Entre el aplauso y el escepticismo
RÍO DE JANEIRO.- Aunque la intervención militar en la seguridad del estado de Río de Janeiro fue bien recibida por gran parte de la población, los expertos manifestaron su escepticismo frente a la medida del presidente Michel Temer.
"Es un show mediático para mostrar que el poder público no se queda de brazos cruzados. No es la respuesta adecuada para resolver el problema de seguridad", dijo a LA NACION João Trajano, cocoordinador del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), quien reclamó un programa de acción integrado entre las fuerzas estatales y federales para detener el ingreso de armas y drogas.
En las calles de Río, no obstante, la iniciativa fue aplaudida como necesaria por muchos. "Era inevitable ya que las autoridades estatales fracasaron en garantizarnos la seguridad. Confío en que los militares harán un mejor trabajo", comentó Patricia Rabelo, 54, simpatizante del diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, un exmilitar que está segundo en las encuestas para las elecciones de octubre, detrás del expresidente Lula da Silva.
Río ya recibió la asistencia de militares en varias oportunidades en la última década: entre otras, en 2010 para repeler narcotraficantes en las comunidades del Complexo do Alemão; en 2011 para la "pacificación" de la favela de Rocinha; en 2013 para la visita del Papa; en 2014 para la pacificación del conjunto de favelas de Maré y para el Mundial de Fútbol; en 2016 para los Juegos Olímpicos. El año pasado volvieron al estallar nuevos conflictos en Rocinha. Las acciones militares hasta ahora siempre han sido de corto y mediano plazo, y sus frutos temporales. "Ojalá eso cambie ahora con una intervención en la gestión de toda la seguridad estatal. Lo importante es que no aumenten los enfrentamientos y las violaciones a los derechos humanos; las tropas deben estar bien monitoreadas, no se puede pensar que se está lidiando con enemigos cuando se trata de ciudadanos", resaltó el excoronel de la policía militar Ubiratan Angelo, de la ONG Viva Río.
En la misma línea se expresó el fundador de Río de Paz, Antonio Carlos Costa, que exigió transparencia, prestación de cuentas, cronogramas estrictos, metas mensurables y protocolos de actuación a los militares. "La cuestión de fondo es de naturaleza social; no podemos permitir que siga profundizándose el foso entre ricos y pobres por la falta de igualdad y oportunidades. Si no se actúa en esa dirección, cualquier solución será frágil", afirmó.
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