En un Día de la Victoria sin triunfo, Vladimir Putin define si declara oficialmente la guerra total
Una movilización general de los soldados podría darle un nuevo impulso a Rusia, que sin embargo correría un riesgo inmenso
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RIGA.- En vísperas del feriado más patriótico y solemne de Rusia, el Día de la Victoria, que se celebrará el lunes, en su guerra contra Ucrania el país no tiene ninguna victoria para celebrar. Muy por el contrario, corren infinidad de rumores de que el presidente Vladimir Putin decretará la movilización general de soldados para lograr algún triunfo.
Los analistas consideran que la mayor esperanza de Rusia para torcer el curso de la guerra y derrotar a Ucrania es la movilización, que permitiría fortalecer a las fuerzas desmoralizadas y meterlas de lleno nuevamente en la guerra. Pero los riesgos —admitir que hasta ahora la campaña militar ha sido un fracaso y envalentonar a la oposición nacional rusa— podrían ser demasiado altos.
Muchos altos funcionarios rusos intentaron desmentir esos rumores. “No, no. Se lo puedo decir al aire y también a micrófono cerrado”, dijo el jueves el presidente del parlamento ruso, Vyacheslav Volodin, en Radio Rusa.
Un día antes, en la ciudad petrolera siberiana de Nizhnevartovsk, dos misteriosas figuras dejaron bien en claro lo que piensan de la conscripción. De capucha gris y pantalones camuflados, una de ellas arrojó siete cócteles Molotov contra un centro de alistamiento militar local, mientras otra persona grababa el incidente. Es apenas uno de los seis recientes incendios intencionales en las oficinas de reclutamiento. Varios de los ataques derivaron en arrestos de jóvenes activistas rusos.
A 10 semanas del inicio de la campaña militar, nadie esperaba que las cosas salieran de este modo.
Exultante, el día de la invasión, la editora en jefe de la cadena de televisión estatal RT, Margarita Simonián, dijo con total cinismo que la campaña rusa solo era “un ensayo más del desfile para el Día de la Victoria”. “Lo que pasa es que este año decidieron realizar el desfile en Kiev”, tuiteó Simonián, empleando el alfabeto cirílico ruso para referirse a la capital ucraniana.
Pero las ambiciones de Rusia por combinar su Día de la Victoria –la celebración de la victoria soviética contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial– con otra victoria contra lo que Moscú denomina como “nazis” en Ucrania, se desmoronaron luego del fracaso de la campaña para apoderarse de Kiev. La ocupación del estratégico puerto ucraniano de Mariúpol representa uno de los pocos triunfos de Rusia, pero la ciudad, en ruinas tras los bombardeos, no es el mejor escenario para un desfile. El jueves, jefe de la administración presidencial rusa, Sergei Kiriyenko, descartó un desfile oficial por el Día de la Victoria en esa ciudad.
Desde hace años Putin utiliza la fecha patria para legitimar su gobierno crecientemente autoritario y recurre al mito de Rusia como una nación que nunca invadió a nadie, que solo combate en defensa propia, y que sola, sin ayuda de nadie, salvó al mundo entero de la garra de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, con el pasmoso costo de 27 millones de muertos rusos en la guerra.
“Putin va a utilizar ese día para justificar su guerra contra Ucrania y para recalcar lo que considera la misión histórica de Rusia en el combate contra el fascismo. Tiene que legitimar esta guerra, y está intentando presentarla ante los rusos y el resto del mundo como una especie de lucha por una reivindicación histórica”, dice Tatiana Stanovaya, directora de la consultora política R.Politik, con sede en París.
“El problema estratégico con el que se topa Rusia en este momento es que la sociedad rusa no se ha preparado para una guerra duradera y costosa. Quería una victoria rápida y rotunda, pero Putin no la pudo conseguir”, dice Stanovaya.
Stanovaya asegura que si Putin declara formalmente la guerra y moviliza conscriptos, se tardaría por lo menos seis meses en instruirlos. Eso equivaldría a reconocer que la operación militar especial, como Rusia llama a la invasión, ha sido un fracaso. “Putin no puede admitir eso. No hay señales de que el Kremlin esté dispuesto a pasar de una ‘operación militar especial’ a una guerra”, dice Stanovaya.
Hasta el momento Rusia ha empleado soldados que firmaron contratos de manera voluntaria para incorporarse a sus fuerzas militares. Algunos funcionarios rusos habían declarado que los conscriptos no serían enviados al combate, aunque algunos sí lo hicieron.
