Entrenados para lo peor: las líneas aéreas dictan cursos para aprender a sobrevivir a los accidentes de avión
Participan viajeros frecuentes dispuestos a pagar por las clases, aunque la mayoría son enviados por las empresas; el entrenamiento se da en un simulador de cabina
LONDRES.- Se deslizaron por el tobogán, uno por uno, como chicos en un patio de juegos. Al llegar abajo, se sacaban fotos y chocaban los cinco. Los viajeros frecuentes sonreían y reían, con la esperanza secreta de no tener que volver a usar nunca una rampa de evacuación, porque implicaría que el avión en el que viajaban acababa de caerse.
La demostración del tobogán fue parte de un curso de seguridad de medio día que alienta a los pasajeros a reconocer el entorno del avión y a familiarizarse con los procedimientos ante una emergencia. Los más de 20 participantes aprendieron la mejor manera de prepararse para una colisión, a abrir las puertas de la aeronave y las razones por las que hay que esperar hasta haber salido del avión antes de inflar los chalecos salvavidas.
"En estos días, se viaja tan fácil que la gente se sube a los aviones y no considera los aspectos de seguridad", dijo Andy Cubb, instructor de seguridad del centro de entrenamiento de vuelos de British Airways.
El curso que empezó como un ejercicio de entrenamiento para empleados de empresas petroleras que viajaban cotidianamente a lugares remotos ahora abrió sus puertas a los viajeros frecuentes dispuestos a pagar 265 dólares, aunque la mayoría de los participantes siguen siendo enviados por las empresas para las que trabajan. Se dictan hasta tres cursos por semana.
La clase empieza en el interior de un simulador de cabina de un Boeing 737. Cada cual elige un asiento, se ajusta el cinturón de seguridad, y ahí empieza la demostración. Al igual que en un vuelo real, nadie presta atención, y eso que son pasajeros que saben que está por ocurrir un accidente. El simulador empieza a sacudirse, carretea y levanta la nariz para despegar.
De pronto, la cabina se llena de humo y los asistentes de cabina exclaman "¡Prepárense, prepárense!" Todos bajan la cabeza hasta las rodillas, hasta que reciben la orden de evacuación.
Después, el apretujamiento hasta la salida más cercana. Algunos se manejan mejor que otros. Los cinturones de seguridad no se abren con suficiente facilidad. Una mujer batalla para abrir la puerta de emergencia que se encuentra sobre un ala.
Cuando el humo se disipa, el grupo vuelve a sentarse y aprende que por la puerta pasan entre 6 y 8 pasajeros en el tiempo, que le lleva a uno solo pasar por la pequeña puerta de emergencia que está sobre las alas. Los segundos cuentan. En el simulador, quienes vacilan reciben una dura reprimenda. En la vida real, un asistente de vuelo los empuja por la puerta hacia el tobogán.
¿Los alumnos tendrán que usar este entrenamiento alguna vez? Cada día, 8,3 millones de pasajeros de todo el mundo se suben a unos 93.500 vuelos diarios. Casi siempre aterrizan sin problemas. En los últimos diez años, se han producido sólo 138 accidentes de avión con víctimas mortales en todo el mundo, según la consultora aeronáutica Ascend.
El curso tiene también el objetivo de generar confianza en los pasajeros hacia las personas al frente de la nave. "Los dos tipos que están delante de todo en el avión son probablemente los dos profesionales más controlados y regulados de cualquier industria, mucho más, por cierto, que cualquier médico, abogado o contador", dice el piloto de British Airways Martin Hockfield.
La emergencia imaginaria
Hockfield les cuenta a los alumnos que los pilotos son sometidos a pruebas dos veces al año. En un simulador, practican despegues con fallas en los motores o aterrizajes con pérdida de presión hidráulica. Es como dar el examen de manejo cada seis meses, y con un auto defectuoso.
British Airways espera que las más de 15.000 personas que tomaron el curso desde 2004 puedan actuar como líderes de otros en caso de accidente. Algunos pasajeros se paralizan en medio de una emergencia. Si ven a alguien que actúa con rapidez, calma y confianza siguiendo las indicaciones de los asistentes de vuelo, tal vez, hagan lo mismo.
Los instructores comparten este consejo: durante una demostración de medidas de seguridad antes de un vuelo, todos los pasajeros deben imaginar una emergencia, y usar ese tiempo para ubicar la salida más cercana, así como otra salida alternativa. También verificar dónde se encuentra el chaleco salvavidas y practicar un par de veces la apertura y cierre de la hebilla del cinturón, para adquirir algo de memoria muscular.
Ese día, también compartieron otros consejos. Las luces rojas siempre indican puntos de evacuación, porque es el color que mejor se ve a través del humo. El chaleco siempre debe ser inflado fuera del avión, ya que pueden limitar los movimientos en el espacio reducido de la cabina, y si el agua la inunda, los pasajeros con los chalecos inflados podrían terminar apresados contra el techo, sin poder nadar para salir del avión.
"Crucemos los dedos para que esta tarde haya sido una completa y absoluta pérdida de tiempo -dice Cubb-. Es mucho más riesgoso subirse al auto y llegar manejando hasta el aeropuerto."
Consejos útiles
El curso enseña a los viajeros cómo prepararse ante ?una colisión y además a tener confianza en los pilotos.
Prácticas previas
Antes de subirse al avión, los pasajeros deben observar dónde están las salidas más cercanas. Se aconseja verificar dónde se encuentra el chaleco salvavidas y practicar un par de veces la apertura y cierre de la hebilla del cinturón, para adquirir algo de memoria muscular
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Posición de aterrizaje
En caso de accidente, los alumnos aprenden que se debe bajar la cabeza hasta las rodillas y mantener los pies en el suelo.
El chaleco
El chaleco salvavidas siempre debe ser inflado fuera del avión, ya que puede limitar los movimientos en el espacio de la cabina, y si el agua la inunda, los pasajeros con los chalecos inflados podrían terminar apresados contra el techo
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Evacuación
Por la puerta del avión pasan entre seis y ocho pasajeros, en el tiempo que le lleva a uno solo pasar por la pequeña puerta de emergencia que está sobre las alas.
Traducción de Jaime Arrambide