la derecha dicen que tiene que ser el privado. Yo digo que si quieres solucionar el problema de la vivienda tienes que tener no una, sino muchas soluciones que pasan por lo público, que pasan por lo privado, que pasan por cooperativas. Y solo con todas esas soluciones tú puedes solucionar el problema.
-Va más allá de las ideologías…
-Si tú te cierras en posiciones ideológicas no lo vas a solucionar. Yo en Lisboa tengo mucha financiación pública para viviendas, además tengo el programa más grande de toda Europa, con dinero europeo, más de 560 millones de euros para construir. Pero al mismo tiempo tengo que dar condiciones a los privados para que puedan también tener más licencias para poder construir. Y estamos haciendo cooperativas, que era una idea muy de izquierda, con jóvenes que van, les damos el terreno y pueden construir. Este es un ejemplo de que los partidos se han quedado todos muy arrinconados en sus posiciones.
-¿Lo mismo se aplica la industria?
-En todo. Yo pienso que hoy en día tienes que encontrar capacidad de dar respuesta a las personas, entonces yo como político intento no pensar dónde me posiciono políticamente, sino qué solución tengo para las personas. Yo soy un político que vengo de un área de centro derecha, cierto, pero he sido el primero en Lisboa en poner los transportes públicos gratuitos para los jóvenes y los más ancianos. Yo estoy para encontrar soluciones, y pienso que es importante para la sostenibilidad tener transportes públicos gratuitos para la gente. Entonces, bueno, esa es mi visión.
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