En una entrevista con Current Time TV, un canal de televisión financiado por Estados Unidos, el analista militar Ruslan Leviev, del grupo de análisis independiente CIT, dijo que con una movilización parcial, Rusia podría llegar a tomar el control del este de Ucrania, donde se ha concentrado la mayor parte de los combates.
Igor Girkin, un ex funcionario de inteligencia ruso que durante las manifestaciones de 2014 lideró las milicias separatistas en la región del Donetsk, al este de Ucrania, ha señalado en varias oportunidades que sin una movilización general, Rusia se encamina a una guerra infinita, con muchas bajas y una posible derrota.
“En nuestro caso, la movilización es necesaria para ganar, porque esta guerra que nos está desgastando”, dijo el mes pasado en la red social rusa VKontakte, y agregó que el futuro de Rusia dependía de eso.
Pero Dmitri Alperovitch, director de Silverado Policy Accelerator, un grupo de especialistas con sede en Washington, dijo en una entrevista que la movilización militar sería impopular y arriesgada. “Si hay una movilización general, todo el mundo en Rusia conocerá a alguien o tendrá un marido, un hijo, sobrino o familiar que participe del combate”, dijo Alperovitch.
Si Putin decreta la movilización general, “a Rusia le espera por delante una larga guerra”, dice Phillips O’Brien, profesor de estudios estratégicos en la universidad escocesa de St. Andrews. “Primero los rusos tendrán que capacitar a nuevos instructores que a su vez entrenen a todas esas personas.”
La tarea que enfrenta Putin este año es más delicada y compleja que en los Días de la Victoria de años anteriores. Si bien los medios rusos mayormente las han ignorado, en el campo de batalla las bajas de Rusia han sido significativas. Rusia perdió grandes cantidades de tanques, vehículos blindados, aeronaves y buques de guerra, como el más notable de ellos, el Moskva, el buque insignia de su flota en el Mar Negro destruido con ayuda de la inteligencia estadounidense. Según una estimación de la OTAN, entre 7000 y 15.000 soldados rusos han perdido la vida.
La reputación de Rusia como potencia militar de vanguardia ha perdido brillo, y el país sufre el deterioro de un aislamiento económico que probablemente dure años.
Este año, el desfile del Día de la Victoria será más pequeño y humilde que los anteriores, con menos equipamiento en el desfile y ningún mandatario amigo como invitado, ni siquiera el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, quien el jueves criticó el modo en que se ha estancado la guerra.
Pero para muchos rusos, como la moscovita de 79 años llamada Valentina, quedan triunfos y también sacrificios por delante, y apoyan la guerra en Ucrania.
“El Día de la Victoria es nuestro feriado sagrado. Yo siempre lloro ese día”, dice Valentina, sentada junto con dos amigas en un banco de un parque de Moscú. Valentina se negó a comunicar su apellido. “Yo era chica. Mataron a mi tío. Fue terrible. Murió tanta gente, y destruyeron tantas ciudades, pero nuestro país, la URSS, ganó esa guerra, y el 9 de mayo, celebramos a los héroes.”
Valentina luego repite el mensaje de propaganda anti-Ucrania difundido por Putin y los medios rusos, según el cual los ucranianos acosan y matan a políticos prorrusos desde hace años. “Nuestro presidente hizo lo correcto al enviar tropas rusas. Somos un pueblo pacífico, pero había que hacer algo”, dice Valentina.
En el sitio online We Can Explain, asociado al magnate exiliado Mikhail Khodorkovsky, el analista Stanislav Belkovsky predijo que Putin utilizará el feriado para jurar que nunca abandonará el este de Ucrania y que le dará el nombre de “Novorossiya” o Nueva Rusia a una franja de territorio ucraniano a lo largo del Mar de Azov.
Stanovaya espera que Putin haga hincapié en sus reclamos contra Occidente por su apoyo a Ucrania y podría aumentar los esfuerzos para intimidar a Occidente, por ejemplo, con más ensayos de misiles con capacidad nuclear.
Como la campaña militar está flaqueando, los comentaristas de los canales de televisión rusos se quejan de que Rusia combate con una mano atada para evitar bajas civiles –algo sin embargo contrario a las evidencias– y de que lo que prolonga el combate es la ayuda en armas y en inteligencia de Occidente.
Los comentaristas repiten “la idea de que Rusia es víctima de acciones injustas y hostiles de parte de Occidente”, dice Stanovaya. “Eso significa que Putin no necesita verdaderamente ofrecerles algunos triunfos a los rusos. Para él basta con seguir hablando de la misión histórica de Rusia en la lucha contra el fascismo.”
Por Robyn Dixon y Liz Sly
Traducción de Jaime Arrambide
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