La izquierda llega al gobierno de Colombia: asumió Gustavo Petro y llamó a reformar la política contra las drogas en el orden global
El economista y exmilitante del M-19 desembarcó en el poder ante 100.000 personas en la Plaza Bolívar y líderes latinoamericanos como Alberto Fernández; prometió seguir los Acuerdos de Paz de 2016
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BOGOTÁ.- Colombia inicia este domingo un nuevo ciclo político con el desembarco en el poder de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en 200 años de historia republicana. El desafío del nuevo mandatario es impulsar ambiciosas reformas económicas y sociales para reducir la pobreza y la desigualdad en una nación dividida, golpeada por la violencia, y exhausta de la corrupción.
“Hoy empieza la Colombia de lo posible. Estamos acá contra todo pronóstico, contra todos los que decían que nunca íbamos a gobernar. Contra los que dijeron que nunca íbamos a estar en el poder”, dijo Petro en su discurso de investidura. “Hoy empezamos a trabajar para que haya más posibles en Colombia”.
Acompañado por su esposa, la primera dama Verónica Alcocer García, sus hijas e hijos y sus nietas, Petro llegó en la tarde de hoy a la histórica Plaza Bolívar de Bogotá, en donde transcurrió la ceremonia de toma de posesión, un evento lleno de simbolismo y con cruces con el gobierno saliente de Iván Duque.
Agitando banderas con los colores del país cafetero y muchas otras del Pacto Histórico, coalición política con la que el dúo Petro-Márquez logró la mayoría de los votos el pasado 19 de junio, los petristas recibieron a su nuevo presidente al grito de “Sí, se pudo”.
El discurso
En primer lugar, Petro mencionó la construcción de un “país de la vida” en el que se acabe “para siempre con dos siglos de guerra permanente”, en referencia al conflicto armado que sigue siendo una herida abierta para Colombia. Se comprometió a cumplir con los Acuerdo de Paz de 2016 y a seguir a “rajatabla las recomendaciones del informe de la comisión de la verdad que nos cuenta de muertos”.
Habló de reformular la política de la guerra contra las drogas “en el mundo” y exigió que la Convención Internacional “acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado, que ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados, durante estos 40 años, y que deja 70.000 norteamericanos muertos por sobredosis cada año”.
Asentó su plan de reforma tributaria para “llevar una parte de la riqueza de las personas que más tienen y más ganan para abrirle las puertas de la niñez y la juventud”, una medida que considera como parte de “la solidaridad humana”. Indicó que prioriza en su presupuesto la infraestructura para la educación, el agua potable, y la salud para la población que más lo necesita para lograr “una Colombia más igualitaria y con más oportunidades para todos y todas”. El flamante mandatario también aseguró que la infraestructura estará construida en conjunto con los miembros del Ejército, ya que el “ejército, sociedad y producción puede unirse en una ética social indestructible”.
“Los impuestos no serán confiscatorios, sserán implemente justos en un país que debe reconocer como aberración la desigualdad en la que vivimos”, detalló.
Petro apuntó que “el comercio internacional en sí mismo no es ni positivo ni negativo, pero si no se planifica puede destruir economías y vidas”. Minutos después, prometió que su gobierno impulsará políticas para que la igualdad de género sea posible en Colombia.
“Uno o dos siglos nos quedan”, dijo Petro, siguiendo las advertencias de los científicos climáticos. El presidente entrante aseguró que “el cambio climático es una realidad” y que seguirá un modelo que sea sostenible con el ambiente, dispuesto a tomar medidas “sin carbón y sin petróleo”, pero para eso necesita el compromiso de todo el mundo e hizo una referencia particular a las potencias que más gases de efecto invernadero emiten. Propuso además que el FMI acepte cambiar deuda por acción climática.
Las medidas
El presidente del Senado, Roy Barreras, le tomó juramento y la senadora María José Pizarro, entre lágrimas, le impuso la banda presidencial frente unas 100.000 personas, incluidos el Rey Felipe VI de España y nueve mandatarios de América Latina, entre ellos el presidente Alberto Fernández.
La nueva vicepresidenta Francia Márquez, una activista ambiental y abogada, será la primera mujer afrocolombiana en ocupar este cargo. “Juro ante mis ancestros y ancestras, hasta que la dignidad se haga costumbre”, dijo Márquez al presentar juramento.
