En una histórica sesión, la UE ratificó el acuerdo y le dio vía libre al Brexit
PARÍS.- So be it. Que así sea, en buen español. Sin sorpresa ni suspenso, el Parlamento Europeo grabó ayer en la piedra la partida definitiva de Gran Bretañaal ratificar masivamente el acuerdo de salida, con 621 votos a favor, 49 en contra y 19 abstenciones. Al término de esa histórica ceremonia, todos sus miembros se pusieron de pie y, tomados de la mano, entonaron "Auld Lang Syne", la célebre balada de adiós escocesa que cantan los scouts de todo el mundo y que proclama: "No es más que un hasta luego / No es más que un breve adiós".
La votación de ayer significó que, 47 años después de adherir a la Unión Europea (UE), mañana a medianoche el Reino Unido se separará de ese bloque al cabo de 42 meses de tensiones, negociaciones e incertidumbre.
Tras anunciar los resultados de la votación, el presidente del Europarlamento, el italiano David Sassoli, concluyó la sesión repitiendo las palabras de la diputada británica anti-Brexit Jo Cox, asesinada durante la campaña del referéndum en 2016: "Es mucho más lo que tenemos en común que aquello que nos separa".
Poco antes, el euroescéptico Nigel Farage, líder del Partido del Brexit, había dejado el hemiciclo tras ser amonestado por hacer flamear una bandera británica mientras expresaba su "odio" a la UE en un discurso particularmente sórdido, que concluyó con un estentóreo "¡Nunca volveremos!".
Cargado de emoción, el debate previo a la votación estuvo marcado por manifestaciones de amistad y reconocimiento a los funcionarios y empleados civiles británicos que trabajaron en las instituciones europeas, sobre todo durante los años difíciles de la ampliación del bloque al este.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se refirió -por ejemplo- a Arthur Cockfield, comisario británico en la década de 1980, como al "padre del mercado único actual". También rindió homenaje al exsecretario del Tesoro laborista Roy Jenkins, por haber facilitado el camino hacia la creación del euro.
Pero como las negociaciones entre la UE y el Reino Unido sobre la futura relación comercial comenzarán el 3 de febrero, Von der Leyen también conminó al primer ministro Boris Johnson a que "escuche el llamado de la industria automotriz y aeroespacial y respete los estándares europeos una vez fuera del bloque".
Von der Leyen reconoció que la UE está haciendo un ofrecimiento sin precedente al Reino Unido: un acuerdo "cero tarifas, cero cuotas". Pero advirtió que, para que eso suceda, Gran Bretaña debe alinearse con los niveles básicos del bloque.
"Estoy segura de que Gran Bretaña y la UE tienen mutuo interés en obtener la asociación más estrecha posible", dijo. "Ningún nuevo acuerdo devolverá los beneficios de formar parte de una sola unión. Pero tenemos el deber de lograr lo mejor para los ciudadanos británicos y europeos en un mundo post-Brexit", agregó. La dirigente alemana concluyó su intervención con una frase de la escritora británica George Eliot: "Solo en la agonía de partir observamos las profundidades del amor. Siempre los amaremos. Ustedes nunca estarán lejos", dijo.
Por su parte, el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt pidió a los diputados que reflexionaran sobre las razones de este fracaso. "Es triste ver partir un país que nos liberó dos veces, que dos veces dio su sangre para liberar a Europa", dijo. "Pienso... que este debate no puede escapar a esa pregunta fundamental: ¿cómo pudo pasar esto?"
Pero los argumentos de Verhofstadt, para quien la UE no supo ser suficientemente federal, no consiguieron convencer a los euroescépticos como Farage. En su intervención final ante el Parlamento, donde fue diputado durante los últimos 21 años, declaró: "Una vez que nos hayamos ido, nunca más volveremos. Y el resto son detalles. Cuando llegué aquí, todos ustedes pensaron que era terriblemente divertido. Pero dejaron de reír en 2016".
Farage fue aplaudido por sus correligionarios, que hicieron ondear banderas británicas: "¡Guarden sus banderas ya que se están yendo!", se indignó Maired McGuinness, una diputada irlandesa que presidía el debate como vicepresidenta del Parlamento. Los diputados del Partido del Brexit abandonaron la sala.
Para los 73 diputados británicos del Europarlamento esa fue la última sesión, y contrariamente a los euroescépticos, muchos de ellos no consiguieron contener las lágrimas cuando tuvieron que intervenir.
Cuando llegó su turno, el jefe de negociadores europeos, Michel Barnier, rindió homenaje a aquellos miembros del Parlamento que "se esforzaron en desarrollar la UE". Para concluir, el hombre que deberá ahora lograr un acuerdo comercial post-Brexit, eligió la pregunta que se hizo alguna vez el exministro Chris Patten, cuando se preguntó si la defensa del interés nacional debía ser la única preocupación de un pueblo: "¿No es acaso necesario ser un europeo antes que un patriota?".
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