Así la izquierda colombiana se une al grupo de mandatarios de izquierda y al progresismo que gobiernan en la región como Gabriel Boric, en Chile; Pedro Castillo, en Perú; Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en México; y Xiomara Castro, en Honduras.
Petro, un economista y exguerrillero de 62 años, que también ejerció como congresista, anunció que una de sus primeras acciones de gobierno será implementar un plan para reducir el hambre en el país de 50 millones de habitantes, donde casi la mitad de la población vive en la pobreza, a través de un Plan de Desarrollo y una reforma tributaria.
El mandatario, quien en su juventud militó en la desmovilizada guerrilla del M-19, presentará la próxima semana al Congreso un proyecto de ley para aumentar los impuestos a las personas de mayores ingresos y recaudar inicialmente unos 5800 millones de dólares destinados a programas sociales.
La economía de la nación sudamericana acumula un déficit fiscal cercano al 7% de su PIB, unos valores “excesivamente elevados y, por tanto, insostenibles”, dijo el miércoles en un comunicado el exministro de Hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas.
Entre sus planes de gobierno destaca la prohibición de nuevos contratos de exploración petrolera, una medida que fue pilar en la promoción de Colombia como “una potencia mundial de la vida”, pero que asusta a los mercados. “O petróleo o diversidad humana”, ha declarado el nuevo presidente en entrevistas. “Para los colombianos nos es más importante la riqueza de la diversidad que la del petróleo”.
Además, los planes del mandatario entrante también contemplan educación pública gratuita, subsidios para los ancianos pobres que no reciben jubilación, cambios al sistema de salud, y empleo mínimo garantizado -una estrategia para que el Estado emplea a las personas que no logran encontrar trabajo-.
Petro, quien remplazará en la presidencia al derechista Iván Duque, también buscará hacer una “paz total” para poner fin al conflicto armado interno de casi seis décadas que ha dejado al menos 450.000 muertos solo entre 1985 y 2018.
El exalcalde de Bogotá anunció que restablecerá una negociación de paz con la guerrilla izquierdista del Ejército de Liberación Nacional (ELN) para lo que decretaría un cese bilateral del fuego.
Con los grupos disidentes de las FARC pretende implementar el acuerdo de paz de 2016 que permitió la desmovilización de unos 13.000 combatientes, mientras que busca alternativas jurídicas para las bandas criminales implicadas en el narcotráfico, que recibirían beneficios como rebajas de penas a cambio de delación de rutas.
Aunque la izquierda no logró la mayoría de las 295 bancas del Congreso, Petro consolidó una coalición con las fuerzas de centro y partidos tradicionales, como el Liberal, que le garantizarían la aprobación de sus reformas y la gobernabilidad.
“Venimos a decirle al ELN que dejen las armas”, lanzó Roy Barreras durante su discurso, previo a las palabras de Petro, en el que aseguró que el triunfo del izquierdista implica un “renacer de la esperanza”. “Y al narcotráfico, que dejen de matar”, agregó.
Cruces con Duque a último momento
El gobierno de Iván Duque se negó a que elementos simbólicos de la historia de Colombia formen parte del acto de asunción del izquierdista, como la espada de Simón Bolívar y la escultura de paz de Fernando Botero.
“El equipo organizador del evento de posesión presidencial lamenta que teniendo todos los vistos buenos requeridos y cumpliendo con todos los trámites exigidos, no se pueda contar con la espada de Bolívar en el acto protocolario que marcará el inicio de un gobierno progresista, incluyente, diverso, generador de oportunidades”, precisaron los encargados de la logística, que aseguraron que fue el gobierno saliente el que negó a última hora estas dos piezas.
“Le solicito al mando militar traer la espada de Bolívar, una orden del mandato popular y de este mandatario”, exigió Petro como primer pedido tras su juramento, luego de que el saliente mandatario Iván Duque negara la autorización.
“Esta espada representa para nosotros y para nosotras. Quiero que nunca más esté enterrada, ni retenida, que solo se envaine, como dijo su propietario el Libertador, cuando haya justicia en este país. Es la espada del pueblo”, indicó Petro cuando, finalmente, el elemento simbólico llegó a la ceremonia casi una hora más tarde de comenzado el evento.
La espada del Libertador Simón Bolívar, héroe de la independencia de Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, fue robada por la guerrilla del M-19 en 1974 y devuelta en la década de 1990.
Agencias ANSA, Reuters y AP
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